Por Juan E. Ballesteros
27/3/2017
La Policía Nacional ha desmantelado una fábrica clandestina de tabaco en la localidad alicantina de Elche y se ha incautado de material con el que se podrían haber elaborado 40 millones de cigarrillos (dos millones de cajetillas) que constituían un serio peligro para la salud de los consumidores debido a la falta de garantías. En la operación se ha desarticulado una red compuesta por cinco individuos de nacionalidad búlgara, se ha intervenido todo el material y se ha evitado un fraude a la Hacienda Pública de seis millones y medio de euros y la vulneración de los derechos de propiedad industrial de dos importantes marcas tabacaleras.
La investigación policial se inició al detectarse la actividad de una banda de contrabandistas de origen búlgaro con ramificaciones en varios países de la Unión Europea. La red estaba especializada en la comisión de delitos de contrabando, contra la propiedad industrial, blanqueo de capitales y contra la Hacienda Pública.
Sometidos a seguimiento, los agentes actuantes localizaron un almacén en Elche al que llegaba el material en camiones y donde permanecía varias días hasta su traslado a la fábrica. En noviembre de 2016 se localizó un camión cargado con maquinaria industrial para la elaboración ilegal de cigarrillos, pero no fue hasta el mes de marzo de este año cuando se constató un traslado de tabaco hasta Elche, donde fue almacenado en una nave alquilada por la organización donde estaba ubicada la fábrica.
Al comprobarse que se trataba de la misma banda que fue parcialmente desmantelada en el mes de julio de 2016, en una intervención policial en la que también se localizó una nave clandestina en la que se había instalado maquinaria industrial adquirida en países de Europa del Este, se procedió al registro de las nuevas instalaciones, donde fueron localizados los cinco individuos detenidos, todos ellos con antecedentes por estas actividades.
El modus operandi era el mismo que el que se detectó en la operación de 2016. La hoja de tabaco la adquirían a granel en países productores. Llegaban incluso a trasladar desde Bulgaria a los trabajadores que elaboraban los cigarrillos, que trabajaban a destajo en campañas que se prolongaban entre dos semanas y un mes. Las condiciones de trabajo eran insalubres, así como las medidas higiénicas para la fabricación del tabaco ilegal.
En la fábrica clandestina desmantelada ahora, había instalaciones acondicionadas con camas y aseos para los trabajadores, además de cocina y comedor. Se encontró también material suficiente para insonorizarla y un dispositivo de inhibición de señales para impedir el contacto telefónico de los trabajadores con el exterior.
El dispositivo desarrollado el pasado verano concluyó con el desmantelamiento de tres fábricas clandestinas de tabaco; en Toledo, Salamanca y Málaga, con la detención 22 personas y la incautación de maquinaria y material por valor de 7.960.338,15 euros.