La Iglesia católica está envuelta un suceso que en términos periodísticos y de redes sociales bien podría compararse con una gran fake news. El agravante es que en este caso cientos o miles o tal vez millones de creyentes podrían estar viviendo en “falsos matrimonios” o haber recibido “falsos bautizos”. O lo que es peor, podrían haber muerto en pecado por recibir una “falsa unción”.
El singular hecho lo descubrió hace poco el sacerdote Matthew Hood, quien fue ordenado en 2017 en Detroit, Estados Unidos. Desde entonces, hizo todo lo que hace un sacerdote: bautizar niños, celebrar matrimonios, perdonar los pecados a los fieles y ungir con los santos óleos a enfermos antes de morir.
Pero al a volver a ver recientemente el vídeo de su bautizo, cayó devastado al darse cuenta de que no era válido. Es como si no lo hubieran bautizado nunca y, por tanto, no puede ser sacerdote.
El 6 de agosto la Congregación para la Doctrina de la Fe dictaminó que solo son válidos los bautizos en los que el sacerdote usa estrictamente la fórmula: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Pero en la década de los ochenta y los noventa en muchas partes del mundo no se usaba esa fórmula, sino que muy frecuente se decía: “Nosotros te bautizamos en el nombre…”.
El caso de Hood se pudo resolver. En una nueva ceremonia lo bautizaron, confirmaron e hizo la primera comunión. Tras un corto retiro lo ordenaron diácono y el 17 de agosto fue ‘reordenado’ sacerdote. El problema es lo que ocurre con las personas a las que él bautizó, casó, confesó y ungió mientras fue un “falso cura”.
Qué dice la Iglesia sobre los bautizos
El sacramento del bautismo administrado con una fórmula “arbitrariamente modificada no es válido”. Quienes así lo han recibido deben ser bautizados «en forma absoluta», es decir, deben repetir el rito según las normas litúrgicas establecidas por la Iglesia. Tal dictamen lo emitió la Congregación para la Doctrina de la Fe y lo aprobó el papa Francisco en junio. Fue a principios de agosto cuando lo divulgaron en respuesta a dos preguntas sobre la validez de un bautismo.
La fórmula objetada dice: «En nombre de tu padre y tu madre, de tu padrino y tu madrina, de tus abuelos, de tus familiares y amigos, en nombre de la comunidad nosotros te bautizamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». La fórmula que debe usarse es la que dice «yo te bautizo» en lugar de “nosotros te bautizamos”.
La carta de la Congregación explica que esa «modificación deliberada de la fórmula sacramental» se introdujo «para subrayar el valor comunitario del bautismo”. El propósito era destacar la participación de la familia y de los presentes. Así se evitaba la idea de la “concentración de un poder sagrado en el sacerdote en detrimento de los padres y de la comunidad”.
Pero en realidad «es Cristo mismo quien bautiza». Ciertamente, en la celebración los padres, los padrinos y toda la comunidad desempeñan un papel activo, “un verdadero y propio oficio litúrgico». Pero esto implica que «cada uno, ministro o fiel, desempeñando su propio oficio, realiza solo todo lo que, según la naturaleza del rito y las normas litúrgicas, es de su competencia». “Cristo es el protagonista del acontecimiento que se celebra”, precisa.
Revisarán los casos de cada afectado
Por lo pronto, el arzobispo de Detroit, Allen H. Vigneron, emitió una carta donde explica a los fieles de su diócesis lo ocurrido y el alcance del dictamen de la Iglesia católica sobre el bautismo. “Lamento profundamente” que este “error humano” haya roto la vida sacramental de algunos fieles, dijo. “Daré todos los pasos necesarios para remediar la situación de todos los afectados”, prometió, al tiempo que pidió que lo ayuden a identificar a quienes necesitan los sacramentos.
Informó que las parroquias donde el padre Hood estuvo asignado también contactarán a aquellos que buscaron los sacramentos con él. El propósito es “que las circunstancias de cada individuo puedan ser examinadas y rectificadas”.
El diácono Mark Springer fue quien “intentó bautizar al padre Hood por primera vez”, dijo Vigneron en su carta, escrita en inglés y español. Eso fue mientras estaba asignado a la parroquia de St. Anastasia en Troy, entre 1990-1999. Él decidió cambiar las palabras adecuadas (fórmula) del bautismo, al usar ‘Te bautizamos’ en lugar de ‘Yo te bautizo’.
La arquidiócesis dio a conocer la identidad del diácono solo para «alertar a las personas con las que es posible no tengamos forma de comunicarnos”, explicó Vigneron.
Al enviar consuelo a sus feligreses, dijo que quienes se acercaron “de buena fe” al padre Hood para recibir los sacramentos “no se marcharon con las manos vacías”. Dios “puede extender y extiende su gracia de manera soberana”.
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