La estufas de gas significaron un gran avance. Atrás quedaron las viejas cocinas donde dominaban la leña, el carbón y el kerosene. Sin embargo, lo que se nos vendió como tecnología amigable con la naturaleza, no resultó ser tan verde. Especialistas aseveran que el gas no es natural ni limpio. Todos los aparatos de cocción de este tipo emiten sustancias contaminantes que causan daños a la salud y al medioambiente. Y lo peor es que los productores estaban al tanto de esas consecuencias.
Aseguran que la industria ha invertido mucho dinero para que las cocinas de gas parezcan una opción segura y deseable. Debido a estos esfuerzos, el público en general desconoce los riesgos que suponen su uso, a pesar de que se haya documentado durante décadas de investigación. Aunque la advertencia no es nueva, pone un ingrediente más en el debate del cambio climático. La mayoría de las veces que dirigimos la mirada hacia los contaminantes nos enfocamos en el ambiente exterior. En pocas oportunidades lo hacemos en las emisiones de gases que provienen de los ambientes interiores.
NO2 discriminador
Un reciente trabajo de investigadores de la Universidad de Stanford publicado en la revista Science Advances reafirmó que las personas con estufas de gas y propano respiran niveles poco saludables de dióxido de nitrógeno, que puede desencadenar asma y otras afecciones respiratorias. Se calcula que la exposición prolongada podría ser responsable de 50.000 casos actuales de asma pediátrica en Estados Unidos. El gas no solo permanece en el área de la cocina, sino que afecta toda la casa, en algunos casos horas después de terminada la cocción.
Investigadores de todo el mundo ya habían descubierto en la década de los setenta que el gas cuando se inhala penetra profundamente por las vías respiratorias e inflama los pulmones. También que la exposición a largo plazo aumentaba la probabilidad de que los niños desarrollaran asma, afección que empeoraba si se hacía en corto plazo y en altas concentraciones. El estudio midió principalmente cómo los niveles de exposición al NO2 varían según el tamaño de la vivienda y las prácticas de ventilación, así como por raza y origen étnico.
Se determinó que los hogares indígenas, nativos de Alaska, hispanos y negros, así como los de personas de bajos ingresos, eran más propensas a sufrir daños a la salud pues estaban más expuestos al dióxido de nitrógeno del gas y al propano de la cocina. «Las personas más pobres, y a menudo las comunidades minoritarias, respiran aire más sucio en exteriores todo el tiempo. Y resulta que también respiran aire más sucio en el interior. Y no es justo”, afirmó el investigador principal Rob Jackson.
Espacios pequeños, grandes problemas
Las personas que viven en residencias pequeñas estuvieron expuestas más de cuatro veces a la cantidad de concentraciones de dióxido de nitrógeno a largo plazo de quienes habitan estructuras más grandes. En la mitad de los hogares analizados, el NO2 presente en los dormitorios excedió las pautas horarias de la Agencia de Protección Ambiental y la Organización Mundial de la Salud dentro de los 25 minutos posteriores al uso del horno. Patricia Fabian, experta en salud pública de la Universidad de Boston, indicó que el problema suele ser peor para grupos vulnerables, como inquilinos, personas que viven en viviendas públicas o en barrios de justicia ambiental, o cualquiera que carezca de recursos para actualizar sus cocinas.
Para sus cálculos, los científicos midieron las concentraciones de dióxido de nitrógeno en más de 100 hogares y los cotejaron con otros datos como el tamaño de la casa, las prácticas de ventilación y los hábitos de cocina. Con la información crearon un modelo de calidad del aire interior y niveles de exposición. Luego utilizaron esos parámetros para determinar posibles riesgos. El modelo les permitió precisar que la exposición a largo plazo podría ser responsable de hasta 19.000 muertes de adultos anualmente en todo el país. Aunque esos cálculos sobre posibles daños a la salud pueden verse afectados por combinaciones de NO2 y otra contaminación exterior.
CLAVES PARA ESCOGER EL SUSTITUTO
Disponibilidad: Verifica si tienes acceso a la fuente de energía alternativa que estás considerando. Por ejemplo, si optas por una cocina de inducción, necesitarás acceso a electricidad.
Costo: Evalúa el costo inicial de la inversión, así como los ahorros a largo plazo en tu factura de energía.
Eficiencia energética: Investiga la eficiencia de la alternativa en términos de consumo de energía y su impacto ambiental.
Impacto ambiental: Considera cómo la alternativa afectará el medio ambiente en comparación con el gas.
