Por Erika Hidalgo López
29/05/2018
El temor ante el triunfo de Andrés Manuel López Obrador o AMLO en las presidenciales de México, vuelve a mover sensibilidades. En estos días se reedita la posibilidad de un desmontaje de la Reforma Energética, a la que AMLO considera traición a la patria.
El último comentario de la que se perfila como posible ministra de energía de AMLO, Rocío Nahle, vía tuiter, que reza: «El 1 de julio va a terminar el saqueo de México«, avivó temores.
AMLO es un nacionalista de izquierda. A principios de su campaña amenazó con echar por tierra lo que hasta ahora se ha logrado en materia energética. AMLO prometía eliminar la Reforma Energética como una manera de recuperar a la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex). E igualmente, barrer con la presencia de las petroleras transnacionales que han entrado al país a operar desarrollos energéticos.
El candidato de izquierda había prometido someter a consulta popular la revisión de los contratos suscritos en las subastas. Y desmontar la Reforma Energética. Sin embargo, AMLO dio un viraje táctico. Aseguró que solo revisaría los contratos en busca de irregularidades y posibles hechos de corrupción. Pero el viraje no aminoró los temores de los inversores y de la actual administración.
Nahle inquietó aún más a la industria cuando pidió una mayor participación del Estado en los contratos petroleros. Por el contrario, Gerardo Esquivel, un asesor económico, dijo que continuarán las reformas que permiten mayor exploración en aguas profundas. Pero señaló que el trabajo en aguas poco profundas y áreas costeras podría disminuir, reseñó El Cronista.
Luego de implementada la Reforma Energética en 2013, por el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto han entrado al país empresas de la talla de Royal Dutch Shell, BP, ExxonMobil y Total.
Sobre Venezuela, y de cómo se destruye una industria petrolera
El economista venezolano y analista del sector petrolero, Luis Oliveros, considera que López Obrador, emulando al fallecido ex presidente de Venezuela Hugo Chávez, intentará destruir la institucionalidad. Realidad que va de la mando con posibles cambios, incluso constitucionales.
Para Oliveros AMLO es un personaje de cuidado que sin duda podría minar la Reforma Energética azteca. El desmontaje de la Reforma Energética para Oliveros podría no ser necesariamente una amenaza sino algo real.
El caso venezolano es el mejor ejemplo. Entre la década de los 80 y 90, Petróleos de Venezuela (Pdvsa) abrió las puertas a la inversión extranjera. Su nueva política petrolera llamada «Apertura Petrolera» tuvo varios parangones con lo que es hoy la Reforma Energética en México.
Los capitales de grandes transnacionales hicieron su aparición en la escena. Las licitaciones se dieron, y muchos desarrollos se concretaron. Al triunfo del teniente coronel Hugo Chávez a la presidencia de la República de Venezuela, se barrió con todos los contratos, tanto de los Convenios Operativos como de las Asociaciones Estratégicas. Estas últimas, figuras blindadas, incluso, por el parlamento nacional del momento.
Hoy Pdvsa es una de las empresas petroleras con los peores indicadores. Su dramático descenso en la producción, las desinversiones, la descapitalización de recursos humanos, y las responsabilidades no inherentes a la producción de petróleo han dado al traste con el único ingreso en divisas de Venezuela. Al tiempo que se ha destruido a una de las grandes petroleras del mundo.
En juego USD 200.000 millones por eventual desmontaje de la Reforma Energética
Según data del gobierno a tan solo tres años y medio, ya se comprometieron cerca de USD 200.000 millones. A ello se suma además la generación de un importante número de empleos para los mexicanos.
Según el Secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, el Estado ahora puede expandir la infraestructura energética del país sin recurrir a la deuda pública o al aumento de impuestos, indicó en un comunicado del organismo.
El titular de la Secretaría de Energía (SENER) dijo que en corto tiempo México tuvo una transformación energética. Coldwell estima que ello es resultado del trabajo conjunto entre el Gobierno de la República y la industria. Asimismo, explicó que la riqueza que se genera a partir de la energía, debe contribuir al desarrollo. Los recursos deben ir a educación, salud, ciencia, tecnología, libertad y al bienestar de los mexicanos.
Coldwell indicó que el capital financiero, ahora puede entrar al país como inversión privada y favorecer al Estado con ingresos considerables provenientes de las licitaciones petroleras y los precios obtenidos en las subastas eléctricas de energías limpias.
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