El científico español Juan Carlos Izpisúa (Albacete, 1960) ha recorrido el mundo trabajando en el campo de la biología del desarrollo. Hoy lidera un equipo internacional que ha desarrollado, por primera vez, 132 embriones con células de humano y mono. Esta controvertida investigación genera comentarios que rondan el límite de la bioética y el avance de la ciencia.
El equipo de investigadores estadounidenses, chinos y españoles llevó a cabo el experimento en un laboratorio en China, con experiencia en el desarrollo de embriones de primate fuera del cuerpo.
La manipulación genética humana y lo que ello implica, su finalidad y objetivos, es un tema delicado e incluso rechazado no solo por algunas religiones, sino por científicos. La sola posibilidad de imaginar un híbrido hombre-mono, resulta inapropiado y descabellado. ¿Qué significa este experimento, difundido por la revista Cell y que ha causado revuelo?
La comunidad científica se refiere a estas estructuras embrionarias como quimeras. En clara alusión a los monstruos con cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón de la mitología griega.
En este caso, los científicos inyectaron células madre humanas, aquellas que pueden desarrollarse en tejidos corporales diferentes, en embriones de monos. Tres de estos embriones llegaron a crecer durante 20 días fuera del útero, momento en el que los investigadores interrumpieron el estudio.
Embriones hechos con células de humano y mono
Algunos científicos han manifestado su preocupación por el experimento. Destacan que pese a que los embriones en este caso fueron destruidos a los 20 días, otros podrían tratar de llevar el trabajo un paso más allá.
Además, piden un debate público sobre las implicaciones de crear quimeras de especies mixtas (humanas-no humanas).
En ese sentido, Anna Smajdor, investigadora de ética biomédica de la Universidad de East Anglia, en Inglaterra, consideró que ésta presenta «desafíos legales y éticos significativos». Sostuvo que «los científicos detrás de esta investigación señalan que estos embriones quimera ofrecen nuevas oportunidades. Claro, porque ‘no somos capaces de llevar a cabo ciertos tipos de experimentos en humanos’. Pero si esos embriones son humanos o no es una cuestión no resuelta».
Mientras tanto, Julian Savulescu, director del Centro Uehiro para la Ética Práctica de la Universidad de Oxford, dijo a la BBC que el estudio «abre la caja de Pandora a quimeras humanas-no humanas».
«Estos embriones fueron destruidos a los 20 días de desarrollo. Pero es solo cuestión de tiempo que las quimeras humanas-no humanas sean desarrolladas con éxito. Quizá como fuente de órganos para humanos», añadió el codirector del Centro Wellcome de Éticas y Humanidades.
Quimeras a partir de células humanas y de monos
En ciencia también se conoce el término de quimera a los organismos o embriones creados en el laboratorio con células de dos especies diferentes, en este caso de humano y mono.
Los avances logrados en este campo en los últimos años hacen que esta acepción cobre cada vez más protagonismo. Allanando el camino a la Medicina Regenerativa y al conocimiento de la biología humana.
El equipo de científicos pertenece al Instituto Salk de La Jolla (EEUU) y a la Universidad Católica San Antonio de Murcia. Y el objetivo de la investigación, indicó Izpisúa no es la creación de una nueva especie híbrida. De hecho, los embriones no se han implantado en ningún organismo y su desarrollo se ha detenido sin que se cumplieran las tres semanas de gestación.
Precisó que la finalidad del experimento, es proporcionar un mayor conocimiento sobre las todavía desconocidas primeras fases del desarrollo. Y a más largo plazo, avanzar en la posibilidad de que puedan “fabricarse” órganos humanos en un organismo animal.
Por otro lado, señaló, que estos modelos también podrían ser útiles como plataforma para la evaluación de la eficacia y seguridad de los fármacos. Y para adelantar en la medicina regenerativa y de trasplantes.
«Cada año, decenas de miles de pacientes mueren en lista de espera para un trasplante. La capacidad para generar tejidos o células humanas en una especie hospedadora permitirá avanzar en el campo del xenotrasplante. Y aliviar esa carencia de órganos para el trasplante que ahora sufrimos», refirió Izpisúa.
Los hechos y la investigación
En 2017, el grupo de Izpisúa del Instituto Salk, en La Jolla, EE UU anunció la creación de quimeras de cerdo y humano con el registro de una célula humana por cada 100.000 porcinas. Sin embargo, la intención del investigador español es intentar con monos y humanos, dos especies mucho más próximas entre sí.
En esta ocasión, los experimentos se efectuaron en el Laboratorio de Investigación Biomédica con Primates de Yunnan, China. Utilizaron óvulos de una decena de hembras de macaco cangrejero (un tipo de mono). Los óvulos fueron fecundados con espermatozoides de la misma especie y luego de seis días de cultivo en laboratorio, se obtuvieron un total de 132 embriones, de células de humano y mono.
Posteriormente, añadieron a estas estructuras 25 células humanas conocidas como «pluripotentes”. Esto signiifca que tienen la capacidad para convertirse en cualquier tipo celular como piel, tejido o músculo.
Precisaron que al cabo de un día se detectaron células humanas en los 132 embriones. A los diez días, 103 de los embriones quiméricos seguían desarrollándose. La supervivencia pronto empezó a disminuir y, el día 19, solo tres quimeras seguían vivas.
Entretanto, la bióloga británica Christine Mummery, alerta de que las quimeras de humanos y animales «están traspasando los límites éticos y científicos establecidos”. La presidente de la Sociedad Internacional para la Investigación con Células Madre puso en tela de juicio los argumentos ofrecidos por Izpisúa ante los ensayos.
«El resultado de los experimentos es interesante. Pero justificar su realización en el contexto de la medicina regenerativa para generar órganos humanos en animales para trasplantes, me parece un objetivo muy lejano”, dijo.
Semblanza de Juan Carlos Izpisúa
El científico español es doctor en Bioquímica y Farmacología y ha sido pionero en metodologías para el cultivo de embriones, incluidos primates no humanos, creando embriones y organoides de mamíferos sintéticos.
En particular, Juan Carlos Izpisúa ha traducido tecnologías de reprogramación para fomentar la regeneración en animales vivos con el fin de, por ejemplo, curar el daño cardíaco sin trasplante de células. Todos estos métodos abren el camino para las terapias con células madre para una gran cantidad de afecciones, cita el Instituto Salk.
Asimismo, ha creado nuevas formas de alterar los genes dentro de las células madre. Esto, potencialmente permite a los investigadores crear células personalizadas y «corregidas» que pueden trasplantarse a un paciente para tratar una enfermedad hereditaria. Mostró que el enfoque funciona con varias enfermedades, incluidos los síndromes de envejecimiento prematuro, los trastornos sanguíneos y el Parkinson.
Las plataformas generadas por Izpisúa podrían usarse para corregir otras innumerables mutaciones en líneas de células madre y tratar otros trastornos genéticos. Hoy, el investigador y su equipo, dan a conocer el experimento en el que crean embriones a partir de células de humano y mono. Al advertir que la historia continuará.
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