Instalación y mantenimiento: Asegúrate de entender los requisitos de instalación y mantenimiento de la alternativa que elijas.
Necesidades personales: Ten en cuenta tus preferencias y necesidades de cocción al tomar una decisión.
Argumentos de peso
Yannai Kashtan, autora principal del estudio, dijo que al usar una estufa de gas, las personas están expuestas a tres cuartas partes de las pautas anuales de dióxido de nitrógeno establecidas por la OMS, sin tomar en cuenta todas las demás fuentes externas de dióxido de nitrógeno: el tráfico, las centrales eléctricas y otros puntos de combustión. Aunque la EPA tiene límites para la exposición al NO2 en el exterior, no regula la contaminación del aire interior. Las estufas de gas también liberan formaldehído y benceno, un carcinógeno conocido, y pueden ser responsable de 200.000 casos de asma infantil cada año.
Para salir al paso de los señalamientos, la Asociación Estadounidense del Gas manifestó que las investigaciones anteriores que los científicos de Stanford utilizaron para ayudar a determinar el número de casos de asma pediátrico y muertes de adultos no demuestran ninguna asociación con cocinar con gas. «A pesar de los nombres impresionantes de este estudio, los datos presentados aquí claramente no respaldan ningún vínculo entre las estufas de gas y el asma infantil o la mortalidad en adultos», dijo la presidenta y directora ejecutiva de la asociación, Karen Harbert.
Michael Johnson, director técnico del Berkeley Air Monitoring Group, cree que se deben llevar a cabo ensayos controlados aleatorios en lugar del modelo que los investigadores de Stanford utilizaron. Esto permitirá comprender mejor los impactos de las estufas de gas y los daños a la salud. «No es que no crea que el uso de estufas de gas tenga impactos en la salud. Es casi seguro que los hay. Pero para estimar cuáles son esos impactos en la salud se necesitaría algún tipo de ensayo controlado aleatorio”, dijo.
Coste ambiental
La cocción con gas va en contra del objetivo de la UE de convertirse en una economía de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050. Esta es una de las conclusiones a las que llegó la organización sin fines de lucro Clasp después de hacer en 2023 un estudio en siete países europeos en colaboración con la Organización Holandesa para la Investigación Científica Aplicada y con Investigación Opinium.
El objetivo es parte del compromiso de la UE de tomar medidas globales para el clima de conformidad con el Acuerdo de París. El gas emite sustancias nocivas que tienen efectos negativos para el medioambiente. Como metano, benceno, CO2 y otras. El metano cuando se quema o libera puede calentar la Tierra 80 veces más que la misma cantidad de dióxido de carbono en un periodo de 20 años.
Como puede atrapar el calor en la atmósfera, contribuye al cambio climático. La duración del metano en la atmósfera es relativamente corta comparada con la de otros gases de efecto invernadero. No obstante, es más eficaz a la hora de atrapar el calor que esos otros gases. La UE está trabajando en el diseño de una estrategia para abordar el problema del metano. Reconoce que la reducción de sus emisiones podría desempeñar un «papel muy importante» en la consecución de sus objetivos climáticos para 2030. En el estudio se probaron seis fuegos de cocina de gas, tanto empotrados como independientes, y se descubrió que los aparatos europeos reaccionan de forma parecida a los estadounidenses en lo que respecta a las fugas de metano.
Cómo ayudar
Cada vez más personas están considerando los sustitutos del gas por los daños a la salud y al medioambiente. Optar por energías más amigables con el medio ambiente es una forma de contribuir al cuidado del planeta y reducir la huella de carbono. Hay alternativas más ecológicas y eficientes que pueden ahorrar dinero a largo plazo, como:
- Cocinas de inducción: Son una de las alternativas más eficientes y ecológicas. Funcionan mediante la generación de un campo electromagnético que calienta directamente el recipiente de cocción. La energía se utiliza de manera más eficiente y no se pierde calor en el proceso. Sson rápidas, precisas y seguras, ya que no generan llamas abiertas.
- Cocinas eléctricas: Aunque pueden consumir más energía que las de inducción, siguen siendo más eficientes que las cocinas de gas. También son más fáciles de limpiar y no emiten gases nocivos durante la cocción. Las más modernas se calientan rápidamente y ofrecen un mayor control de la temperatura.
- Cocinas de gas propano: A diferencia del gas natural, el propano es una fuente de energía limpia y no tóxica. Puede ser una excelente opción si ya cuentas con una infraestructura de gas en tu hogar y deseas hacer una transición más sencilla.