Defender la libertad de empresa y al mismo tiempo proteger otros derechos sociales no es tarea sencilla. Un excesivo laissez faire abre la puerta a conglomerados todopoderosos, con efectos nocivos, como pudo ser el imperio periodístico de William Randolph Hearst. La economía social de mercado apunta a lograr un equilibrio justo con leyes antimonopolio, pero ello no acaba con la polémica. Por este tipo de medidas, algunas empresas emblemáticas han sido blanco de demandas, entre ellas la Standard Oil, Microsoft y ahora Facebook.
En 1911, una decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos obligó a la Standard Oil, que en un momento controló el 90% del mercado petrolero estadounidense, a dividirse en 30 empresas. En 1998, le tocó el turno a Microsoft. El juez dictaminó que la empresa violó partes de la Ley Sherman Antimonopolio y le ordenó dividirse en dos entidades.
La hora de Facebook
Esta semana, la Comisión Federal de Comercio y más de 40 estados de la Unión Americana acusaron a Facebook de comprar a sus rivales para aplastar ilegalmente la competencia. Pidieron que se resuelvan los acuerdos. Estas acciones intensifican la batalla de los reguladores contra las mayores empresas de tecnología. Lo que salga de allí podría rediseñar la industria de las redes sociales.
Los reguladores federales y estatales han investigado a la compañía durante más de 18 meses. En demandas separadas dijeron que las compras de Facebook eliminaron la competencia que algún día podría haber desafiado el dominio de la empresa. En concreto, se refieren a la adquisición de Instagram por 1.000 millones de dólares en 2012 y WhatsApp por 19.000 millones 2 años después.
Un enorme poder
Desde esos acuerdos, Instagram y WhatsApp se han disparado en popularidad. Ello le ha dado a Facebook control sobre tres de las aplicaciones de mensajería y redes sociales más populares del mundo. Las aplicaciones han ayudado a catapultar a Facebook. La empresa que comenzó en un dormitorio universitario hace 16 años es ahora una potencia de Internet valorada en más de 800.000 millones de dólares.
Los fiscales dijeron que Facebook debería dividir Instagram y WhatsApp, y que deberían aplicarse nuevas restricciones a la empresa en futuros acuerdos. Estas son algunas de las sanciones más severas que los reguladores pueden exigir. La empresa de Mark Zuckerberg anunció que planeaba defenderse enérgicamente de las acusaciones.
Los mitos del caso Standard Oil
Estas demandas contra Facebook han servido para revivir la polémica que este tipo de medidas han generado en el pasado. El caso Standard Oil de 1911, por ejemplo, continúa dividiendo opiniones más de un siglo después. La compañía de John D. Rockefeller habría utilizado su posición dominante y prácticas anticompetitivas para explotar a otras empresas. Esto, a su vez, justificó la acción antimonopolio de los tribunales.
El mito popular es que Standard Oil se involucró en un comportamiento depredador al comprar refinerías competidoras para luego elevar los precios por encima del nivel competitivo. Pero los precios no subieron después de que Standard Oil adquiriera otras refinerías. Los precios bajaron, como es habitual en los productos nuevos.
La razón por la cual Rockefeller compró estas refinerías no fue, entonces, para propiciar una subida artificial de precios, en condiciones de competencia desleal. En realidad, estaba preocupado por la forma inferior y peligrosa en que algunos refinadores fabricaban queroseno, el principal producto de ese momento.
Por lo tanto, al empresario le interesaba comprar las refinerías de calidad inferior y mejorarlas para producir un estándar más alto de queroseno, así como una larga lista de otros productos del petróleo que se desarrollaron más tarde.
En segundo cargo contra la Standard Oil, se alegó que la empresa coaccionó los descuentos de precios de los ferrocarriles por el envío de petróleo crudo y queroseno. Sin embargo, lo que generalmente no se menciona es que los ferrocarriles en el siglo XIX estaban tratando de formar un cartel para cobrar precios por encima del mercado.
Debido a que Standard Oil era una corporación nacional que transportaba mucho petróleo crudo y queroseno en los ferrocarriles, estaba en una buena posición para alentar a algunos miembros del cártel ferroviario a «hacer trampa», dejando de cobrar sobreprecios.
La hora de Microsoft
Otro blanco de acciones antimonopolio ha sido Microsoft. En 1998, el Departamento de Justicia y los fiscales generales de 20 estados diferentes presentaron cargos antimonopolio contra la empresa.
Buscaban determinar si el empaquetado de programas adicionales de la compañía en su sistema operativo constituía acciones monopolísticas. La demanda se presentó después de las guerras de navegadores que llevaron al colapso del principal competidor de Microsoft, Netscape. Esta caída ocurrió cuando la empresa de Gates comenzó a entregar su software de navegador de forma gratuita.
El gobierno acusó a Microsoft de dificultar a los consumidores la instalación de software de la competencia en computadoras operadas por Windows.
El caso levantó una enorme polvareda. Un grupo de economistas incluso publicó una carta abierta de página completa al entonces presidente Bill Clinton en los principales periódicos, en apoyo de Microsoft. En el texto, afirmaban que las leyes antimonopolio perjudican a los consumidores y al éxito de las empresas nacionales en la competencia global. Instaron a las autoridades a abandonar el proteccionismo impulsado por estas normas.
El temor ante las tecnológicas
Las demandas contra Facebook, presentadas en el Tribunal de Distrito para el Distrito de Columbia, subrayan el creciente tsunami bipartidista e internacional contra las Big Tech. Los legisladores y reguladores se han concentrado en el control que Facebook, Google, Amazon y Apple mantienen en el comercio, la electrónica, las redes sociales, las búsquedas y la publicidad en línea, rehaciendo la economía de la nación.
A finales del mes pasado, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos presentó una demanda histórica contra Google, alegando que el gigante tecnológico en expansión tiene monopolios ilegales en búsquedas y publicidad en búsquedas.
Hasta dónde se llegará
La Cámara de Representantes de Estados Unidos ha criticado a Google y otros gigantes tecnológicos. Publicó un informe mordaz de 449 páginas sobre sus prácticas supuestamente anticompetitivas. Una coalición de varios estados, encabezada por el fiscal general de Texas, Ken Paxton, está realizando su propia investigación sobre Google.
En el caso de Facebook, las demandas se centran en el papel que desempeña la recopilación de datos por parte de la empresa, para supuestamente mantener su poder de monopolio. Las denuncias describen cómo ese supuesto poder le da «amplia libertad» para crear los términos en los que puede recopilar y utilizar la información de sus usuarios.
Estas demandas alegan que Facebook puede hacer lo que le plazca con los datos de los usuarios para atender sus propios intereses comerciales porque los usuarios no tienen alternativas a las que recurrir, incluso si prefieren otras prácticas de datos.
Las demandas contra Facebook y contra Google muestran lo importante que se han vuelto estas empresas para la forma en que los estadounidenses se conectan entre sí y buscan información. Lo que hace más de un siglo era el poder del petróleo, hoy es el poder de las redes de información.
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