La electromovilidad y la descarbonización son temas cada vez más importantes en las agendas de un creciente número de naciones. En este sentido, el aporte de la comunidad internacional resulta fundamental para alcanzar las metas propuestas en los próximos años, empezando ahora. Europa, y dentro de ella España, tiene la necesidad de avanzar en estos temas.
El reto, a juicio de los expertos, radica principalmente en dos elementos. El primero, continuar impulsando la eficiencia energética. El segundo, incrementar la participación de las energías renovables, principalmente eólica y solar. Éstas deber ir reemplazando a las centrales de carbón y nucleares.
De este modo, se espera que los objetivos climáticos asumidos por la Unión Europea, para un crecimiento inteligente y sostenible en 2020, puedan ser cumplidos. Estas metas incluyen la reducción de 20% en las emisiones de gases contaminantes, llevar a 20% el uso de energías renovables y lograr 20% de mejora de la eficiencia energética.
El caso de España
Las energías “verdes” podrían lograr un pico de 45.000 empleos en nuestro país. Datos de la Asociación de Empresas de Energías Renovables indican que la industria de generación eléctrica vía eólica puede experimentar un crecimiento de 18.801 empleos (en 2017 tenía registro de 32.833).
Y en relación con la industria de generación eléctrica fotovoltaica, la organización señala que en este mismo año, 2019, habría 27.892 puestos nuevos, alcanzando los 40.200 trabajadores.
Para nuestro país, los retos de la descarbonización y la electromovilidad se resumen en la nueva Ley de Cambio Climático que ultima el Ejecutivo para enviarla a Bruselas. El instrumento legal tiene el objetivo de descarbonizar por completo la economía española.
Este conjunto de normas busca implantar un modelo energético sostenible para España. El compromiso y el reto: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% en el año 2030 y al menos de un 90% en 2050.
Ahorros importantes
Se trata de un proceso descarbonización, con electromovilidad incluida, que permitirá ahorrar al conjunto de la economía más de 400.000 millones de euros en importaciones de combustibles fósiles. Ello facilitaría la electrificación y tendría un efecto en los consumidores. Éste se vería reflejado en la factura que se paga por la electricidad. Así lo ha afirmado en reiteradas ocasiones la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
La normativa también da un decidido impulso a las renovables. Por ello, entre 2020 y 2030 se planea la instalación de un mínimo de 3.000 megavatios de potencia al año en instalaciones de producción de energía eléctrica a partir de energía renovable.
Una de las medidas más controvertidas es la de prohibir para 2050 la circulación de cualquier turismo o vehículo comercial ligero que si emita de forma directa dióxido de carbono.
La apuesta por el coche eléctrico es clara. La normativa establecerá la obligación de que las gasolineras instalen puntos de recarga eléctrica. Esto en función de sus ventas y de territorio. Todo ello con la idea de garantizar una movilidad eléctrica con recorrido por toda España.
Menor coste-eficiencia
Actualmente las renovables son ya más baratas que los combustibles fósiles en muchas partes del mundo. Así lo ha afirmado el reconocido economista británico Nicholas Stern, quien recientemente visitó España. “Todas las compañías hablan del fin de una era. Las alternativas limpias son más atractivas y coste eficientes”, asegura.
Stern ha defendido la necesidad de invertir en modelos alternativos de transporte y en los espacios naturales de las ciudades. “Serán muy productivos. Esto está creciendo”.
Así, los gobiernos y los políticos desempeñan un rol fundamental en esta transición, a juicio de Stern. El experto asegura que las autoridades son son responsables de implementar políticas para favorecer la inclusión sostenible en el proceso.
No obstante, Stern considera que Europa “puede hacerlo mejor” con políticas para regular las emisiones de carbono. Agrega que éstas podrían «tener enormes retornos». En este sentido, destsaca que “no podemos volver a las tecnologías del siglo XIX”.
Descarbonización y electromovilidad en las ciudades
Las renovables siempre van de la mano de las “ciudades inteligentes”. Y ahora surge el concepto de “casas inteligentes” o “smart homes”. Se trata de casas eficientes en las que se pueda controlar el consumo eléctrico. Además, éstas podrían generar su propia electricidad.
Un tema de principal empuje, particularmente en este 2019, será el vehículo eléctrico. Principalmente la movilidad urbana masiva eléctrica. No se debe olvidar que, globalmente, la generación eléctrica y el sistema de transportes (público y privado) representan 50% de las emisiones de C02.
El carbón y el petróleo están sustituyéndose, de a poco, en ese sentido. El transporte, mientras sea masivo y use más la electricidad, va a ser más eficiente. Y, por lógica, menos contaminante. Pero aún se están dando pasos construyendo, por ejemplo, centrales de energías renovables, la gran mayoría fotovoltaicas y eólicas, para seguir empujando la “energía verde”.
El reto para una mayor descarbonización y electromovilidad se están dando a pasos agigantados. En este sentido, 2019 es y será un año de grandes retos.
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