¿Qué pasaría si de aquí a los próximos 15 años el mundo dejara de comer carne? La respuesta más sencilla es que salvaríamos millones de animales cada año, y es verdad. Pero, y si te decimos que también evitaría la crisis climática ¿lo creerías? Partiendo de esta premisa un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford y la Universidad de California en Berkley realizaron un estudio el cual revela que eliminar gradualmente la cría de animales a nivel mundial, combinada con un cambio global a una dieta 100% basada en plantas detendría el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero atmosféricos durante 30 años. Es decir, nos podría acercar a los objetivos establecidos en el Acuerdo de París. Y no solo eso, sino que nos daría más tiempo para acabar con nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
El estudio, publicado en la revista PLoS Climate, demuestra que acabar con las granjas en los próximos 15 años daría como resultado una reducción del 68% en las emisiones de dióxido de carbono hasta 2100. Lo que representa el 52% de las reducciones de emisiones necesarias para limitar el calentamiento global a 2 °C por encima de los niveles preindustriales, y se evitarían así consecuencias devastadoras para el planeta.
Eliminar progresivamente el consumo de carne en una década y media generaría la disminución de metano y óxido nitroso. Así como la recuperación de la biomasa de los ecosistemas nativos, destruidos o alterados por el ciclo productivo de la carne.
Eliminar gradualmente el consumo de carne
Para el estudio, los académicos prepararon cuatro escenarios diferentes. En primer lugar, eliminar inmediatamente la ganadería y transición a una dieta 100% vegetal. Como segundo escenario propusieron la transición de 15 años a una dieta vegana global. También eliminar inmediatamente solo la carne de res y una transición gradual de 15 años en la que se elimine por completo la carne de res.
Cada uno de estos escenarios va acompañado de una reducción significativa de las emisiones. Sin embargo, la tercera opción es donde los investigadores creen que existe el mayor potencial de cambio, al mismo tiempo que es factible.
Los investigadores usaron un modelo climático simple mediante el cual predijeron la influencia que estos cambios tendrían en la evolución de los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera en el resto del siglo.
Patrick Brown y Michael Eisen, dos de los autores del estudio, dijeron que únicamente utilizaron datos oficiales sobre producción animal, emisiones asociadas al ganado y potencial de recuperación de biomasa en tierras que actualmente se utilizan para pastoreo y cultivo de alimentos y forrajes.
Recientemente, varios artículos ya analizaron el poder del cambio en la dieta que los humanos deberíamos hacer para lograr nuestros objetivos climáticos. Bien sea fomentando más dietas basadas en plantas en las naciones ricas o intercambiando carne roja por carne de aves de corral.
Un esfuerzo para reducir drásticamente las emisiones
Si bien es un cambio importante y difícil en nuestras vidas, las consecuencias serían asombrosas, según el estudio. Esta audaz transición eliminaría grandes cantidades de gases tóxicos para el planeta en escalas de tiempo relativamente cortas. Y solo a través de la forma en la que comemos.
Tanto el metano como el óxido nitroso son gases de efecto invernadero que provienen de la ganadería y la producción de piensos. Ambos contribuyen significativamente al aumento anual de las emisiones. Incluso más que el dióxido de carbono.
Otro factor a tomar en cuenta es que estas dos sustancias se degradan más rápidamente que otros gases en la atmósfera. Por tanto, si eliminamos gradualmente su producción el clima se enfriaría más rápido de lo jamás pensado.
La investigación titulada «La rápida eliminación global de la agricultura animal tiene el potencial de estabilizar los niveles de gases de efecto invernadero durante 30 años y compensar el 68% de las emisiones de CO2 de este siglo” demuestra que a medida que la agricultura animal se elimine gradualmente y la biomasa se acumule en tierras regeneradas, habrá un enfriamiento global a partir de 2030. Estos efectos alcanzarían su punto máximo durante los 30 años posteriores a eso, hasta 2060.
No comer carne nos acercaría a los objetivos del Acuerdo de París
El estudio además revela cifras sorprendentes. Dejando de comer carne en unos quince años, se podría obtener el mismo beneficio climático que la reducción anual de 25 gigatoneladas de emisiones de CO2 de la atmósfera. Las emisiones antropogénicas anuales actuales son de 36 gigatoneladas al año, lo que significa que los efectos de este cambio dietético relativamente gradual lograrían una reducción del 68% en las emisiones antropogénicas para fines de siglo.
Los autores también explicaron que una dieta basada en plantas ayudaría al planeta a alcanzar más rápidamente los objetivos planteados en el Acuerdo Climático de París. En concreto, aseguran que el efecto de enfriamiento de la agricultura animal reducida es lo suficientemente sustancial como para lograr más de la mitad de las reducciones de emisiones netas necesarias para mantener el calentamiento global por debajo de 2 °C para 2100.
Pero dejar de comer carne sin duda requerirá inversiones significativas para que esta transición sea más justa e inclusiva, enfatizan los investigadores del estudio. También se necesitaría mucho apoyo financiero para los ganaderos, quienes no deberían tener que sufrir las consecuencias del alejamiento global de la carne. Y aunque son grandes desafíos, son necesarios para evitar el calentamiento global.