Ser admitido en una de las Universidades de la Ivy League reporta muy buenos réditos, pero mejor negocio es ofrecer por un buen puñado de dólares la clave del ingreso
Inmortalizada en series y películas estadounidenses, la Ivy League representa el pináculo de la educación superior. Ingresar en alguna de sus ocho universidades es el sueño de miles de estudiantes, y de su familia, en todo el mundo. Pero es un privilegio al que muy pocos pueden acceder. Un joven neozelandés asegura poseer la clave de la .
Harvard, Yale, Columbia, Pensilvania, Brown, Princeton, Cornell y Dartmouth son ocho de las instituciones más antiguas y prestigiosas de Estados Unidos. Sinónimo de excelencia académica y un trampolín hacia el éxito profesional. Ingresar es un desafío colosal.
En Estados Unidos hay aproximadamente 20 millones de estudiantes universitarios, la Ivy League albergan unos 118.700, menos del 0,1%. Cada año, entre 30.000 y 60.000 estudiantes altamente calificados compiten por unas 2.000 plazas. La tasa de aceptación del 3% en 2024 las convierte en las más selectivas del mundo.
Ivy League y los muros cubiertos de hiedra
El término «Ivy League» se remonta a la tradición colonial de cubrir los muros de los campus universitarios con hiedra. Surgió, y sigue siendo, una conferencia deportiva universitaria de la NCAA que incluye ocho de las instituciones más reconocidas del mundo. La alianza se ha extendido al ámbito académico y científico. Fundada en 1636, Harvard es la más antigua, seguida de Yale en 1701 y Cornell en 1865.
Ser admitido no solo ofrece la posibilidad de ser visible como talento, garantiza una educación de élite que conduce a logros profesionales superiores y a salarios más altos.
La Ivy League ha sido fundamental en la selección y formación de los mejores y más brillantes. Alrededor de un tercio de los presidentes de los Estados Unidos, igual porcentaje de la lista Forbes 400 de los más ricos y ocho miembros del Tribunal Supremo son ex alumnos de estas universidades.
Además, se incluyen 157 Premios Nobel de Harvard, 76 de Yale y 56 de Cornell. Columbia ha producido 9 jueces de la Corte Suprema, 29 presidentes y 26 ganadores del Oscar. En UPenn se han formado 30 premios Nobel, 169 becas Guggenheim y 80 miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias. Entre otros logros.
Símbolo de prestigio
Graduarse en la la Ivy League no implica una educación de altísimo nivel, sino que proporciona un sello de aprobación meritocrático, acceso a redes profesionales y oportunidades únicas. Ser parte de la Ivy League es un símbolo de prestigio .
Las universidades de la Ivy League figuran entre las 20 primeras del ranking de U.S. News & World Report. Cuatro ocupan el top cinco. Harvard y Columbia se encuentran entre las diez mejores universidades del mundo. Desde 2001, una escuela Ivy League ha sido distinguida cada año como la mejor del país.
Ofrecen una rica tradición y cultural, con una red global de contactos y oportunidades de investigación de élite. También acceso a líderes de opinión y políticos, y una experiencia extracurricular de alta calidad. Solicitar un trabajo en finanzas, consultoría o tecnología resulta mucho más fácil como graduado de la Ivy League.
Son tantos los beneficios que hay padres dispuestos a pagar el precio que sea para descifrar las claves que garanticen que sus hijos sean admitidos en alguna de las ocho universidades.
Negocio redondo
La competencia ha permitido la creación de empresas para asesorar a los estudiantes a superar los exámenes de admisión. Academias de nivelación y perfeccionamiento y de habilidades que exigen las pruebas. En España son especialmente buscadas para las especialidades médicas.
Crimson Education, fundada por el neozelandés Jamie Beaton, ha logrado captar la atención de padres, estudiantes y grandes inversores. Ofrece un servicio de consultoría intensivo diseñado para preparar a los jóvenes a afrontar exitosamente el exigente proceso de admisión a ocho de las instituciones universitarias más antiguas y prestigiosas de Estados Unidos. Dice conocer cómo el descifrar el código de admisión a la Ivy League.
Beaton, de 29 años de edad y ex becario Rhodes, tiene un mensaje claro: una buena educación puede cambiar la vida de un estudiante. Y lo sustenta con el ejemplo de Crimson Education, con un valor de mercado que supera los 554 millones de dólares, que marca el paso en la industria del prestigio educativo.
Modelo exitoso, mercancía inasible
Un modelo de negocio que cuenta con la confianza de inversores como Tiger Management, Tiger Global Management, Icehouse Ventures, el ex primer ministro de Nueva Zelanda John Key y Verlinvest, un fondo con sede en Bruselas.
