Por Mai Montero
La expresión chilena «Upa Chalupa», que se utiliza cuando una persona propone un plan y el resto se suma a la idea sin pensarlo, es la filosofía que resume el modo de vida de Caro y Vic, así como el nombre con el que bautizaron su blog, donde cuentan todas las aventuras de sus viajes. Esta pareja de diseñadores gráficos decidió dejar de lado su vida convencional y cumplir su sueño: viajar desde Alaska a la Patagonia en una furgoneta convertida en caravana. Para hacer este viaje todavía más especial, tomaron la iniciativa de utilizar como combustible aceite vegetal reciclado.
¿Cuál fue el detonante que hizo cambiar su modo de vida?
Un día, despidieron a Víctor de su trabajo en Chile. Nos pusimos tristes un par de horas pero nos acordamos de la Working Holiday en Canadá, una visa que te permite trabajar y viajar un año dentro de este país, y decidimos marcharnos. Después, a Víctor se le ocurrió que cuando volviésemos a Chile hiciésemos una ruta para cumplir uno de nuestros sueños, que era recorrer Sudamérica en una caravana. Como era muy caro comprar un vehículo de este tipo, transformamos una furgoneta e hicimos que funcionase con aceite vegetal reciclado.
¿Cuánto tiempo llevan viajando y cuántos países han visitado?
El 15 de julio se cumplieron dos años desde que salimos de Canadá rumbo a Alaska, y ya son 12 países visitados y más de 45.000 km.
¿Cómo se financian para poder seguir viajando?
Como somos diseñadores gráficos ofrecemos nuestros servicios en nuestra página de Facebook y a través de nuestro blog. Con estas herramientas se va corriendo la voz y vamos consiguiendo varios trabajos.
¿Cómo ha sido la experiencia de viajar utilizando aceite vegetal reciclado? ¿Puede ser una alternativa práctica al resto de combustibles?
Para nosotros ha sido maravilloso viajar con este combustible. Llevamos más de 30.000 km recorridos con este aceite, lo que se traduce en un ahorro de unos 5.000 dólares, pero no creemos que todo el mundo esté dispuesto a realizar el trabajo que requiere conseguirlo. En la mayor parte de Latinoamérica se tira a la basura por lo que tenemos que anticiparnos y contactar antes con distintas personas para que nos lo guarden. Después, hay que comprobar que nos sirva, porque si el aceite tiene agua o grasa no podemos aprovecharlo. Por último, tenemos que filtrarlo. El proceso de filtrado tarda entre 30 y 40 minutos para 20 litros.
¿Con qué dificultades se han encontrado a lo largo de su viaje?
La verdad es que no hemos tenido momentos difíciles de los cuales no hayamos podido salir. Las principales dificultades han sido mecánicas.
Cuando ha fallado la camioneta siempre hemos tenido suerte y hemos encontrado un teléfono un par de casas más allá, o en un pueblo cercano para pedir ayuda. Víctor compró varias herramientas en EEUU y también ha ido aprendiendo de mecánica en el camino y la verdad es que lo ha hecho muy bien.
Por ejemplo, en el Yukón (Alaska) estuvimos un mes parados con el invierno acechándonos, una estación en la que además de nieve las temperaturas oscilan los 20 ºC bajo cero, pero conocimos a una chilena que nos invitó a su casa y nos acogió más de 30 días.
En abril, cuando llegamos a Panamá nos dimos cuenta que hacía tiempo que no mirábamos nuestra cuenta bancaria y descubrimos que nos estábamos quedando sin dinero. Nos asustamos un poco, porque faltaba poco para llegar al cruce de Panamá a Colombia en Ferry, pero tiramos de nuestra profesión y comenzamos a ofrecer nuestro trabajo vía Facebook. Salieron un par de proyectos que nos ayudaron a recuperarnos.
¿Cómo les han recibido las personas de los distintos países a los que han viajado?
En general son todos muy hospitalarios, nos dan la bienvenida y nos ofrecen su ayuda. Les llama la atención que llevemos conduciendo desde Alaska, la cantidad de tiempo, y sobre todo el hecho de que utilicemos aceite vegetal como combustible.
¿Cuáles han sido las experiencias más divertidas o extrañas que les han pasado en este recorrido?
Al transportar aceite reciclado llevamos olor a comida, lo que atrae a los animales. En Canadá y Alaska hay muchos osos y alces, y la verdad es que no es agradable que se te acerquen unos animales de un tamaño tan grande. Una vez notamos cómo un oso daba vuelta a un barril de 200 litros de aceite al lado de la camioneta. Probablemente quería comer y no logró abrirlo, pero nos asustamos bastante.
En otra ocasión, estábamos en México, acampando en la orilla de un lago. Habíamos preguntado a cinco personas distintas si era un lugar seguro y tranquilo y si podíamos pasar la noche ahí, a lo que la gente respondió que no pasaba nada. Pues mientras estábamos cenando, la camioneta se empezó a mover, como si alguien estuviera intentando entrar o abrir la puerta. Vic cogió su linterna, el spray para osos, y armado de valor salió a la calle. Al encender la linterna se encuentró con un caballo rascándose el trasero con nuestra camioneta. Estábamos asustadísimos.
¿Cómo reaccionaron sus familias al contarles su sueño?
Fueron dos reacciones distintas. En mi caso, mi madre se aterrorizó y se puso a llorar, me decía que me iban a matar en Centroamérica y mi padre se ofuscó y guardó silencio, me imagino que por preocupación y sobreprotección. En el caso de Víctor, sus padres lo felicitaron por atreverse a vivir esta aventura y le dijeron que contaban con todo su apoyo y le deseaban lo mejor.
¿Echan de menos algo de la vida sedentaria?
A veces se echa de menos tener más espacio, pero como usamos CouchSurfing, una red social en la que te comunicas con otras personas que ofrecen alojamiento, algunas veces poodemos hospedarnos en casas de gente local un par de días. En otras ocasiones, cuando paramos a trabajar, a veces alquilamos un estancia con tener internet para estar más cómodos.
¿Piensan que algún día se establecerán en algún sitio? ¿Les sería difícil hacerlo?
Sí, por supuesto. Tenemos muchos planes y nuevos sueños. Queremos establecernos en el sur de Chile, aún no sabemos con exactitud dónde, y construir nuestra casa. Queremos sea lo más autosuficiente posible, utilizando los conocimientos del aceite como combustible queremos generar nuestra propia electricidad, calefacción, usar energía solar y plantar nuestros alimentos.