Por Natalia Lobo
07/06/2018
Antoine Griezmann terminó la temporada siendo uno de los nombres más sonados. No solo por su buen desempeño en la final de la Europa League, en la que marcó un doblete, sino también por sonar como el próximo fichaje estrella del Barcelona.
El culebrón lo ha puesto a vivir momentos amargos como ser pitado en el Wanda Metropolitano. Sin embargo, mientras el francés sigue cavilando sobre su futuro, tiene a 7 días en el Mundial, una oportunidad para sacarse las penas.
El francés será la estrella del equipo dirigido por Didier Deschamps. Junto a otros jugadores de gran talento como Kylian Mbappe, Olivier Giroud o Paul Pogba, Griezmann buscará el sueño dorado de hacerse con la Copa del Mundo.
Griezmann, el versátil
Cuando Griezmann era un chiquillo fue rechazado en Francia por su baja estatura, pero encontró en la Real Sociedad un espacio para desarrollar su talento. Con Diego Simeone, Griezmann ha tenido una gran evolución. El paso de extremo a segunda punta, fue lo que le permitió aumentar su capacidad goleadora. Pero, sobre todo, mejorar su rendimiento físico para buscar espacios.
Griezmann puede desequilibrar en cualquiera de las posiciones que se desempeñe ya sea en la banda o por el interior para crear superioridad en ataque. Es zurdo pero no tiene problema en jugar a pierna cambiada. Su capacidad de asociación y de armar juego, así como su regate lo hacen un jugador de primera.
Hambriento de gloria
Griezmann, Balón de Bronce 2016, tuvo a tiro dos de los grandes títulos del fútbol europeo: la Champions League y la Eurocopa 2016. Tanto con el Atleti como con Francia, perdió las dos finales y vio llevarse la gloria a Cristiano Ronaldo.
Dos pérdidas que aumentan el deseo del delantero de hacer un buen papel en Rusia. Con su selección ya demostró que puede aspirar a grandes cosas. En la Euro marcó 6 goles y dio 2 asistencias. Mientras que en la Eliminatorias anotó 4 goles y dio 4 asistencias en 10 partidos. Buenas actuaciones pero, ¿serán suficientes para convertirlo en Rey?