De la duda al escepticismo. Y de nuevo a la duda. La elección presidencial del 3 de noviembre en Estados Unidos ha devenido en una montaña rusa de emociones. De la incertidumbre inicial, se pasó a una remontada de Donald Trump. Luego a una pausa en el conteo de votos. Después, un repunte de Biden. Posteriormente la proclamación de su triunfo por los medios de comunicación. Seguidamente, el presidente canta fraude electoral. Más allá de sus partidarios, pocos lo tomaron en serio. Pero las dudas crecen a medida que más datos aparecen.
Es cierto que, hasta ahora, Donald Trump no ha logrado probar de manera fehaciente que hubo fraude electoral. Sin embargo, con cada día que pasa, surgen más evidencias que apuntan a darle la razón. Varios medios de comunicación han reconocido que, en algunos estados, obtuvo más votos -muchos más- de los que inicialmente se había estimado.
Otro signo llamativo es la manera en que la prensa más anti-Trump ha bajado el tono. Para muchos, han quedado atrás los días en los que abiertamente acusaban al mandatario de «mentir descaradamente» al acusar «sin prueba alguna» un «inexistente fraude electoral».
Aún no hay nada definitivo, pero…
A la luz de los hechos -no de las opiniones- aún no hay evidencia de que hubiera fraude . La tendencia todavía se inclina a favor de Joe Biden. Pero su ventaja no es incontestable. Además, han surgido elementos que indican la necesidad de analizar más de cerca algunas de las denuncias hechas por Donald Trump y su equipo de campaña. Las inconsistencias en algunas cifras, la reputación de las empresas encargadas de contabilizar los votos y los vínculos de estas compañías con el entorno de Joe Biden.
Las inconsistencias numéricas
Uno de los aspectos que merece mayor atención es el relativo a las diferencias que se han presentado en el conteo los votos. En un primer momento, la campaña de Trump denunció que en algunos estados, donde el mandatario estaba ganando, se detuvo el cómputo y, cuando se reanudó había cambiado de tendencia y se dio ganador a Joe Biden.
Desde el comienzo los argumentos del mandatario fueron desestimados. No es inusual que en una elección, conforme avanza el procesamiento de datos, cambien las tendencias. De hecho, en algunos estados ocurrió lo contrario: primero daban ventaja a Biden y luego ganó Trump.
Una bola de nieve
No obstante, en un análisis más detallado, se halló evidencia de graves inconsistencias. Asignación errónea de votos. Papeletas a favor de Trump fueron sumadas a Biden. Algunos casos fueron reconocidos por las propias autoridades electorales, aunque informaron que posteriormente las fallas fueron subsanadas.
Un ejemplo fue lo ocurrido en el condado de Antrim, en Michigan. Allí, los funcionarios confirmaron que una falla de software le dio a Biden aproximadamente 5.000 votos que en realidad habían sido emitidos a favor de Trump. Las autoridades explicaron que la situación ameritó que se realizara un recuento manual. Hubo que extender las horas de votación y los resultados se dieron con bastante retraso.
En cuatro condados de Georgia, las auditorías manuales han mostrado votos que no fueron contabilizados por el sistema automatizado. En tres de los casos, las papeletas contenían más votos a favor de Trump que de Biden. Lo contrario ocurrió en el otro caso.
Los casos no se conocieron inicialmente. Las autoridades locales dijeron que, con la diferencia de votos de ventaja a favor de Joe Biden, los votos «perdidos» no bastan para cambiar la tendencia. Sin embargo, conforme llegan más casos de inconsistencias numéricas de distintos puntos de la nación, la sombra de la duda crece, incluso entre quienes no tomaron en serio las denuncias inicialmente. ¿Tendrá Donald Trump razón después de todo?
Números imprecisos en Georgia
El estado de Georgia se mantuvo a favor de Trump por días. Con el 94 % escrutado, la tendencia se mantenía. Y de repente se revirtió. Hasta ahora, 3 condados han encontrado votos «faltantes», favorables al presidente, en el recuento estatal.
