La propuesta en marcha aliviaría la huella de carbono de las siderúrgicas y del cemento
La industria siderúrgica es una de las más contaminantes y, en su amplia cadena de producción, quedan residuos altamente tóxicos como los gases de proceso, polvos, lodos. La escoria, que es la que más abunda y queda esparcida en gigantes vertederos o sumergida debajo de la hierba, contiene los ingredientes básicos que podrían dar lugar a una versión más ecológica o verde del cemento.
El arduo proceso de extracción, fundición, purificación y aleación del acero, es una de las principales fuentes de emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial. Contribuyen con cerca del 11% del total. Para reducir las emisiones y alcanzar los objetivos climáticos se desarrollan tecnologías y se fomenta la innovación.
Una de las propuestas en march, aliviaría simultáneamente las contaminaciones de las siderúrgicas y del cemento, otra actividad industrial que genera un impacto adverso al medioambiente y la salud.
En el paisaje de Middlesbrough, Inglaterra, se pueden ver montones de escoria, los trozos que quedan después de fabricar el acero. Pero resulta que esta montaña de desechos puede convertirse en cemento.
“Hay millones y millones de toneladas de escoria esparcidas por las plantas industriales en todo el mundo, listas para ser explotadas”, dijo David Hughes, director científico de una empresa emergente llamada Material Evolution. Una de las nuevas compañías que compiten por revolucionar el mercado del cemento de 400 mil millones de dólares.
El cemento es el aglutinante con el que se fabrica el hormigón, y es el segundo producto más utilizado en la Tierra después del agua. Además, la fabricación de hormigón es uno de los impulsores del cambio climático. Produce el 8% de las emisiones de carbono en el mundo.
Escoria y cemento, altas emisoras de carbono
Hughes y sus socios abrirán su primera planta comercial, donde la escoria pasaría a ser un cemento ecológico o verde. Antes se pulverizará hasta convertirla en un polvo fino. Se reforzará con productos químicos y se introducirá en mezcladoras giratorias para fabricar un cemento con bajo contenido de carbono. Su producto, según afirman los inversores, emite un 85% menos de dióxido de carbono que el proceso para el cemento tradicional.
Es una afirmación atrevida, dicen los observadores y los competidores consultados por The Washington Post. Pero, de ser cierta, podría ayudar a reducir la gigantesca participación de la industria del cemento en las emisiones de carbono generadas por el hombre a nivel mundial.
El problema con el cemento tradicional es que requiere temperaturas de horno infernales -altas como las de un volcán- que producen una cantidad alucinante de dióxido de carbono inodoro e incoloro.
Una sola planta de cemento tradicional puede emitir más de un millón de toneladas de CO2 por su chimenea cada año, equivalente a conducir 220.000 autos a gasolina. O a volar una flota de 35 aviones comerciales. Y hay miles de plantas de cemento en todo el mundo.
Si la industria del cemento fuera un país, sería el tercer mayor emisor de carbono, detrás de China y Estados Unidos.
El cemento es el pegamento que forma el hormigón. Permite que la arena y la grava se adhieran entre sí, en muchas formas, durante mucho tiempo. Los investigadores han calculado que cada persona del planeta es responsable, en promedio, de 1 kilo de cemento por día para infraestructuras: alcantarillas, puentes, carreteras, puertos, edificios.
Propósito climático
Con el propósito de frenar el calentamiento futuro, 40 de los principales fabricantes de cemento y hormigón del mundo se han comprometido a reducir sus emisiones en un 25% para 2030 y lograr un «hormigón neto cero» para 2050. Como lo expresó un capitalista de riesgo verde, si hay alguna industria que merezca ser alterada, es esta. Pero la disrupción será realmente dura y hasta ahora el progreso ha sido lento
La industria tradicional del cemento es enorme y esencial. El cemento es barato, confiable y fácil de entregar y, a partir de la escoria, será ecológico o verde. La transformación de estas fábricas en algo ecológico se ha comparado con la transformación de pozos petrolíferos en parques eólicos marinos, un trabajo de décadas.
Las pruebas del cemento se realizan en el laboratorio de Material Evolution de la Universidad de Teesside en Middlesbrough.
La empresa anunció en 2023 que recaudó 19 millones de dólares en una ronda de financiación Serie A para escalar la producción de su cemento bajo en carbono, que dice tiene una huella de carbono 85% menor que el cemento Portland normal .
Si bien Material Evolution está constituida oficialmente en EE UU, donde inicialmente pretendía que fuera su primer mercado objetivo, la empresa opera sustancialmente desde el Reino Unido. Allí tiene su base sus fundadores y su equipo de 20 personas, y también donde se lleva a cabo todo el desarrollo de sus productos.
Existen varias empresas que intentan abordar el problema del carbono en el cemento, incluidas algunas emergentes como Carbon Re y Carbonaide. Pero Material Evolution señala que su propia tecnología patentada es un diferenciador clave.
Carrera por la descarbonización
Explican que en lugar de utilizar los hornos que consumen mucha energía, que son típicos en la fabricación de cemento, la empresa dice emplear un proceso de «fusión alcalina» para producir cemento a temperatura ambiente. A partir de varios «residuos y materias primas industriales», evitando la necesidad de combustibles fósiles. La “fusión alcalina” se refiere a un proceso basado en principios similares a los de la fusión nuclear.
“La tecnología de fusión ha sido aclamada como la forma de satisfacer las necesidades energéticas de la humanidad durante (los próximos) millones de años. Sin emitir dióxido de carbono ni gases de efecto invernadero”, explicó la cofundadora y directora ejecutiva de Material Evolution, Elizabeth Gilligan.
La empresa afirma que su material ya se utiliza en la industria, gracias en gran parte a una asociación estratégica con la empresa de materiales SigmaRoc, que también es un inversor en la ronda Serie A.
Hasta hace unos años, al mundo no le interesaba demasiado el cemento ecológico o verde. Ahora se ha desatado una carrera. Los tecnólogos están experimentando con cemento biológico, con cementos producidos con electricidad en lugar de hornos de carbón.
Están abandonando la receta de hace 200 años que se basa en convertir la piedra caliza en cal. Una empresa de Oakland, California, llamada Brimstone, recibió recientemente una certificación de terceros que afirma que su cemento carbono-negativo es estructural y químicamente igual que el cemento normal. Utiliza una roca de silicato libre de carbono como materia prima. En Material Evolution están reciclando escoria centenaria como materia prima para su cemento ecológico.
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