Diario de campaña | Por Iñigo Aduriz
11/06/2016
Dos proyectos, dos conceptos de Cataluña se han enfrentado este sábado en las calles de Barcelona coincidiendo con la segunda jornada de la campaña electoral. Precisamente la recta final hacia al 26J ha vuelto a situar a esta comunidad en el centro político después de que la falta de acuerdo para formar Gobierno la relegara a un segundo plano –al menos en la agenda política estatal– a pesar del que es uno de los retos más importantes al que deberá enfrentarse el nuevo Ejecutivo, si es que se forma, tras el 26J: que el cerca del 50% de los catalanes quieran la independencia.
En la Barcelona más urbana, a los pies del Arc de Triomf y en pleno ensanche burgués, En Comú Podem se daba un baño de masas gracias a la visita de los principales líderes de Unidos Podemos, Pablo Iglesias y Alberto Garzón, que se unían a la alcaldesa Ada Colau o al cabeza de lista de la coalición catalana, Xavier Domènech, en defensa del derecho a que los catalanes decidan en los próximos meses cuál es la relación que quieren mantener con España.
El acto se producía un día después de que Iglesias volviera a proclamar su defensa a la «patria» y al «patriotismo ciudadano» y «plurinacional» del que hace gala en la campaña. «No queremos que os vayáis pero vamos a respetar siempre vuestro derecho a decidir porque somos demócratas», matizaba el líder de Podemos ante los barceloneses, informa Efe.
Nuevo intento de boicot a Rivera
A 10 kilómetros de allí, en el popular distrito de Nou Barris, histórico feudo socialista y hogar de inmigrantes –estatales y extranjeros– el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, protagonizaba otro acto de campaña con la defensa de la unidad de España como bandera y haciendo gala de su intención de que Cataluña mantenga su estatus actual. Según han informado distintos medios, Rivera se encontraba de bruces con otro intento de boicot cuando un ciudadano, puño en alto, ha tratado de repartir en el mitin propaganda de la CUP mientras simpatizantes de la formación naranja entonaban el «yo soy español, español».
Se trata del segundo incidente de este tipo en sólo 48 horas al que se enfrenta Rivera, después de que el viernes otro ciudadanos le tirara un huevo durante un paseo por el centro de Albacete sin que éste llegara a impactarle.
Más relajados han sido los actos de PP y PSOE que tratan de que el bipartidismo que ha regido la política española de las últimas sobreviva y haga frente a las encuestas que le auguran un nuevo retroceso aún mayor que el que sufrieron en diciembre. Sánchez, desde Durango (Bizkaia) ha vuelto a tratar de erigirse en el adalid del cambio político que desbanque al PP de La Moncloa y que haga frente al «miedo y el rencor» de Podemos.
El PP apuesta por lo seguro
Y uno de los actos del PP lo protagonizaba esta vez su secretaria general, María Dolores de Cospedal, que ha vuelto a situar a su partido como el garante de la moderación e incluso ha querido huir de la derecha al definirlo como de «centro reformista que cree en la libertad, la igualdad de oportunidades y en la unidad». Mientras tanto, el candidato a la reelección, Mariano Rajoy, decidía apostar por lo seguro y desplazarse a uno de sus feudos, Murcia, donde ha mantenido un encuentro con los candidatos y líderes locales.
Los detalles del debate del lunes
Este sábado también se ha conocido que en el debate a cuatro, el único de la campaña, que tendrá lugar el próximo lunes y que ha sido pactado entre la Academia de la Televisión y los cuatro grandes partidos que se presentan a las elecciones, Sánchez será el encargado de intervenir en último lugar pudiendo aprovechar ese minuto de oro para poner fin al cara a cara. El debate comenzará el lunes poco antes de las 22:00 horas y durará 120 minutos netos, con dos bloques publicitarios de 10 minutos, descansos en los que los candidatos a presidente del Gobierno serán asistidos por un máximo de dos asesores.