Hace año y medio cuando la pandemia llegó a Europa se vivió un pico de escasez y desabastecimiento ocasionado por los consumidores. El temor de necesitar y no tener más un confinamiento sin precedentes presionaron a los comercios y servicios al punto de agotarlos hasta la no existencia de oferta.
Hoy el mundo entero se enfrenta a un suceso similar. La escasez prolongada de algunos productos sugiere un posible desabastecimiento. En cierta forma esa carestía vuelve a estar relacionada a la pandemia en diversos aspectos.
Desabastecimiento al son de pandemia
En 2020 la pandemia de la COVID-19 dejó imágenes dramáticas de desabastecimiento. Entre los productos que escasearon se contaron el papel higiénico y otros productos básicos como la leche, el arroz, las legumbres o las conservas.
En general, en territorio español y en todo el mundo la escasez obedeció a la necesidad de tener en casa productos esenciales. Cosas que no se podría salir a comprar. Los confinamientos marcaron el ritmo.
El bajón en la actividad productiva y en la logística de transporte trajo como consecuencia un exceso de demanda no atendida que en este momento ocasiona cuellos de botella en la cadena de suministro.
Tras casi dos años de aquella situación, la variante Delta de la Covid19, mucho más contagiosa marca nuevas restricciones. Esto ocasiona entre otros problemas escasez de personal en los distintos puntos de la cadena productiva. Desde la fabricación hasta la colocada en establecimientos.
Al respecto Miguel Ángel Piqueras García, Director del Grado en Ingeniería en Organización Industrial de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), cree que «el detonante de esta crisis ha sido la pandemia”.
En declaraciones al diario Marca puntualizó que “existían deficiencias previas que ya venía arrastrando el sistema de transporte global de mercancías».
El papel de la crisis energética
Ignacio González, presidente de Aecoc (Asociación de Fabricantes y Distribuidores) advirtió de los problemas ocasionados por las alzas en los precios de la energía. Además señaló en declaraciones a El Econonista sobre otros temas que inciden en la escasez.
«Los costes de la energía, el encarecimiento de las materias primas, la falta de chips, envases y contenedores… aunque no creo que haya problemas de abastecimiento, si es cierto que es una amenaza que está ahí».
Y es que el tema energético ha llegado a puntos tan preocupantes como para que se planteé un escenario de apagón europeo.
Pero no solo la posibilidad del apagón se cierne como amenaza de desabastecimiento. El traslado del costo de la factura de luz pone en jaque la producción de algunos sectores. Al aumentar sus costes sus productos finales tendrán que aumentar. De lo contrario producirán a perdida. Si el precio final se encarece en demasía dejan de tener ventaja competitiva.
Todo lo anterior tiene como consecuencia que en un futuro ciertos sectores productivos prefieran no manufacturar para evitar una ola de perdidas mayor.
De barcos y contenedores
En el mes de octubre la directora general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala alertó sobre la falta de contenedores. Sostuvo, en entrevista reseñada por el diario La Razón, que la recuperación pospandemia fue subestimada por el sector naviero.
“Redujeron la disponibilidad de contenedores y los almacenaron (durante la pandemia) en los lugares equivocados, así que ahora no hay suficientes”, dijo.
Españoles temen al desabastecimiento
La plataforma global de investigación de mercados Appinio realizó un estudio el cual recoge Europapress. Según eso el 60% de los españoles ha mostrado su preocupación por el desabastecimiento y alza de precios generado por la crisis mundial que sufre la cadena de suministro.
Esta encuesta resaltó que el 26% de los participantes aseguró que no ha podido comprar algo que quería por no estar disponible. Por su parte un 25,9% de los encuestados reconoció haber sufrido retrasos considerables en sus compras.
Fernando Bretón, profesor del Máster en Dirección Logística de la Universidad Internacional de La Rioja descartó la posibilidad de desabastecimiento. En declaraciones ofrecidas a Europapress puntualizó que siempre ha habido rupturas puntuales de stock. A juicio de Bretón es «más conveniente hablar de desajuste antes que de desabastecimiento o colapso».