Los expertos coinciden en que en tiempos de incertidumbre se disparan las teorías conspirativas. La última víctima de ellas tiene que ver con la salud. Atacan a la medicina tradicional para promover curas milagrosas con tratamientos que no han sido probados. Tampoco son económicos. Y quienes acuden a ellos son vistos como clientes.
Atrás quedaron los curanderos y chamanes que prometían operar con las manos. Los métodos recientes son más sofisticados. Descalifican a los médicos, los organismos de salud y la industria farmacéutica. A cambio promueven centros que prometen procedimientos milagrosos, llenos de jerigonza pseudocientífica, para curar desde el cáncer hasta la demencia. Todo en un solo paquete.
Conspiranoicos
Las teorías conspirativas no son un producto de la modernidad. Según Joe Uscinski, autor de «American Conspiracy Theories», han sido un ruido de fondo constante durante al menos los últimos 100 años. Kamy Akhavan, director ejecutivo del Centro Dornsife para el Futuro Político, de la Universidad de California del SUR va más allá. «Han existido desde que ha habido seres humanos. Es una forma de explicar lo inexplicable».
Anni Sternisko, estudiante de doctorado de la Escuela de Psicología Social de la Universidad de Nueva York, define las teorías de la conspiración como la creencia en que un grupo malintencionado está tramando un objetivo dañino. Abarcan una amplia gama de temas, desde mensajes subliminales en anuncios hasta la existencia de un grupo de élite que gobierna el mundo.
Sin embargo, todas tienen un elemento común: siguen una narrativa simple. Debe haber un villano oculto que realiza sus malvados planes sin ser detectado. Las víctimas son oprimidas y merecen nuestra simpatía. Finalmente, está el héroe que llegará para desenmascarar al villano.
También están más extendidas de lo que se pueda pensar. «Todo el mundo cree en alguna y quizás en más de una. Y la razón es sencilla: hay un número infinito de teorías de la conspiración ahí fuera. Si hiciéramos una encuesta sobre todas ellas, todo el mundo marcaría varias casillas», afirma Uscinski.
Seis elementos de una teoría conspirativa
Las teorías de la conspiración tienen seis puntos en común
- Un supuesto complot secreto.
- Un grupo de conspiradores.
- Pruebas que parecen apoyar la teoría de la conspiración.
- Sugieren falsamente que nada ocurre por accidente y que no hay coincidencias (nada es lo que parece y todo está conectado).
- Dividen el mundo en buenos y malos.
- Utilizan como chivos expiatorios a personas y grupos
Tratamiento para todo mal
La agencia de noticias Associated Press, presentó el caso del Hotel Tesla Wellness. Una empresa que ofrece tratamientos no probados junto a alojamiento convencional. Ubicado a 45 minutos de Pittsburgh, combina motel con “instalaciones médicas innovadoras”. Entre sus servicios destacan los «BioHealers», botes que, según la empresa, emiten «energía vital» curativa por biofotones. Cuestan entre $599 y $11.000. Ofrecen además modelos más económicos para mascotas.
El médico que fundó Tesla, Dr. James Liu, prefiere no utilizar el término «pacientes». Citando que «no son una clínica ni consulta médica». Admite carecer de validación clínica pese a licenciarse en Medicina y Nutrición. La modalidad forma parte del creciente mercado de curas no convencionales, impulsado por Internet. Utilizando jerga tecnológica y terminología espiritual. Ofrecen tratar cáncer, demencia, dolor crónico, revertir envejecimiento e incluso tratar mejor el covid-19 que las vacunas. Aunque no hay pruebas concretas que respalden sus declaraciones.
Expertos como Timothy Caulfield alertan sobre este fraude médico en expansión y sus riesgos para la salud pública. Si bien siempre hubo charlatanes- afirma- ahora proliferan gracias a la desinformación online generadas por teorías conspirativas que estimulan el escepticismo hacia la medicina.
Vender espejismos milagrosos
Las teorías conspirativas aunque promocionan una mejora en la salud, lo que realmente comercializan es la noción de tener acceso a información exclusiva. Un secreto reservado solo para los ricos y poderosos. Para muestra los denominados “medbeds”. Uno de los productos más destacados, costosos y cuestionables en este aspecto.
Se han vuelto populares dentro de la comunidad QAnon. Quienes creen que fueron desarrolladas secretamente por militares con tecnología alienígena y son usadas por los ricos. Teorizan que Trump revelará estos dispositivos médicos y serán gratuitos. Lo que ha impulsado el intercambio de rumores e información especulativa en foros online como Telegram.
Ante la espera por el supuesto acceso gratuito a estas camas médicas milagrosas, los BioHealers de Tesla son una alternativa menor. Pese a costar $300 la noche en habitaciones «altamente energizadas». Dentro de los botes hay una mezcla de piedras, metales y polímeros patentados cuya fabricación se basa en los biofotones. Aunque los biofotones son un fenómeno real, no existe evidencia científica sobre sus propiedades curativas o que puedan revertir el envejecimiento. Otro producto que comercializa Tesla es agua embotellada a $150 por 24 botellas de 16,9 onzas. El mismo volumen se vende en Walmart por solo $3.
Propio de la cultura estadounidense
Los remedios mágicos sin evidencia científica han estado presentes en Estados Unidos por más de un siglo. En el pasado, vendedores ambulantes ofrecían elixires mágicos con supuestas propiedades curativas. Más tarde, surgieron modas alrededor de dispositivos eléctricos y magnéticos que prometían curar padecimientos. Uno de los primeros fraudes documentados fue el de John Brinkley en los años veinte, quien implantaba testículos de cabra prometiendo revertir la infertilidad. Con el tiempo, la publicidad engañosa proliferó en revistas promocionando píldoras curadoras.
