Irene Bosch, una bióloga venezolana radicada en los Estados Unidos desde hace 30 años, creó un test rápido de detección del virus de la COVID-19. La idea partió de la necesidad de contar con un dispositivo que le dijera al ciudadano si era portador de un virus.
En Venezuela no solo colapsó el sistema sanitario con el gobierno de Hugo Chávez, sino que no se contaba con un sistema de información confiable. Los medios del Estado se convirtieron en propagadores de mensajes políticos y ocultan hechos y realidades vitales para la ciudadanía, como un frote de tifoidea, fiebre amarilla y hasta de malaria. No había data en materia epidemiológica por el bloqueo informativo en materia sanitaria impuesto por el gobierno.
Bosch cuenta que así como el mundo no reaccionó a tiempo el 1 de enero y no declaró la pandemia de SARS-CoV-2 con las consecuencias que ahora se conocen y que se concretan en el alto número de contagiados y fallecidos, lo mismo le ocurre al ciudadano cuando no cuenta con un dispositivo que en pocos minutos le informe si ha contraído la enfermedad.
El dispositivo desarrollado por la bióloga Irene Bosch funciona como una prueba de embarazo Imagen Pixabay. Archivo
Zika, chikungunya y COVID-19
Bosh fundó en 2018 la empresa E25Bio, que se dedica a realizar exámenes rápidos de enfermedades infecciosas. En Colombia, ya se venden los test rápidos para la detección del zika y la chikungunya.
El test rápido de detección del nuevo coronavirus ideado por Bosch es similar a una prueba rápida de embarazo. El resultado surge de la interacción de la secreción nasofarígea y un ingrediente que está en la base del test. Si aparece una rayita, el resultado es negativo; si aparecen dos rayitas, el resultado es positivo. Los resultados de la prueba llegan al teléfono móvil de la persona diagnosticada en 15 minutos.
La bióloga sostiene que se podría pasar de producir 100.000 dispositivos diarios a 7.000.000 con la ayuda de los Estados. Afirma que en ningún país la oferta de test rápidos será suficiente para la demanda, «pero siempre se pude multiplicar la producción».
Desde la empresa que lidera se espera que el test rápido de detección del coronavirus se pueda producir en México. Brasil, Colombia y Venezuela cuando los gobiernos lo permitan. Actualmente, los investigadores esperan la aprobación de las agencias reguladoras de Estados Unidos.
Un test rápido para desescalar
En Europa se espera que la implementación de los test por anticuerpos –otro tipo de test para la detección del Sars-CoV-2– ayude a conocer cuándo ir aflojando las medidas de confinamiento.
Los test por anticuerpos o pruebas serológicas serían claves para determinar quiénes fueron contagiados por el nuevo virus. La información ayudaría a los gobiernos a saber cuántas personas se pueden incorporarse al trabajo porque son inmunes al virus, si se demuestra que el contagiado una vez no repite la patología.
La prueba serológica o el test de anticuerpo buscaría en la memoria inmunitaria los anticuerpos producto de la infección que quedan en la sangre de aquellas personas que pasaron por la COVID-19.
Caroline Bukee, profesora asociada de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de Harvard, anota que los científicos quieren conocer si realmente los anticuerpos producidos contra la enfermedad protegerán a las personas de la infección. Las estimaciones proyectan que la COVID-19 será una infección estacional que vendrá con nuevos brotes.
Con la ejecución de las pruebas serológicas se podría conocer qué proporción de la población podría ser inmune al virus de la COVID-19. Laboratorios tanto de Europa como de Estados Unidos comenzaron a lanzar versiones comerciales de la prueba que estarán disponibles las próximas semanas
Tests rápidos con fallas
En España, el medio millón de test rápidos para la detección de COVID-19 que el Gobierno distribuyó el domingo y el lunes entre las comunidades autónomas presentan un alto margen de error.
Los test que fueron retirados y devueltos a la empresa china que los fabricó porque apenas tenían una sensibilidad del 30%. Ahora tienen un 60%, que significa un margen de error del 40%.
Con tal alto margen de error, las personas que dan negativo con el test rápido deben repetir la prueba, pero con un test PCR. Jordi Vila, presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, señala que si los test de detección rápida hubieran llegado antes con el nivel de sensibilidad al 60% se habría evitado el colapso de los hospitales.
Los test de detección rápida son necesarios para que el Gobierno empiece a desbloquear las medidas de seguridad. Se aplicarían en un primer paso para conocer quiénes son positivo y aislarlos.
Mientras que todas aquellas personas que arrojen un resultado negativo deberán hacerse un test por PCR. Se sumaría un tercer caso, el de aquellas personas que presentan los síntomas de la enfermedad, mejoran y luego recaen, a las cuales habría que aplicar el test por anticuerpos cuya efectividad es del 80%.
Actualmente, en Estados Unidos se desarrolla un kit de diagnóstico rápido de PCR. La ventaja es que los resultados se obtienen en una hora y la prueba se puede realizar en cualquier momento de la enfermedad.
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