Las catástrofes están dejando de ser fenómenos extraordinarios. Su ocurrencia se ha incrementado. De hecho, en los últimos 20 años, el número de desastres se ha duplicado. Y hay algo más: 90% de ellos están de alguna manera vinculados con el cambio climático.
Así lo destacó la responsable de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDDR), Mami Mizutori. La funcionaria se unió al llamamiento del Secretario General, para que los países tomen medidas durante la próxima década, al considerarla decisiva.
The #ClimateCrisis is also a health crisis.
The same emissions that cause global warming are also largely responsible for polluting the air we breathe.
By reducing CO2 emissions, we take care of our planet & we could also save lives.https://t.co/SwqF0KZUcD pic.twitter.com/jc9kX9bcO7
— UN Environment Programme (@UNEP) January 8, 2020
América Latina y el Caribe son vulnerables
Las Américas y el Caribe son unas de las regiones más expuestas a los desastres, afirmó Mizutori, en declaraciones recogidas por la ONU en su portal web. Subrayó que el incremento de los desastres es algo «que hemos visto a nivel mundial durante décadas, en particular, durante los últimos 20 años». En este sentido, acotó que «el número de desastres se ha duplicado y el 90% de ellos se deben al cambio climático, de una forma u otra».
Es debido a esto, que ya no sólo la intensidad, sino también la frecuencia de las catástrofes se está convirtiendo en la principal preocupación de la sociedad actual.
En el caso de América Latina, un ejemplo reciente es el huracán Dorian que azotó las Bahamas. También están los huracanes que asolaron el Caribe en 2017 y la erupción del volcán de Fuego en Guatemala.
Sin embargo, las malas noticias van aún más allá. Mizutori aseguró que hay muchos otros desastres de corto y medio alcance de los que nunca se ha oído hablar. Se trata de fenómenos que no son tan intensos como los que transmiten los medios de comunicación. «Pero que igualmente se llevan por delante vidas y viviendas».
Por todo ello, «estamos entrando en una nueva normalidad en el mundo».
Warming oceans are threatening seaweed production in Zanzibar, Tanzania, endangering the livelihoods of 25,000 seaweed farmers.@FAO offers a lucrative alternative: farming sea cucumbers, which help boost the bio-economy. #ClimateActionhttps://t.co/iHQh0pROAV
— United Nations (@UN) January 9, 2020
Aún hay mucho por hacer
Existe un acuerdo internacional llamado Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, que se acordó en el año 2015. Este es el modelo que los Estados miembros de las Naciones Unidas deben seguir desde ahora hasta el 2030 para aumentar la resiliencia frente a las catástrofes.
Lo que hace la oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, es apoyar a los países para que puedan alinear sus estrategias nacionales para la reducción de desastres y, en última instancia, que puedan conseguir éxitos en la mitigación del riesgo de desastres existentes y evitar la creación de nuevos.
Agregó que, para el éxito de estos programas, es muy importante prestar atención a las personas más vulnerables. “No dejar a nadie atrás” es uno de los principios fundamentales del Marco de Sendai, agregó la alta funcionaria.
Este grupo está conformado por las mujeres, los niños y los jóvenes, las personas que viven con discapacidades, los pueblos indígenas. «Y, si no tenemos éxito en su protección, no tendremos éxito en la reducción del riesgo de desastres».
«Pero, lo más importante es que también tenemos que hacer que estas comunidades sean agentes de cambio; tienen que incluirse en la elaboración de estrategias, estrategias locales para la reducción de desastres, porque sólo ellos saben cómo pueden ser resilientes en el momento del desastre», agregó.
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