Por Gorka Landaburu
El próximo 19 de enero se cumplirá el trigésimo aniversario del fallecimiento de Enrique Tierno Galván, considerado por muchos como el mejor alcalde que ha tenido Madrid. El viejo profesor, como todos le llamaban, era un hombre culto, respetuoso y especialmente bueno. Agnóstico de izquierdas, tuvo la virtud de ganarse la simpatía tanto de la izquierda como de la derecha durante los siete años que estuvo al mando de la capital de España.
La personalidad de Tierno Galván y su compromiso para modernizar el Madrid del postfranquismo le llevó a apostar por lo que se llamó la Movida madrileña. Sus declamaciones, así como los distintos bandos que proclamó desde el ayuntamiento, han quedado como una simbiosis entre el alcalde y los ciudadanos de la ilustre Villa y Corte de Madrid. El viejo profesor promovió conciertos y fiestas gratuitas que alimentaron la efervescencia cultural de la época. No dudaba en acercarse a los conciertos de rock o de pop y dirigirse a los jóvenes para que disfrutaran de la música. “¡Amigos, amigas; divertíos, que a eso hemos venido! (…) Que los muchachos y las muchachas puedan abrazarse y besarse, sin que eso signifique deshonestidad”. Estas palabras, pronunciadas por Enrique Tierno Galván, son la evidencia de un ser humano irrepetible con un discurso y una acción profundamente tolerante y humanista. Dicen que todos querían tomar una caña con él; que luchó contra la droga tóxica y la droga moral; a favor del civismo, la buena conducta y el respeto al medio ambiente como consta en la mayoría de sus bandos.
Cambio16 le dedicó su portada en mayo de 1985. “Algo mas que un alcalde. Tierno líder de la movida”, así titulábamos rindiéndole un merecido homenaje por ser unos de los hombres que marcó la Transición democrática de nuestro país, que dejó una huella imborrable en muchos madrileños. La estela de Enrique Tierno Galván ha vuelto a resurgir con la llegada de Manuela Carmena, la nueva y flamante alcaldesa de Madrid. Sería precipitado y poco conveniente comparar a ambos. Pero es evidente que entre los dos existen muchas similitudes. Ambos provienen del mundo de la judicatura, su prestigio y trayectoria son indiscutibles. Su compromiso con los más débiles y vulnerables, y su afán por una mayor justicia también les une y les encamina en el mismo sendero hacia una sociedad más justa.
El Madrid de hoy no tiene nada que ver con el de los años 80. Sin embargo, sí necesita un nuevo impulso, un nuevo envite que marque y haga más visible a la ciudad más cosmopolita de nuestro país. La apuesta para Manuela Carmena no es nada fácil. No estamos imbuidos en la euforia de la pre-democracia. La crisis y el paro han causado un auténtico estrago y nuestro modo de vida y nuestros compromisos son menos solidarios que hace 30 años. Pero no se puede perder la esperanza y hemos de arriesgar por nuestro futuro. La irrupción de Manuela Carmena supone la llegada de aire fresco que se tiene que traducir en otra forma de hacer política. Ella, como lo hacía Tierno Galván, debe acercarse a la calle, a los madrileños, para escucharles y resolver sus problemas. La aureola que rodea a Carmena se puede difuminar si no acierta en su cometido. Por eso, las primeras medidas que tome tienen que marcar la legislatura y el cambio que tantos esperan en Madrid.
La recuperación social y la defensa del estado del bienestar van a ser la prioridad del nuevo gobierno del ayuntamiento. Pero también convendría introducir dosis de ilusión y esperanza y, por qué no, algo de utopía, como tan bien lo supo transmitir Enrique Tierno Galván, que convirtió Madrid en una ciudad más abierta, más plural y más tolerante.
30 años después
Los críticos, aun reconociendo su condición de buenas personas, argumentan que no es posible distinguir a Enrique Tierno Galván y a Manuela Carmena por su capacidad de gestión pública. Nunca fueron animales políticos y, en consecuencia, sus propuestas se sitúan más cerca de la utopía que del aparato.
Enemigos del ‘gatopardismo’ al que se aferran los que no quieren ceder el poder, cambiando muchas cosas para que todo siga igual, siempre supieron que resulta imposible transformar la sociedad e impulsar el auténtico cambio sin ilusión y sin esperanza, sentimientos que derrocharon ambos al compartir el bastón de mando con los ciudadanos, a quienes en realidad pertenece.
Cambio16 dedicó su portada del número 702, con fecha 13-20 de mayo de 1985, al viejo profesor. Tanto Tierno como Carmena son mucho más que unos alcaldes.