Las moscas de la fruta duermen, las serpientes reconocen su olor, los pulpos sienten y evitan el dolor, las abejas juegan, los caracoles ermitaños se estresan, el pez cebra es curioso, los cuervos pueden informar lo que ven. Son apenas algunas de las evidencias de que tienen conciencia. Lo que motivó a decenas de científicos a suscribir la Declaración de New York sobre la Conciencia Animal.
La consciencia se define como el inteligible resultado del procesamiento de información que tiene lugar en el interior del cerebro, presentando continuamente la información que necesitamos conocer en cada situación. En el caso de los animales, puede sustituirse por ‘sentir’. Implica experimentar el mundo que los rodea.
Por siglos filósofos y científicos han analizado, estudiado y debatido si los animales tienen conciencia. Aristóteles creía que sólo los humanos eran seres racionales. Descartes consideraba que los animales actuaban automáticamente, sin padecer sufrimiento o sentir emociones. Pero Darwin, siempre disruptivo, planteó la idea de la continuidad evolutiva. Si los humanos tenemos ciertas capacidades, no es improbable que los animales también las tengan.
La conciencia animal se ha estudiado en diversas especies. Como en los grandes simios, delfines, elefantes, perros, en los cuales se ha encontrado que tienen estructuras cerebrales similares a las de los seres humanos. Que se activan cuando experimentan emociones como miedo o felicidad. Pero, poco a poco, la ciencia parece acercarse a lo que seres excepcionales como San Francisco de Asís o el Jefe Seattle habían percibido: todos los animales tienen conciencia. Por eso los llamaban hermanos y, como tal, teníamos el deber de velar por ellos y su bienestar.
relevante
La conciencia animal es relevante en el debate sobre el bienestar y el trato que se les da a los animales. Conceder pensamientos y emociones a los animales nos inclina a verlos como individuos. Cuestionando aspectos como la explotación y el trato al que se los somete.
En 2012 se suscribió la Declaración de Cambridge. Es un manifiesto histórico que reconoce que los animales no humanos, incluyendo todos los mamíferos, pájaros y otras muchas criaturas como el pulpo, presentan una estructura cerebral nerviosa capaz de generar los estados de la conciencia, así como de comportamiento intencionales.
Hace apenas unos días, el 19 de abril, se anunció la Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal. Afirma que existe «una posibilidad realista» de que existan elementos de conciencia en reptiles, insectos y moluscos. El documento, que contaba con alrededor de 40 firmantes, dice que aún no hay respuestas definitivas sobre qué especies son conscientes. Pero sostienen que cuando existe una posibilidad realista de experiencia consciente en un animal, ¨es irresponsable» ignorar esa posibilidad en las decisiones que afectan a ese animal. «Deberíamos considerar los riesgos para el bienestar y utilizar la evidencia para informar nuestras respuestas a estos riesgos”.
Conciencia animal
La conciencia, un término que a menudo se interpreta de diversas maneras, tiene un significado particularmente relevante en el contexto de la vida animal. Según la Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal, a veces denominado “conciencia fenoménica” o “sentiencia”, se refiere a la capacidad de los animales para tener experiencias subjetivas. Las experiencias pueden ser sensoriales, como el tacto, el gusto, la vista u olfato; o emocionales, como el placer, el dolor, la esperanza o el miedo.
La experiencia subjetiva va más allá de la simple detección de estímulos. No requiere habilidades avanzadas como el lenguaje o la razón, características típicamente humanas. La conciencia fenoménica es una experiencia sentida inmediata, ya sea sensorial o emocional. Es probable que sea compartida por humanos y muchos otros animales.
Las habilidades lingüísticas y racionales humanas pueden permitir formas de experiencia que otros animales no poseen, como un “monólogo interno” lingüístico. Sin embargo, también es posible que otros animales tengan formas de experiencia que nosotros, como humanos, no poseemos, escriben los investigadores en la declaración.
Mundo por descubrir
La Declaración de New York sostiene que los avances recientes sugieren que una amplia gama de animales, incluyendo todos los vertebrados y muchos invertebrados, podrían tener experiencias subjetivas. No obstante, aclara que no se puede hablar de “prueba” o “certeza” en este campo, ya que la naturaleza de la conciencia sigue siendo objeto de intensos debates.
Sin embargo, considera apropiado interpretar las notables demostraciones de aprendizaje, memoria, planificación, resolución de problemas y autoconciencia en estos animales como indicativos de conciencia. Porque estos comportamientos, si se observaran en humanos u otros mamíferos, se explicarían como parte del procesamiento consciente.
Con los mamíferos y las aves, la evidencia respalda la atribución de conciencia. Aunque no es una evidencia concluyente, si hay muchas líneas de evidencia que apuntan en la misma dirección. Con otros vertebrados (reptiles, anfibios y peces) y muchos invertebrados (como pulpos, sepias, cangrejos ermitaños, cangrejos de río, abejas y moscas de la fruta), la evidencia sugiere al menos una posibilidad realista de conciencia. Posibilidad que justifica más investigaciones para abordar cuestiones de conciencia en esos animales. También justifica una seria consideración de su bienestar.
Lo que arrojan las investigaciones
- Cuervos: Un estudio de 2020 demostró que los cuervos pueden ser entrenados para informar sobre sus percepciones visuales. La actividad cerebrar de cognición de alto nivel en las aves se correlacionó con la experiencia visual.
- Pulpos: Un estudio de 2021 mostró que los pulpos evitan el dolor y valoran el alivio del dolor, similar a las ratas y los humanos.