Actualmente, los procedimientos sanadores sin base científica se promueven en internet. Sitios como el de Alex Jones venden suplementos con promesas exageradas sobre sus propiedades y beneficios. Las comunidades en línea crecieron como consecuencia de la pandemia. Período en el que proliferó la circulación de información falsas sobre vacunas y ciencia médica. Estimulaban la desconfianza hacia las instituciones de salud. Alentando las pseudoterapias no probadas.
Para Stephen Barrett la desconfianza en el gobierno y en las grandes instituciones hace que la gente sea vulnerable. Barret es psiquiatra y experto en afirmaciones médicas no probadas que creó la organización Quackwatch en los años setenta para poner de relieve las estafas médicas. «También hay otros factores: Algunas personas están desesperadas por recibir ayuda y no saben qué creer».
En el ojo de la FDA
El fraude sanitario representa un gran negocio en Estados Unidos, con más de 5.000 millones de dólares en multas pagados el año pasado. Principalmente en programas como Medicaid y Medicare. Por lo que las autoridades prestan menos atención a compañías que venden tratamientos no probados.
Nikola Tesla es una figura popular entre teóricos de la conspiración. Al igual que la empresa de Musk, Tesla BioHealing tomó el nombre del inventor serbio. James Liu asegura que ofrecen alternativas ante la desconfianza en el sistema de salud. Seth Robinson, director de una clínica Tesla, describe al paciente típico como «desesperado» y escéptico ante los límites de la medicina convencional.
Muchas de las afirmaciones de la empresa imitan el lenguaje científico. Incluyen palabras que suenan técnicas como «quantum» o «biofotones» para aumentar su credibilidad. Pero el único estudio sobre los procedimientos de BioHealing fue uno liderado por Liu y tres empleados de la empresa, el cual evaluó a una paciente con dolores menstruales. No fue revisado por pares, se limitó a un solo paciente que también estaba recibiendo tratamientos estándar, carecía de un grupo de control y no ha sido replicado. Expertos como Caulfield calificaron dicho estudio como «científicamente inverosímil». Aún así, BioHealing lo cita somo respaldo.
Las promesas de Tesla sobre sus productos despertaron el interés de la FDA. En agosto, la agencia exigió respuestas a cuestionamientos sobre los dispositivos y beneficios médicos declarados por la empresa. En función de la contestación de Tesla a la FDA, la agencia podría imponer multas u ordenar el retiro de productos si las afirmaciones no están respaldadas.
Teorías seductoras
En el ámbito de la medicina las teorías conspirativas abarcan una amplia gama de temas, desde la desconfianza en las vacunas hasta la promoción de «curas milagrosas» no respaldadas por la ciencia. Algunas de las teorías más populares incluyen la creencia en que las vacunas causan efectos secundarios graves o que son utilizadas para controlar a la población, la idea de que las grandes farmacéuticas ocultan curas efectivas para enfermedades, y la promoción de tratamientos no probados o pseudocientíficos como alternativas a la medicina convencional.
Según una investigación de 2014 un alto porcentaje de estadounidenses las acepta. Por ejemplo, solo el 44% no está de acuerdo con la idea de que los médicos quieren vacunar a los niños a pesar de que sabrían que las vacunas son dañinas. El 37% está de acuerdo con que la FDA se niega a liberar la cura del cáncer. Solo el 46% no está de acuerdo con que la fluoración es un complot secreto para envenenar a las personas.
Las teorías conspirativas que promueven «curas milagrosas» y desacreditan la medicina basada en la ciencia se han popularizado debido a varios factores. En primer lugar, la difusión de estas teorías a través de las redes sociales y otros medios en línea ha permitido que lleguen a un público más amplio. Además, la desconfianza hacia la medicina y la ciencia tradicionales, combinada con la búsqueda de soluciones rápidas y fáciles para problemas de salud, ha contribuido a su popularidad.
Los estudios demuestran que las teorías de la conspiración se disparan en momentos de inseguridad y desorden. La incertidumbre y el malestar generalizados, como consecuencia de la pandemia de COVID-19, aumentaron su aceptación y la de presuntas «curas milagrosas». Porque es una forma de encontrar respuestas simples a situaciones complejas.
Más empatía que curas milagrosas
La existencia de curanderos milagrosos en el pasado tenía justificación en la ignorancia, falta de recursos económicos para costear tratamientos costosos y limitaciones de la medicina en la cura de algunas enfermedades. Pero las curas milagrosas promovidas por las teorías de la conspiración se alimentan del descrédito de la medicina y las instituciones del sistema de salud.
Ya no es la ignorancia. Ahora el problema es la desinformación. La internet está llena de información, pero mucha de ella es falsa. Tampoco es la falta de recursos. Como hemos visto en el caso de Tesla BioHealing, sus tratamientos son costosos. Y los avances de la ciencia han encontrado cura para muchas enfermedades que en el pasado eran mortales. Vale la pena preguntarse entonces ¿Por qué la gente prefiere creer lo que dicen los conspiranoicos y no lo que recomiendan los médicos?
Para algunos especialistas la razón radica en una atención médica centrada en resultados que ha perjudicado la relación médico paciente. Privilegiando la atención al mayor número con la menor cantidad de recursos. Un fenómeno que se agudizó durante la pandemia. Al no percibir empatía por parte de los médicos tratantes se genera una sensación de abandono.
Más que la evolución misma de la enfermedad es esa deficiente experiencia la que lleva a algunas personas a buscar consuelo en pseudoterapias alternativas. Lo que en realidad anhelan estos individuos y sus familiares es la atención personalizada que, con frecuencia, el sistema de salud, en especial el público, no logra brindarles. Buscan alivio emocional antes que falsas «curas milagrosas».