La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) despejó el camino para la venta de un tipo de carne de vacuno con genoma editado o modificados genéticamente. Después de determinar que la Alteración Genómica Intencional (IGA) no plantea ningún problema como alimento.
La agencia reguladora de Estados Unidos anunció que tomó una decisión de bajo riesgo para la comercialización de carne de dos vacunos genéticamente editados y sus crías. Dijo que es segura que esa carne podría estar en el mercado en unos dos años.
El ganado, objeto de análisis y aprobación, se diseñó utilizando la herramienta de edición de genes CRISPR para que al ganado le crezca el pelo más corto y tolerar mejor el calor. Esta condición los hace más eficientes para los productores de carne en climas más cálidos.
La técnica CRISPR o “tijera genética” permite editar el genoma directamente y cortar el gen en embriones bovinos para modificar su secuencia. Esta herramienta se ha empleado para lograr otras modificaciones, no solo en el pelo, también en la leche.
“La decisión subraya nuestro compromiso de utilizar un proceso basado en datos y en la ciencia. Y dar seguridad de los animales que contienen alteraciones genómicas intencionales. Así como la seguridad de las personas que comen los alimentos producidos por estos animales”, dijo Steven M. Solomon, director del Centro de Medicina Veterinaria de la FDA.
En la agencia esperan que su decisión aliente a más empresas a presentar animales de granja editados genéticamente para la aprobación del mercado en un futuro próximo.
La letra menuda de la FDA y la carne de vacuno
El empuje de la FDA a la comercialización de carne de vacuno modificada genéticamente, tiene sus aliados y sus detractores. No por capricho.
Aquellos que cuestionan esas técnicas consideran que la agricultura industrial las utilizarán para potenciar pollos, cerdos, peces y vacas a crecer más y más rápido. Sería un futuro de granjas industriales a toda marcha, y un futuro casi seguro en detrimento del bienestar animal.
Están también aquellos que aseguran que el uso de herramientas genéticas aliviará el sufrimiento de algunos animales. La edición para la resistencia a enfermedades, por ejemplo, podría reducir dolencias y garantizar una buena salud y desempeño de los animales.
“La edición de genes en relación con los sistemas agrícolas actuales es interesante porque hay formas en las que podría aliviar el sufrimiento. Pero también hay formas en las que podría exacerbar diferentes aspectos del sistema actual”, dijo Adam Shriver al portal Vox. “Es algo que tiene el potencial de afectar profundamente el bienestar de los animales de granja, agregó el bioético de la Universidad de British Columbia.
Indicó la FDA que hasta la fecha, ha realizado determinaciones de bajo riesgo para discrecionalidad en la aplicación de muchos otras Alteraciones Genómicas Intencionales (IGA) en animales para usos no alimentarios y también ha aprobado solicitudes para grupos de cabras, pollos, salmón, conejo y, recientemente, en una línea de cerdos.
Sin embargo, la publicación especializada en la industria biotecnológica GMWatch hace críticas a la agencia. “La FDA acortó y simplificó su proceso habitual de supervisión regulatoria porque consideró que la IGA a la que se sometió al ganado era de ‘bajo riesgo’”.
Presiones políticas e historia complicada
La publicación argumentó que “la FDA desea demostrar que la carne de vacuno modificada genéticamente es favorable a las empresas”.
Dijo GMWatch que la “FDA parece haber cedido a la presión política. Para mostrar a los desarrolladores que sus procesos regulatorios no retrasarán la comercialización de animales y alimentos editados genéticamente. Steven M. Solomon, sonó más como un cabildero pro-OGM que como un guardián de la salud pública y ambiental. Cuando dijo que ‘esperamos que nuestra decisión anime a otros desarrolladores a presentar productos de biotecnología animal para la determinación de riesgo de la FDA en este campo. Allanando el camino para animales que contienen IGA de bajo riesgo para llegar al mercado de manera eficiente”.
El ganado, desarrollado por Acceligen, una subsidiaria de Recombinetics, es el tercer animal modificado genéticamente que se permite para el consumo humano en EE UU, después del salmón y los cerdos.
Al ganado se le alteraron los genes con la herramienta de edición de genes CRISPR para tener un pelaje corto y resbaladizo que les permita resistir más fácilmente el clima cálido. La esperanza es que el ganado que no esté estresado por el calor pueda aumentar de peso más fácilmente. Supone que hará que la producción de carne sea más eficiente.
Acceligen le dijo a la FDA en su solicitud que «el IGA contenido en el ganado PRLR-SLICK es el equivalente a las mutaciones naturales que ocurren en el ganado criado convencionalmente con un historial de uso seguro como fuente de alimento humano. Estas mutaciones dan como resultado el mismo pelaje resbaladizo visto en ganado con IGA, y las personas han comido de manera segura productos alimenticios derivados del ganado con pelaje resbaladizo durante años».
Cambios no deseados de la edición de genes
La publicación indicó que la edición de genes crea muchas mutaciones no deseadas (daño genético). De un tipo y número que es muy poco probable que suceda a través de la reproducción convencional. Esto significa que el ganado de pelo liso editado genéticamente no será el mismo como los criados convencionalmente.
Por lo tanto, no sorprende que la FDA señalara lo observado en esa carne de vacuno. «Tanto los análisis de los datos genómicos de Acceligen como los de la FDA encontraron evidencia de mutaciones no deseadas en las secuencias genómicas de los terneros fundadores».
La FDA descartó estas mutaciones como sin importancia. «Según los tipos de alteraciones no deseadas identificadas y la información disponible sobre sus ubicaciones genómicas, no se espera que produzcan cambios en la expresión de proteínas. Y según la caracterización molecular y los datos de salud animal, la FDA concluyó que no plantean problema de seguridad para el ganado. O para las personas que consumen productos derivados de este ganado».
Sin embargo, las «expectativas» de seguridad de la FDA no son prueba de seguridad. El genetista molecular Michael Antoniou hizo algunos comentarios. «Como mínimo, Acceligen debería haber realizado un perfil de expresión génica para ver qué cambios no deseados hubo en la función de los genes. Estos podrían causar problemas de salud a los animales a largo plazo». También debería haber realizado un análisis de proteómica para verificar que la expresión de la proteína no haya cambiado. Si lo ha hecho, podría resultar inesperadamente alergénica».
Advirtió que Acceligen y la FDA realizaron la secuenciación del genoma completo de los terneros editados. No especificaron si se trataba de la secuenciación estándar de lectura corta o larga. Si no usaron ésta última podrían haber pasado por alto grandes reordenamientos genómicos no deseados, como alertaron otros científicos.