- Sepias: Un estudio de 2020 reveló que las sepias pueden recordar cómo experimentaron un objeto, una capacidad conocida como “memoria de origen”.
- Peces Lábridos Limpiadores: Estudios realizados entre 2019 y 2023 demostraron que estos peces pueden pasar las cuatro fases de la prueba de la marca del espejo, sugiriendo autoconciencia.
- Culebras: Un estudio de 2024 mostró que las culebras reconocen sus propios olores y notan cuando su olor ha cambiado, sugiriendo autoconciencia basada en olores.
- Pez Cebra: Un estudio de 2023 demostró que el pez cebra muestra signos de curiosidad y encuentra que aprender nueva información es intrínsecamente gratificante.
- Abejas: Un estudio de 2022 encontró que los abejorros muestran un comportamiento de juego, rodando bolas de madera de una manera que sugiere que encuentran la actividad intrínsecamente gratificante.
- Cangrejos de Río: Una serie de estudios realizados entre 2014 y 2017 investigaron cómo responden los cangrejos de río al estrés, explorando la posibilidad de que puedan ser un modelo útil de ansiedad.
- Cangrejos: Un estudio de 2024 analizó cómo los cangrejos costeros equilibran su aversión a la luz brillante con su aversión a las descargas eléctricas. Hacen concesiones sutiles y dependientes de la memoria entre prioridades en competencia.
- Moscas de la Fruta: Un nuevo estudio ha encontrado dos tipos diferentes de sueño en las moscas de la fruta Drosophila: el sueño “tranquilo” y el sueño “activo”. Un estudio de 2021 demostró que el aislamiento social les altera el sueño, duermen mejor en presencia de otras moscas.
Reflexionar sobre bienestar animal
La Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal es un hito en la ciencia. Firmada por 39 expertos de primer nivel mundial, la declaración busca transmitir el entusiasmo por la ciencia emergente de la conciencia animal y fomentar más trabajos sobre el tema. “Este es un momento crucial”, afirma la declaración. “Una masa crítica de personas se atreve a estudiar la conciencia animal de manera rigurosa y sistemática”. A pesar de la incertidumbre persistente sobre la naturaleza de la conciencia y qué animales son conscientes.
La declaración insta a los científicos, universidades y gobiernos a reconocer un nuevo campo que está progresando rápidamente y tiene el potencial de lograr aún más. Incluido mejores teorías de la conciencia. También pretende fomentar la reflexión sobre el bienestar animal.
“Si existe una posibilidad realista de que un animal sea consciente, entonces esta posibilidad merece consideración en contextos políticos”, dice la declaración. Los formuladores de políticas deberían tomar medidas razonables para mitigar los riesgos para el bienestar de todos los vertebrados y muchos invertebrados a medida que los investigadores buscan mejorar nuestra comprensión sobre ellos.
Campo de estudio en expansión
La conciencia animal, un tema que antes se consideraba tabú, está siendo tomada en serio por la comunidad científica. Jonathan Birch, filósofo de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres, afirma que los científicos ya no descartan el tema como una idea descabellada.
La Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal no ofrece respuestas definitivas sobre qué especies son conscientes. Sin embargo, Anil Seth, director del Centro para la Ciencia de la Conciencia de la Universidad de Sussex, sostiene que “hay evidencia suficiente de que existe una posibilidad realista de que existan algunos tipos de experiencias conscientes en especies incluso bastante distintas a los humanos”.
La declaración se centra en la sintiencia, la capacidad de tener experiencias subjetivas. Bruno van Swinderen, biólogo de la Universidad de Queensland, sugiere que los sueños son componentes clave de la conciencia. Si las moscas y otros invertebrados duermen activamente, “entonces tal vez esto sea una pista tan buena como cualquier otra de que tal vez estén conscientes”.
Voces críticas
A pesar de los avances en la comprensión de la conciencia animal, algunos investigadores permanecen escépticos. “No creo que hasta ahora haya básicamente ninguna evidencia decisiva”, opina Hakwan Lau, neurocientífico del Centro Riken de Ciencias del Cerebro en Wako, Japón. Lau reconoce que hay un creciente cuerpo de trabajo que muestra un comportamiento perceptivo sofisticado en animales. Pero, de acuerdo a su criterio, no es necesariamente indicativo de conciencia. En los seres humanos, por ejemplo, existe una percepción tanto consciente como inconsciente. El desafío ahora es desarrollar métodos que puedan distinguir adecuadamente entre ambos en no humanos.
A pesar de la falta de respuestas definitivas, Anil Seth, director del Centro para la Ciencia de la Conciencia de la Universidad de Sussex, sostiene que la declaración aún podría tener una influencia positiva en la configuración de políticas relacionadas con la ética y el bienestar animal.
Para Bruno van Swinderen, biólogo de la Universidad de Queensland, ha llegado el momento de plantearse si la mayoría de los animales podrían ser conscientes. “Estamos viviendo una revolución de la inteligencia artificial en la que se plantean preguntas similares sobre las máquinas. Por lo tanto, nos corresponde preguntarnos si esta cualidad adaptativa del cerebro podría haber evolucionado en la naturaleza y cómo”.
La respuesta quizás la de la razón al pansiquismo que plantea que todo tiene conciencia. Como planteaban también en el marco de sus creencias el Jefe Seattle y San Francisco. Aunque, en el momento actual, pareciera que las moscas drosófilas con sus sueños activos tienen más conciencia que muchos humanos. Ellas no andan destruyendo el mundo.