Ya han pasado los primeros días del confinamiento. De la incertidumbre inicial, que originó compras nerviosas y no planificadas, se ha pasado a una etapa de acumulación de productos.
En estas circunstancias excepcionales es fundamental colocar la razón por encima de la pasión. Solo así podremos priorizar y planificar nuestras compras, de una manera efectiva y solidaria.
La pasta, los huevos y el papel higiénico se han convertido en los productos más sujetos a la demanda excesiva en estos días. Pero no hay razón para la acumulación de estos y otros productos.
Innecesaria la acumulación de productos
El primer factor a tomar en cuenta es comprar lo que es realmente necesario. Si bien resulta obvio decirlo, el término «necesario», especialmente en estas circunstancias, es muy vago. Por ello, lo prioritario es definirlo adecuadamente.
Francamente, los suministros más necesarios son cosas que ya debemos tener a mano. Se trata de la comida, agua y un lugar cálido para dormir.
La mayoría de las personas probablemente ya tienen mucho de lo que podrían necesitar en casa, por lo que no hay razón para limpiar los estantes de las tiendas cuando los consumidores más vulnerables, como los ancianos o aquellos con sistemas inmunes comprometidos, pueden necesitar suministros ahora mismo.
Es importante pensar no solo en nosotros mismos sino también en los demás. La idea es tomar lo que necesitemos y dejar el resto. Evitar la acumulación de productos puede ayudar a la economía individual y al bienestar colectivo.
Por supuesto, es una buena idea asegurarse de tener al alcance suministros básicos de emergencia.
Las comidas
Una buena alternativa son los alimentos secos. Estos durarán mucho tiempo en su despensa, además de que son fáciles de arrojar a una olla y cocinar. Aquí entran los frijoles, arroz, cereales y pasta. Las nueces también son una buena opción para comer bocadillos.
Las frutas y verduras enlatadas pueden no saber tan bien como las cosas frescas, pero durarán mucho más. Y las sopas serán útiles si empiezas a sentirte mal.
No hay razón para no tener al menos algunos productos frescos y carne, que pueden mantenerse fríos o incluso congelados dependiendo, por supuesto, del tamaño del refrigerador.
Es importante elegir frutas y verduras que duren un tiempo para poder distribuirlas durante el confinamiento.
Las comidas fáciles que se pueden meter en el microondas suelen ser una buena idea si se tiene un congelador y no se puede cocinar todos los días.
La golosinas pueden no ser un artículo esencial. Pero estar en cuarentena puede resultar estresante. Las papas fritas, los dulces y otros bocadillos pueden ser una buena idea, pero con moderación.
Para quienes necesitan una dosis diaria de cafeína, es una buena idea asegurarse de tener café o té a mano para preparar en casa.
Muchas personas tienen acceso a agua potable limpia a través de su grifo o filtro. Pero si por alguna razón no se tiene agua potable segura en casa, podría tener sentido disponer de un suministro para dos semanas.
Higiene personal
El jabón es fundamental. Específicamente, el que se usa para lavarse las manos.
También es importante contar con lavaplatos, detergente para la ropa y, por supuesto, papel higiénico. Pero, una vez más, es importante pensar en otros.
Una cantidad para dos semanas brinda un alivio más que suficiente. De nuevo, hay que evitar la acumulación de productos.
Medicamentos
Es indispensable asegurarse que todos los medicamentos -tanto con prescripción médica como de venta libre- que los miembros de la familia usan regularmente estén surtidos durante al menos dos semanas.
Otros productos
Una buena noticia para los jóvenes es que parecen ser menos vulnerables a COVID-19 que sus mayores. Pero hay que asegurarse de tener suficiente fórmula, comida para bebés, pañales y otros elementos esenciales.
Igualmente es necesario tener suficientes alimentos para mascotas, basura y otros suministros a mano.
La clave es abastecerse de lo necesario y evitar la acumulación de productos. «Comprar lo que se necesita y dejar el resto». Esta puede ser una buena idea para tener en mente a la hora de ir a la tienda.
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