Hasta la medianoche del miércoles 18, el candidato demócrata le llevaba una ventaja de 13.000 votos a Trump. Para ese momento se habían encontrado 5.355 votos sin contar, cuando todavía faltaba supervisar los 159 condados del estado para terminar el recuento. Los funcionarios electorales encontraron 2.600 boletas sin contar en el condado de Floyd. A ellos se suman los 2.755 votos sin contar en el condado de Fayette. Todo esto reduce la ventaja de Joe Biden sobre el presidente Trump. Pero insuficiente para cambiar el ganador.
Reacciones ante las denuncias
Ante hechos corroborados, las denuncias de Donald Trump son tomadas cada vez más en serio. El miércoles en la noche la Comisión Electoral de Wisconsin emitió una orden para volver a contar las boletas en dos condados, a raíz de una solicitud de la campaña del presidente. En una videoconferencia que duró casi seis horas, los miembros de la Comisión, que tiene tres republicanos y tres demócratas, discutieron para finalmente acordar realizar el recuento.
La campaña de Trump había presentado una petición para que se realicen recuentos en los condados de Milwaukee y Dane debido a supuestos «votos ausentes alterados ilegalmente, votos ausentes emitidos ilegalmente y consejos ilegales dados por funcionarios gubernamentales que permiten eludir las leyes de identificación de votantes de Wisconsin».
El gobernador de Arizona, Doug Ducey, anunció que la elección del estado no terminará hasta que se hayan resuelto todos los casos judiciales. La campaña de Trump y el Partido Republicano estatal presentaron demandas en el condado de Maricopa en un intento por impedir que los funcionarios certifiquen los resultados de las elecciones, debido a irregularidades de los votantes.
Las dudas sobre Dominion Voting Systems
Pero las mayores sospechas de un posible fraude electoral pesan sobre Dominion Voting Systems, la empresa canadiense encargada de contabilizar los votos en algunos estados claves, muchos de los cuales han sido objeto de las mayores disputas en esta elección.
Las irregularidades que involucran a Dominion incluyen un condado en Michigan. Allí, 6.000 votos pasaron de Trump a Biden. Las dudas surgieron después de que el condado, de tendencia tradicionalmente republicana, mostrara lo que parecía ser un giro sorprendente e inexplicable.
Los funcionarios inicialmente atribuyeron el problema a la combinación de una falla de software y un error humano. Luego culparon únicamente al factor humano. El Departamento de Estado de Michigan dijo que el secretario responsable no actualizó accidentalmente un software utilizado para recopilar datos de las máquinas de votación y por tanto los resultados no se «combinaran correctamente cuando el secretario informó resultados no oficiales».
Dos máquinas de votación fabricadas por la empresa también presentaron fallas en la mañana del día de las elecciones en dos condados de Georgia. El problema impidió que los votantes emitieran sus votos durante horas.
La campaña de Trump alega que tales cambios ocurrieron en múltiples estados clave donde se implementan los sistemas Dominion. El mandatario citó un informe en un tuit en el que afirmaba que «Dominion eliminó 2,7 millones de votos de Trump en todo el país» y que los estados que utilizan Dominion «cambiaron 435.000 votos de Trump a Biden». La afirmación no ha sido confirmada, pero hay razones para suponerla cierta..
En el ojo del huracán
No es la primera vez que el desempeño electoral de Dominion ha sido fuente de controversia. Por ejemplo, en 2014, una supuesta falla en el software causó el conteo de boletas y retrasos en los informes para unas elecciones provinciales muy reducidas en New Brunswick, en Canadá. En 2018, el sistema de votación en línea de Dominion colapsó durante las elecciones municipales de Ontario.
En ambos casos la compañía se disculpó. Dijo que el problema se debió a una interferencia externa. En Ontario, Dominion adujo limitaciones de «ancho de banda no autorizado». En New Brunswick, culpó al uso de software de terceros, por parte de las autoridades electorales locales.
