Por Patricia Matey | Ilustraciones: Artur Galocha
03/01/2016
Viviremos muchos más años y con mejor salud. Veremos desaparecer algunas enfermedades que hoy diezman a la población y asistiremos a una nueva era de la medicina: menos invasiva, más personalizada y con capacidad para mejorar la calidad de vida de los pacientes que conviven con enfermedades crónicas. Como reitera el visionario Leroy Hood, inventor en los años 80 del secuenciador y sintetizador automático del ADN y cofundador y director del Instituto de Medicina P4 en EEUU, ya estamos en el advenimiento de la ‘medicina p4’. Las ‘p’ de predicción, prevención, personalización y participación.
En los últimos años la población está siendo testigo directo de nuevos avances que ocupan las portadas de los medios de comunicación: el control de enfermedades infecciosas como el sida, la polio o la tuberculosis, el desarrollo de nuevos biomarcadores, los ‘verdaderos detectives de la salud humana’ (ya que se interpretan como indicadores del estado de salud, de la esperanza de vida o del riesgo de enfermedad de una persona determinada), los avances en terapia genética o la llegada de nuevos tratamientos para la hepatitis C, el cáncer, la artrosis, las enfermedades hematológicas o las patologías neurodegenerativas.
Como aclara Carlos Simón, pionero en la derivación de las primeras líneas de células madre embrionarias en España y director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad y de Igenomix: “Sin duda llegaremos a poder vivir 120 años. Somos más longevos que la generación anterior y las futuras lo serán más, pero esto no es debido a modificaciones genéticas sino a la mejora de nuestra calidad de vida en el sentido amplio, tanto médico, como alimenticio y laboral. Los nuevos medicamentos y terapias nos van a servir para curar, por ejemplo, las enfermedades oncológicas que son las que mayor impacto tienen en la mortalidad durante el envejecimiento”.
Los expertos apuntan a que la medicina evoluciona a gran velocidad gracias a los avances que llegan de la mano de la investigación, la ciencia y la tecnología. La mirada está puesta en el futuro.
Oncología
Como especifica Eduardo Díaz-Rubio, catedrático y jefe del Servicio de Oncología Médica Hospital Clínico San Carlos, “en los próximos 10 ó 20 años se van a producir avances muy importantes y de ellos cabe esperar que podamos controlar la mayoría de los tumores”. Cada vez “conocemos mejor molecularmente las células cancerosas lo que repercute en el desarrollo de terapias más específicas y con mejor tolerancia. Cada paciente tendrá un tratamiento a la carta”, apostilla.
Lo mismo sucederá con las enfermedades hematológicas. David Reese, vicepresidente de Ciencia Traslacional de Amgen en Thousand Oaks (EEUU), asevera que “su tratamiento puede cambiar sustancialmente, como en la leucemia y el linfoma, gracias al advenimiento de la inmunoterapia. Para otros trastornos de la sangre, como la anemia de células falciformes y la talasemia, el desarrollo de enfoques de terapia génica puede ofrecer una nueva oportunidad”.
Artrosis
Según explica Manuel Villanueva, traumatólogo, director médico del Instituto Avanfi y presidente de la Asociación Española de Cirugía Ecoguiada: “La artrosis está aumentando su incidencia. Es el precio que hay que pagar por el envejecimiento de la población”. Pero “no es sólo cosa de la tercera edad”. De hecho, como consecuencia de traumatismos, problemas de desarrollo o congénitos que afectan a la articulación es común que un 24% de los españoles la padezca a partir de los 40-45 años.
Tampoco los deportistas de alto nivel se librarán de ella. Pero hay grandes motivos para el optimismo. “Nuevas terapias biológicas, como Orthokine (suero autólogo condicionado, una variante o evolución del plasma rico en factores de crecimiento), las infiltraciones guiadas por ecografía y las prótesis de cadera y rodilla, que han dejado de ser patrimonio de gente mayor, ofrecen más opciones para mantenernos funcionales toda una vida”, insiste. De hecho, “las prótesis no duran una década. En pacientes menores de 60 años hay estudios de supervivencia a 15 años de la prótesis de rodilla del 90% y del 75% a 20 años. Para la cadera, hay trabajos de supervivencia a 20-25 años, superiores al 90%”, declara.
