Masaryk fundó su política en la moralidad. Intentemos, en un tiempo nuevo y de una manera nueva, revivir este concepto de política. Enseñémonos a nosotros mismos y a los demás que la política debe ser un reflejo de la aspiración de contribuir a la felicidad de la comunidad y no de la necesidad de engañar o saquear la comunidad.
Enseñémonos a nosotros mismos y a los demás que la política no tiene por qué ser el arte de lo posible, sobre todo si se trata del arte de especular, calcular, intrigar, concertar acuerdos y maniobras pragmáticas, sino que también puede ser el arte de lo imposible, el arte de hacernos mejores a nosotros mismos y al mundo.
Somos un país pequeño, pero sin embargo alguna vez fuimos la encrucijada espiritual de Europa. ¿Hay alguna razón por la que no deberíamos volver a serlo? ¿No sería esta otra contribución a través de la cual podríamos retribuir a otros por la ayuda que necesitaremos de ellos?
Las mafias de casa, las que no miran por la ventanilla de sus aviones y comen cerdos especialmente alimentados, siguen vivas, es cierto, y de vez en cuando arman líos, pero ya no son nuestro principal enemigo, y las mafias internacionales lo son menos aun. Nuestro peor enemigo hoy son nuestras propias malas cualidades: la indiferencia por los asuntos públicos, la vanidad, la ambición, el egoísmo, la búsqueda del progreso personal y la rivalidad, y esa es la principal lucha que enfrentamos.
Václav Havel, de un discurso de año nuevo.