Por Juan Emilio Ballesteros
11/10/2017
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El presidente del Gobierno no ha cedido un ápice ante el chantaje de los que se sitúan fuera de la ley y amagan con la declaración unilateral de independencia para Cataluña sin llegar a consumar el golpe. Mariano Rajoy ha comparecido por petición propia ante el Congreso de los Diputados para exigir al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que aclare si ha proclamado la república o no, para actuar en consecuencia, como ya había anunciado repetidamente. En su intervención ha señalado, además, que le da un plazo de cinco días para que de una respuesta, es decir, hasta el lunes.
El desafío soberanista tendría que haber culminado en el pleno del Parlament de ayer, donde se ofició una auténtica ceremonia de la confusión en la que se pretendió una independencia en diferido con el objetivo de ganar tiempo para evitar la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que prevé la intervención de la autonomía por parte del Estado.
Desgarro en Cataluña
Para Rajoy es urgente volver cuanto antes a la legalidad y acabar con el desgarro en Cataluña “con serenidad, prudencia y para recuperar la convivencia”. De ahí el requerimiento que se le ha remitido a Puigdemont para que aclare si ha habido o no una declaración unilateral de independencia, un requerimiento que se realiza “al amparo del artículo 155 de la Constitución que garantiza la claridad que merecen los ciudadanos y su seguridad. La respuesta marcará el futuro en los próximos días. En sus manos está volver a la legalidad. Deseo fervientemente que acierte en su respuesta”.
Junto a la firmeza innegociable ante la secesión, Rajoy supo abrir cauces al diálogo a quienes, al amparo de la Constitución, acepten dialogar y pactar para llegar a acuerdos de convivencia que se plasmen en una nueva configuración del Estado de las autonomías que dé cabida a las aspiraciones de todas las fuerzas políticas. El presidente del Gobierno ha aceptado impulsar una reforma constitucional que avalan la mayoría de los grupos parlamentarios y en la que irá de la mano de los dos principales líderes del bloque constitucional: el socialista Pedro Sánchez y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Ambos han respaldado la posición del presidente del Gobierno y avalan su actuación.
Arbitrariedad y abuso
Rajoy rechazó de forma contundente la estrategia de enfrentar a unos catalanes con otros y a éstos con el resto de España, azuzando el odio, para legitimar un proceso que nació al margen de la ley, una circunstancia que es sinónimo de arbitrariedad y abuso, lo que ha provocado el desorden y la huida de empresas de Cataluña, ante la inseguridad jurídica y un incierto futuro económico cuyas consecuencias ya se están comenzando a afrontar.
Según el presidente del Gobierno, lo que no es legal no es democrático y el referéndum, un fraude de ley y una farsa, fue la excusa injustificable para imponen la independencia que pocos quieren y a nadie conviene. El estrepitoso fracaso de este paripé de urnas, votos y voluntad popular pretendió volar la Constitución, la unidad de España y el propio Estatuto de Cataluña.
Con todo, Rajoy aseguró que pese a la deslealtad de Puigdemont y de sus socios de la CUP, en el empeño de destruir la convivencia, la paz y la libertad, su mano está tendida al diálogo siempre que se den las condiciones para que se desarrollo dentro de la ley, bajo cuyo amparo normativo es posible incluso reformar la Constitución y superar sus actuales contradicciones.