Reproducción
Tal y como cuenta Carlos Simón, director Científico del Instituto Valenciano de Infertilidad y de Igenomix, “existen enfermedades con un componente genético del 100%, como las producidas por mutaciones genéticas que son diagnosticables y prevenibles”. Nosotros, insiste, “trabajamos cuando la vida va a comenzar y el logro es poder asegurar a las parejas infértiles que su hijo va a nacer sano, libre de cualquier enfermedad genética y/o cromosómica”.
“En el futuro, además, las mujeres van a preservar su fertilidad en la década de los 20 para luego poder ser madres de forma más segura. La donación de gametos desaparecerá porque éstos se podrán crear de las células somáticas de aquellas personas que no tengan y así poder tener hijos genéticamente propios”. Incluso, “vamos a poder ‘reparar’ el gen mutado en el embrión enfermo realizando gene editing, por lo que no habrá necesidad de desechar los embriones enfermos, sino que podremos curarlos”, asevera.
Sida
Uno de los objetivos de la ONU es poner fin a la epidemia del sida en 2030, pero como aclara Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), “el control pasa por que el crecimiento se ralentice o no aumenten los nuevos diagnósticos, un objetivo factible con las medidas actuales: diagnóstico de todos los afectados y su tratamiento”.
Respecto a la llegada de la vacuna terapéutica, este especialista cree que “no estará disponible para 2016. No existe actualmente ningún candidato de vacuna ni ningún ensayo clínico en marcha que permita tal afirmación. Es posible, sin embargo, que entre los candidatos a vacuna terapéutica en el mundo, o entre las que están por diseñarse, todavía exista alguna que pueda ser eficaz para ayudar a contener la infección y permitir la curación funcional de los afectados”.
Patologías digestivas
Julio Mayol, jefe de sección de Cirugía Colorrectal en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, director de la Unidad de Innovación del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos (IdSSC) y codirector de M+Visión Consortium (una alianza entre la Comunidad de Madrid y el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para la promoción de la innovación en tecnología biomédica en la capital), defiende que aunque no es esperable que en el campo de las enfermedades digestivas se produzca el completo control de ninguna, “sí podemos aseverar que en los próximos años aumentarán los trastornos procedentes de la manipulación y conservación de alimentos. Asimismo, “se espera que los tumores de colon o recto se reduzcan gracias a los chequeos rutinarios”.
Polio
La incidencia anual de casos comunicados de poliomielitis se ha reducido en un 99%, por lo que la comunidad científica mantiene la esperanza y confianza en su erradicación. Según opina Juan Carlos Galán, de la Unidad de Virología Molecular del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y portavoz de la SEIMC, “aún no podemos crear la idea de que este gran logro se ha conseguido. Es ahora cuando los esfuerzos deben ser más intensos. Desde que en 1988 la OMS adoptó una resolución para su erradicación, un total de 123 países han sido declarados libres de polio (en España fue en 2002). En la actualidad, tres países aún no lo han logrado y de éstos en sólo dos (Afganistán y Paquistán) existen altas tasas de transmisión del virus”.
Tos ferina
El fallecimiento reciente de un bebé en España con tos ferina hace pensar que una enfermedad que creíamos olvidada está resurgiendo. No obstante, Gema Codina, del Servicio de Enfermedades Microinfecciosas del Hospital Vall d’Hebrón (Barcelona) y miembro de la SEIMC afirma: “Contamos con una vacuna eficaz, pero no ha desaparecido porque tanto si se pasa la enfermedad natural como si se administra la vacuna, la inmunidad resultante no dura toda la vida”.
Cardiovasculares
Las ECV siguen siendo la principal causa de muerte en los países desarrollados. Este porcentaje se ha reducido respecto al 48% de hace 20 años, aunque el envejecimiento de la población y la obesidad podrían impedir futuros progresos. Sin embargo, y como aclara Julián Pérez-Villacastín, director del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, es “la prevención desde la infancia (dieta saludable y ejercicio) la clave para ponerles freno”.
Otra prioridad es la inculcación de las técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP). “Su expansión, junto con la ampliación de desfibriladores automáticos en lugares públicos, salvará muchas vidas”, insiste. Se suman a ello la “colocación de válvulas cardiacas sin necesidad de cirugía abierta o stens bioadegradables para los afectados de infarto o angina de pecho”.
Más novedades llegan de la mano de la tecnología como los nuevos marcapasos sin cables o los corazones artificiales de asistencia ventricular externos que prolongan la calidad de vida del paciente hasta la llegada de un trasplante”.