Cuando eliminamos un bosque, para destinar el área a una actividad económica, el planeta pierde parte de su capacidad para autorregular su clima. También se ve comprometida la capacidad de la Tierra para mantener el equilibrio del medio ambiente. Es allí cuando hablamos de deforestación. Se trata de un proceso que avanza peligrosamente en todo el mundo.Sencillamente, deforestando le robamos vida a la Tierra.
Se estima que los bosques cubren el 30% del suelo del planeta. La Tierra tiene tres billones de árboles. Sin embargo, cada año desaparecen 13 millones de hectáreas de bosque.
En tan sólo el último cuarto de siglo, se calcula que se han perdido 1,3 millones de kilómetros cuadrados de bosques.
Progreso económico pone en peligro el ambiente
En búsqueda de un progreso económico, los últimos siglos se han caracterizado por una importante disminución en el porcentaje de bosques y espacios verdes de la superficie terrestre.
Pero los efectos de la deforestación van más de un problema de ausencia de estos espacios en los centros urbanos y sitios aledaños. Cada vez más, se trata de la eliminación de enormes zonas naturales. Es así como, deforestando, le robamos “pulmones” al planeta.
La deforestación es un problema ecológico. Por una parte, se destruyen organismos vegetales. Además, se elimina el ecosistema del bosque o la selva y esto afecta a muchas especies. Igualmente, conlleva el aumento de la contaminación.
La agricultura comercial a gran escala origina aproximadamente el 40% de la deforestación en los trópicos y los subtrópicos. La agricultura de subsistencia local, el 33%. La infraestructura, el 10%. La expansión urbana, el 10%. La minería, el 7%. Cada actividad humana parece tener un efecto en la reducción de las áreas verdes del planeta.
Este problema ha atraído la atención de gobiernos y organizaciones internacionales, lo que logró que actualmente la tasa de desaparición de bosques sea la mitad que la de 1990. Sin embargo, la deforestación y sus efectos continúan siendo un problema. Ello es especialmente grave en países en vías de desarrollo, donde no existen leyes protectoras de áreas forestales.
Efectos de la deforestación en el cambio climático
Los bosques y el cambio climático están íntimamente ligados. Por un lado, las variaciones que se están produciendo en las temperaturas globales y las condiciones y ciclos del tiempo están afectando a los bosques. Deforestando, le robamos equilibrio al clima.
Las temperaturas medias anuales son más elevadas. Hay una creciente modificación de las pautas pluviales. Adicionalmente, hay una presencia cada vez más frecuente de fenómenos climáticos extremos.
Por el otro, los bosques atrapan y almacenan grandes cantidades de dióxido de carbono. Ello contribuye considerablemente a mitigar el calentamiento global. Cuando estas áreas son destruidas, ese carbono que absorbían vuelve a la atmósfera, causando un doble impacto negativo.
Se estima que entre el 25 y 30 por ciento de los gases de efecto invernadero que cada año se liberan a la atmósfera se deben a los efectos de la deforestación.
Pérdida de la biodiversidad
Uno de las principales efectos de la deforestación es la pérdida de la biodiversidad. El impacto de la este fenómeno en el ambiente es profundo y en algunos casos irreversible. Un bosque es un ecosistema y, por lo tanto, al destruirlo son expulsadas cientos o miles de especies que pertenecían a dicho ecosistema. Deforestando, robamos a la biodiversidad.
Como parte de su metabolismo, las plantas absorben dióxido de carbono y emanan oxígeno, es decir, realizan el proceso opuesto que los animales. De esta manera, los bosques oxigenan el aire y al mismo tiempo eliminan el dióxido de carbono, que es tóxico.
Cuando esos bosques son eliminados en forma masiva, el planeta pierde uno de sus principales mecanismos para contrarrestar la contaminación del aire.
Creciente desertificación
La desertificación es uno de los efectos más extremos de la deforestación.
La vegetación de los bosques funciona como una capa protectora y nutritiva de los suelos. En muchos casos, cuando esta capa es eliminada por efecto de la deforestación, el suelo queda expuesto a la erosión del viento.
Deforestando, le robamos vegetación a la tierra.
Es tiempo de actuar
Desgraciadamente, ha sido sólo en los últimos años se está entendiendo en el marco de la sociedad moderna que el crecimiento industrial y económico no puede ir en desmedro de la eliminación de la mayoría de los espacios verdes del planeta. Por lo tanto, se requiere con urgencia la creación de vías alternativas de desarrollo que armonicen la eficiencia económica y la sostenibilidad ambiental, además de garantizar al mismo tiempo la equidad social y el desarrollo cultural de las comunidades.
Para cambiar este escenario se requiere una fuerte voluntad política, tanto de los líderes de los países desarrollados como de los dirigentes de los países en vías de desarrollo. En el primer caso, para detener la sobreexplotación de bosques que se realiza en todo el mundo por parte de las empresas afincadas en estas naciones y, en el caso de las naciones menos desarrolladas, para no permitir la pérdida de los recursos naturales en sus territorios a cambio de beneficios económicos. Es un cambio con una buena dosis de utopía, pero también posible. Solamente depende de nosotros.
Lograr detener la deforestación para el año 2020 es un ambicioso reto propuesto en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas.
Deforestando, le robamos vida al planeta. Es tiempo de devolver lo que le hemos quitado.
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