Los clientes de Beaton han tenido un gran éxito en las admisiones a universidades de élite. Afirma que representaron casi el 2% de los estudiantes admitidos en la clase de pregrado de 2028: 24 en Yale, 34 en Stanford y 48 en Cornell en 2023. Los estudiantes pagan entre 30.000 y 200.000 dólares por un programa de 4 a 6 años que incluye tutoría académica, preparación de exámenes y asesoramiento sobre cómo obtener recomendaciones de profesores destacados y cómo ejecutar proyectos extracurriculares únicos.
Jamie Beaton, el fundador de Crimson Education, posee un extenso un currículum académico. Asistió a Harvard y ganó una beca Rhodes. Lo utilizó para obtener un doctorado en políticas públicas en la Universidad de Oxford. Obtuvo dos másteres en Stanford, uno en negocios y otro en tecnología educativa.
Además, un máster en emprendimiento educativo en la Universidad de Pensilvania, un máster en finanzas en Princeton, un título en derecho en Yale y un máster en asuntos globales en la Universidad Tsinghua en China.
A medida que aumentan los aspirantes a ingresar en la universidad y los cupos siguen siendo reducidos, el mercado de la consultoría universitaria experimenta un crecimiento exponencial. Los padres están dispuestos a gastar grandes sumas de dinero para garantizar el futuro académico de sus hijos y las empresas de consultoría lo aprovechan.
Alta demanda, baja oferta: éxito seguro
En las últimas 3 décadas, el número de estudiantes que solicitan ingreso a las mejores universidades de Estados Unidos se ha quintuplicado. Mientras que el crecimiento del tamaño de las clases en las universidades de la Ivy League es insignificante. Las tasas de admisión bajaron al 3% en escuelas como Harvard y Yale, frente al 20% de hace dos generaciones.
IBISWorld, una empresa de investigación de mercados, estima que los ingresos en consultoría universitaria han aumentado considerablemente en los últimos 20 años. Alcanzan los 2.900 millones de dólares. Desde 1990, los consultores ha pasado de menos de 100 a más de 10.000 en Estados Unidos y 3.000 en el extranjero.
Crimson Education es casi una universidad especializada en admisiones universitarias. Recaudó 75 millones de dólares en 5 rondas de financiación. Emplea a 850 profesores y administradores a tiempo completo y otros 3.000 tutores a tiempo parcial. Mantiene 26 oficinas en 21 países.
Asimismo, 5 empresas de asesoramiento que rediseñó para aplicar su estrategia. La empresa trabaja con unos 8.000 clientes de 6 grados y otros 50.000 estudiantes acuden a la empresa para recibir tutorías. Al llegar otoño, Crimson había recibido solicitudes de ingreso en universidades estadounidenses de 1.636 estudiantes.
El sector carece de regulaciones y, siendo su «producto» una simple promesa, son numerosos los casos de fraude, como el caso poco publicitado Rick Singer, líder del esquema de admisiones universitarias Varsity Blues. Beaton es descrito por sus clientes como una persona afable y seria, con un conocimiento enciclopédico de los programas universitarios y las prácticas de admisión.
La fórmula del éxito: la vanidad
Beaton informó que la Ivy League aceptó 294 solicitudes de estudiantes de Crimson y que desde 2016, los estudiantes de Crimson han recibido 1.003 ofertas de la Ivy League.
La decisión de Tiger Management, un fondo de cobertura de alto perfil, de invertir en Crimson se basó en una sencilla ecuación: una demanda creciente por un producto escaso. Alex Robertson, director de la firma, dijo que la justificación para invertir en Crimson se redujo a la fe en Beaton y la confianza en que el mercado de títulos de élite seguiría creciendo. Robertson dijo que el rendimiento no realizado de la inversión en Crimson, que comenzó en 2014, es de aproximadamente 130 veces.
Alexander Rosenthal, director de Verlinvest, una empresa de inversiones orientadas al consumidor, desestima las críticas de que los asesores universitarios privados inclinan el campo de juego de las admisiones a las universidades de élite hacia los ricos. Según Rosenthal, las universidades han configurado el sistema de esa manera. Su principal preocupación es mantener su estatus y cultivar el prestigio rechazando a la mayor cantidad posible de estudiantes.
Para defenderse de la recurrentes crítica, de Crimson Education argumenta que se limita a proporcionar un servicio que demandan los estudiantes y su familia. Ante su posición clasista, de beneficiar a los más pudientes, responde que ofrece becas a estudiantes de bajos recursos, pero sin cifras ni detalles.
Exacerbar la desigualdad
Desde muy joven dedicó su tiempo a obtener excelentes calificaciones, fundar dos empresas y participar en actividades extracurriculares. Su estrategia era invertir el menor esfuerzo posible en el mayor número de áreas y ascender rápidamente a la cima de la jerarquía.
