Por Maria Luisa Gaspar | Efe
22/06/2016
El talento creativo y autodestructor de la Beat Generation, movimiento surgido en Nueva York en la última posguerra mundial, que vivió hasta la década de los años 60 sus mejores momentos entre San Francisco (EEUU), México, París y Tánger (Marruecos), toma desde este miércoles en el Centro Pompidou de París.
Celebran los hallazgos de esta generación que escandalizó al puritano país del senador estadounidense McCarthy, represor de sospechosos procomunistas, 600 fotografías, textos, documentos, filmes, vídeos, cuadros, dibujos, objetos y aparatos reproductores de escritos, imágenes y sonidos.
La espina dorsal de la muestra es el rollo de la segunda versión original, de 36 metros de largo, en el que Jack Kerouac escribió On the road, un clásico de la literatura del siglo XX.
Rodeada de vídeos y proyecciones a ambos lados, la vitrina infinita donde reposa el manuscrito estructura el conjunto de las salas y conduce al final del periplo a un ejemplo del equipo viajero de Kerouac, zapatillas, camiseta blanca, pantalón caqui, gorra y petaca incluidos.
Junto con su obra, brilla en el Pompidou parisino hasta el próximo 3 de octubre el particular arte de vivir que el autor compartió con William Burroughs y Allen Ginsberg, los otros dos miembros fundadores del trío maldito. Su encuentro, en 1944, en la Universidad neoyorquina de Columbia, marcó la agenda vital de los tres amigos desde el inicio de la Guerra Fría, y con ella, en pocos años, la de un centenar de artistas y escritores afines.
«Todos hicieron un uso inmoderado de todo tipo de drogas,» explicó a Efe el comisario principal de la muestra, Philippe-Alain Michaud, quien trabajó en colaboración con la estadounidense Rani Singh y el francés Jean-Jacques Lebel, miembro en su día del grupo. Su historia «es violenta, llena de muerte, locura y adicciones, pero también de momentos de éxtasis muy bellos, en México en particular», subrayó Michaud, quien estructuró ese viaje vital en forma de periplo geográfico.
De principio a fin recuerda la expansión del movimiento desde Nueva York a San Francisco y cómo encontró en México un país iniciático donde vivir la experiencia extrema del Yagé, la tradicional y psicótropica Ayahuasca amazónica.
Paradójicamente, la estadía en la Costa Oeste les catapultó a la fama, a raíz del proceso por obscenidad -que ganaron- contra la publicación del poema Howl, de Ginsberg, y su histórica lectura en la Six Gallery, otro lugar clave de la «beat», junto con la editorial City Lights, del también poeta Lawrence Ferlinghetti.
Miembro esencial del grupo desde 1950, el marginal y nada universitario Gregory Corso, considerado por Michaud como el cuarto de estos tres mosqueteros; y poetas como Philip Lamantia, Michael McClure o Peter Orlovsky son otras figuras honradas ahora en París. Cuadros, dibujos, textos, filmes y artefactos diversos dan cuenta del paso del grupo por la capital del Sena, entre 1958 y 1963.
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— Centre Pompidou (@centrepompidou) 21 de junio de 2016
La inspiración parisina se ilustra también con la reconstrucción de una de las habitaciones del mítico hotel del Barrio Latino en que vivieron, el «Beat Hotel», enclave de la marginalidad políglota de la posguerra y cuartel general de sus experimentaciones.
Un ciclo de cine, una serie de conciertos y encuentros, así como otras programaciones por venir completan la exposición, que en cierta forma refuerza a su vez otra muestra que el Pompidou acaba de inaugurar, Un art pauvre, cuyos artistas, como los «beat», gustan crear sus obras con los mínimos y más reciclados medios.