A la sombra de Smartmatic
Los mayores cuestionamientos a Dominion Voting Systems vienen, sin embargo, de su relación con Smartmatic, una empresa de origen venezolano que ha estado vinculada a reiteradas denuncias de fraude electoral en varios países de Latinoamérica.
Smartmatic, que actualmente tiene sede en Londres, ha sido vinculada desde sus inicio con el régimen chavista, que ha logrado permanecer en el poder en Venezuela por más de 20 años, en medio de reiteradas acusaciones de violación de derechos humanos, terrorismo y narcotráfico.
Rudy Giuliani, abogado de Donald Trump, asegura que el software que emplea Dominion es diseñado por Smartmatic. Fue utilizado para esta elección en Carolina del Norte, Nevada, Georgia, Michigan, Arizona y Pensilvania. Todos son estados clave en este proceso.
Por otro lado, Sidney Powell, quien también forma parte del equipo legal de Donald Trump, también ha reiterado los vínculos de Dominion con Smartmatic. Además, dice que en la junta directiva de esta empresa se encuentra Peter Neffenger, un funcionario de seguridad nacional, que es una de las personas encargadas de apoyar a Joe Biden y a Kamala Harris en su transición al cargo. Aseguró que el holding al que pertenece Smartmatic lo preside Lord Mark Malloch-Brown, un socio de George Soros. Este influyente multimillonario, nacido en Hungría, ha sido señalado por Donald Trump como un colaborador cercano del expresidente Bill Clinton y de la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.
Una defensa poco convincente
La Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA) del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos emitió un comunicado el 12 de noviembre diciendo que «no había evidencia de que algún sistema de votación hubiese eliminado o perdido votos, cambiado votos o que su seguridad estuviera muy comprometida».
El documento fue elaborado por dos grupos de trabajo dentro de la CISA, el Consejo de Coordinación del Gobierno y el Consejo de Coordinación del Subsector de Infraestructura electoral. Pero una mirada más cercana al sitio web de CISA muestra que Dominion Voting Systems es miembro del Consejo de Coordinación del Subsector de Infraestructura Electoral, cuyo comité ejecutivo fue coautor de la declaración emitida por CISA.
El presidente de la Comisión Electoral Federal de Estados Unidos, Trey Trainor, ha dicho que cree que hay evidencia de fraude electoral y otras supuestas irregularidades.
Una ardua batalla
Mientras acusaciones van y defensas vienen, Estados Unidos se mantiene a la expectativa. Con un presidente que no reconoce una aparente derrota. Y un candidato que al que llaman «presidente electo» los medios de comunicación, así como líderes mundiales.
Los hechos recientes no han servido para darle la razón a Trump en sus denuncias. Al menos no todavía. Pero muestran irregularidades que merecen un análisis serio. Solo después de despejar las incógnitas y que se pueda decir, más allá de toda duda razonable, quién es el ganador, las aguas podrán volver a su cauce. Si los antifa no tienen planeado otro episodio de violencia, saqueos y caos.
Por ahora, los medios de comunicación han bajado el tono. Si bien mantienen sus proyecciones de un triunfo claro para Joe Biden, muchos han dejado de centrarse en las acusaciones contra Donald Trump y se enfocan más en los hechos.
Hay denuncias de fraude electoral. Han aparecido inconsistencias numéricas. Una de las empresas encargadas de contabilizar los votos ha sido denunciada por fallas en procesos comiciales anteriores. También se señala por presuntos vínculos con una compañía acusada de participar en elecciones amañadas en otros países.
A Donald Trump le falta un buen trecho para demostrar la certeza de sus denuncias de fraude electoral. El tiempo avanza y las cartas están en su contra. Pero a pesar de ello, el magnate ha advertido que sería una mala decisión apostar en su contra. En algo ha probado que tiene razón: el partido aún no ha terminado.
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