Después de ser aceptado en 25 universidades de élite, comenzó a dar tutorías a estudiantes que querían seguir sus pasos. Diseñó su programa de preparación universitaria basándose en su propia trayectoria. Identificó una serie de estrategias que cualquier estudiante puede aplicar y aumentar sus posibilidades de admisión en universidades de élite. Había encontrado un modelo de negocio.
Su fórmula se basa en no intentar sobresalir en múltiples áreas y concentrarse en las pocas actividades en las que aventajan al resto, con disciplina y esfuerzo constante. Pero, lo fundamental fue construir una red de contactos que le ofrece información privilegiada sobre el proceso de admisión universitaria y así ofrece un servicio altamente personalizado, adaptado a las necesidades y objetivos de cada estudiante.
Las empresas de consultoría educativa como Crimson exacerban la desigualdad en el acceso a la educación superior. Solo beneficia a los estudiantes que pueden pagar esos servicios y hay una sombra de mala praxis ética ante la posibilidad de manipular el sistema de admisiones universitarias.
Muchos consejeros universitarios como Beaton se aprovechan de las ansiedades de las familias adineradas y que si un estudiante es brillante siempre se destacará entre sus compañeros. No necesitan pagar asesores. Los que acceden habrían sido admitidos sin seis años de asesoría a un costo de 200.000 dólares. Sin duda, Beaton, cultiva la vanidad de sus clientes, y les cobra bien esa búsqueda de prestigio.
Como un analista de Wall Street
Beaton afirma que su papel se enfoca en ayudar a los estudiantes a presentar la mejor solicitud posible. Compara su evaluación de los criterios de admisión de cada universidad con la de los analistas de Wall Street, que desde las fuentes de datos entienden el funcionamiento interno de las empresas.»No hay nada especial en el proceso de admisión que lo haga inmune a la preparación y el entrenamiento», subrayó.
Los datos recopilados sobre las solicitudes aceptadas en la Ivy League le han permitido a Jamie Beaton comprender sus requisitos de admisión. Los estudiantes aceptados tienen una puntuación media de 4,8 sobre 5 en los exámenes de nivel avanzado y toman un promedio de 8,4 clases AP. Los admitidos en Harvard, Yale y Princeton toman un promedio de 10,1 clases AP.
La puntuación media del SAT para ser aceptado fue de 1.568. Las notas fueron cercanas a la perfección. Así, Beaton considera las calificaciones A y A-son aceptables, las B un fracaso. Para aumentar las posibilidades de ser aceptado recomienda a los estudiantes que se enfoquen en uno o dos temas y que realicen actividades relacionadas, pero que una tenga un componente de justicia social. También Beaton da importancia al liderazgo. Lo divide en puestos institucionales y puestos empresariales.
Crimson Education también ofrece estrategias para obtener recomendaciones de profesores destacados. Cruciales en las universidades de élite.
Éxito detrás de un gran fracaso
Beaton admite que solo un tercio de los estudiantes de Crimson alcanzan todas las calificaciones. Los otros dos tercios no tienen grandes posibilidades la mayor posibilidad de obtener la admisión en una universidad de primer nivel a pesar de que la empresa trabaja con estudiantes desde los 11 años, antes de que comiencen la escuela secundaria en el desarrollo de habilidades de estudio y gestión del tiempo.
Christopher Rim, fundador y director ejecutivo de Command Education, señala que la tasa de aceptación en la Ivy League ha alcanzado mínimos históricos del 3% al 4%, algo que no necesariamente significa que la admisión sea más difícil. Al contrario, la flexibilización de los requisitos, como la eliminación de los exámenes estandarizados en algunas universidades, abrió las puertas a un mayor número de solicitantes. «La disminución en las tasas de aceptación podría apuntar a un grupo de solicitantes más amplio, en lugar de un proceso más selectivo», afirma.
Explica que los tiempos han cambiado y que un puntaje alto y calificaciones perfectas no garantizan la entrada. «Las universidades de élite buscan estudiantes apasionados y determinados que persigan “cambios positivos en su comunidad”, agregó.
Mark Dunn, director asociado sénior de difusión y reclutamiento en Yale advierte sobre la importancia de la autenticidad en una solicitud. «Contratar a un asesor de admisión puede ser perjudicial si la solicitud parece manipulada. Llegan muchas solicitudes al comité de admisiones como una larga lista de logros. Sin tener en cuenta el dinamismo adolescente que hay detrás de ellas. ¡Admitimos personas, no logros!”, dijo.
Whitney Soule, decana de admisiones de UPenn, explica que las decisiones de admisión dependen de las necesidades de la universidad y de los distintos programas que intentan cubrir. Desde fuera, eso no se puede saber. “No se puede descifrar. Se trata de la especificidad de lo que necesitamos. Y nadie desde fuera puede anticiparlo”, dijo.
Sin embargo, Crimson Education sigue afirmando que ha descifrado el proceso para lograr ser admitido y continúa ofreciendo la lejana posibilidad deser admitidos en las mejores universidades del mundo.