En las condiciones políticas y económicas actuales, la demanda mundial de petróleo y gas alcanzará su punto máximo en 2030, según las últimas proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía. Una acción más enérgica para abordar el cambio climático significaría claras caídas en la demanda de ambos combustibles en los años siguientes. Si los gobiernos cumplen sus compromisos nacionales en materia de energía y clima del Acuerdo de París, la demanda caería un 45% por debajo del nivel actual para 2050. El camino para alcanzar emisiones netas cero a mediados de siglo.
Además, para mantener el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C al alcance, es necesario que el uso de petróleo y gas disminuya en más de un 75% para 2050. Sin embargo, según el informe de la AIE, este sector de combustibles fósiles, que proporciona más de la mitad del suministro mundial de energía y emplea a casi 12 millones de trabajadores el mundo, ha sido, en el mejor de los casos, una fuerza marginal en la transición a un sistema de energía limpia.
Actualmente, las empresas de petróleo y gas representan solo el 1% de la inversión en energía limpia a nivel mundial, y el 60% de esa cifra proviene de solo cuatro empresas. De allí, la importancia del acuerdo logrado en la cumbre climática de la ONU, dijo el director ejecutivo de la AIE.
“Mientras el mundo sufre los impactos de una crisis climática que empeora, continuar con las cosas como siempre no es ni social ni ambientalmente responsable”, afirmó Fatih Birol.
Demanda de petróleo llegará al límite en seis años
El ejecutivo de la agencia instó a los gobiernos a asumir compromisos más serios y responsables de cara al empeoramiento de la crisis climática y el impacto social y económico que ello supone.
“Los productores de petróleo y gas del mundo deben tomar decisiones profundas sobre su lugar futuro en el sector energético global. La industria debe comprometerse a ayudar genuinamente al mundo a satisfacer sus necesidades energéticas y sus objetivos climáticos. Esto significa dejar de lado la ilusión de que la solución es capturar cantidades inverosímilmente grandes de carbono”, señaló Birol. “Este informe muestra un camino justo y factible a seguir en el que las empresas de petróleo y gas disminuyan la producción y con ello, se reducirá la demanda. Al mismo tiempo asuman un interés real en la economía de energía limpia”.
La industria de hidrocarburos abarca una amplia y diversa gama de actores. Desde pequeños operadores especializados hasta enormes compañías petroleras nacionales. La atención a menudo se centra en el papel de las grandes empresas del sector privado, pero estas poseen menos del 13% de la producción y las reservas mundiales de crudo y gas.
Sostiene el documento, que la estrategia de transición de toda empresa puede y debe incluir un plan para reducir las emisiones de sus propias operaciones. La producción, el transporte y el procesamiento de petróleo y gas generan casi el 15% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía. Equivalente a todas las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía de EE UU. Tal como están las cosas, las empresas con objetivos de reducir sus propias emisiones representan menos de la mitad de la producción mundial de petróleo y gas.
Inversiones en energías limpias y baja de emisiones
Para alinearse con un escenario de 1,5 °C, las emisiones propias de la industria deben disminuir en un 60% para 2030. La intensidad de las emisiones de los productores de petróleo y gas con las mayores emisiones es actualmente de cinco a diez veces mayor que aquellos con las más bajas. Esto muestra un gran potencial de mejora. Además, las estrategias para reducir las emisiones de metano son bien conocidas y normalmente pueden implementarse a bajo costo.Estas emisiones representan la mitad de las emisiones totales de las operaciones de petróleo y gas.
Si bien la producción de petróleo y gas es mucho menor en las transiciones hacia cero emisiones netas, no desaparecerá, ni siquiera en un escenario de 1,5 °C. Precisa el informe que se necesita cierta inversión para garantizar la seguridad del suministro de energía. Y proporcionar combustible a sectores en los que las emisiones son más difíciles de reducir. Sin embargo, no todas las empresas de petróleo y gas podrán mantener la producción. Esto requerirá que los consumidores envíen señales claras sobre su dirección y velocidad de viaje para que los productores puedan tomar decisiones informadas sobre el gasto futuro.
Los 800 mil millones de dólares que actualmente se invierten cada año en el sector del petróleo y el gas son el doble de lo que se necesita en 2030 en un camino que limite el calentamiento a 1,5 °C. En ese escenario, las caídas de la demanda son lo suficientemente pronunciadas como para que no se necesiten nuevos proyectos convencionales de petróleo y gas de largo plazo. Incluso sería necesario cerrar parte de la producción existente de petróleo y gas, indica la AIE.
Hidrógeno, captura de carbono y biocombustibles líquidos
En las transiciones hacia cero emisiones netas, el petróleo y el gas se convertirán con el tiempo en un negocio de menor demanda, menos rentable y más riesgoso. El análisis revela que la valoración actual de las empresas privadas de petróleo y gas podría caer un 25%. Desde los 6 billones de dólares actuales si se alcanzan todos los objetivos nacionales en materia de energía y clima. Y hasta un 60% si el mundo se encamina para limitar el calentamiento global a 1,5 ºC.
A pesar de estos desafíos, hay oportunidades por delante. El informe advierte que el sector del petróleo y el gas está bien posicionado para ampliar algunas tecnologías cruciales para las transiciones a energías limpias. De hecho, alrededor del 30% de la energía consumida en 2050 en un sistema energético descarbonizado proviene de tecnologías que podrían beneficiarse de las habilidades y recursos de la industria. Incluidos el hidrógeno, la captura de carbono, la energía eólica marina y los biocombustibles líquidos.
Esto requeriría un cambio radical en la forma en que el sector asigna sus recursos financieros. La industria del petróleo y el gas invirtió alrededor de 20 mil millones de dólares en energía limpia en 2022. O aproximadamente el 2,5% de su gasto de capital total. El informe concluye que los productores que deseen alinearse con los objetivos del Acuerdo de París necesitarían mucho esfuerzo. Destinar el 50% de sus gastos de capital a proyectos de energía limpia para 2030. Además de la inversión necesaria para reducir las emisiones de sus propias operaciones.
La AIE indicó que la captura de carbono no puede utilizarse para mantener el status quo. Esta tecnología actualmente es el eje de las estrategias de transición de muchas empresas.
Camino por recorrer
Si la demanda de petróleo y gas natural evolucionara según lo previsto requeriría una captura totalmente inconcebible de 32.000 millones de toneladas de carbono para su utilización o almacenamiento para 2050. Incluidos 23.000 millones de toneladas a través de la captura directa del aire. La cantidad de electricidad necesaria para impulsar estas tecnologías sería mayor que la demanda de electricidad del mundo entero en la actualidad.
«El sector de los combustibles fósiles debe tomar decisiones difíciles ahora. Y sus elecciones tendrán consecuencias en las próximas décadas», afirmó Birol. “El progreso de la energía limpia continuará con o sin productores de petróleo y gas. Sin embargo, el camino hacia las cero emisiones netas será más costoso y más difícil de recorrer si el sector no está a bordo”.