“Lo peor de la crisis está por llegar”. Aunque la frase la pronunció hace unos días la presidenta del Banco Central Europeo, la francesa Christine Lagarde, fue el mensaje que también quiso transmitir este viernes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a los líderes de los 27 países de la Unión Europea.
Fue un llamado a tomar pronto las medidas que sean necesarias ante la profunda crisis económica que ha dejado la COVID-19, que elevará el desempleo del bloque a un 10% desde el 6,6% del mes de abril, con los jóvenes como los más perjudicados.
Durante la cumbre europea de poco más de cuatro horas, realizada vía videoconferencia, se colocó sobre la mesa la necesidad de negociar un paquete de 1,85 billones de euros: 1,1 billones del presupuesto comunitario para el periodo 2021-27 y 750.000 millones de euros del Fondo de Recuperación, que permitiría ayudar a las economías más afectadas por la pandemia.
A pesar de que von der Leyen afirmó que los líderes acordaron por unanimidad que “la gravedad de esta crisis justifica una respuesta común ambiciosa”, no todos ven la gravedad con la misma intensidad.
Una crisis en dos velocidades
Mientras el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, sostenía que “cuanto más tiempo perdamos, más profunda será la recesión” o la canciller Ángela Merkel indicaba que “no es exagerado decir que afrontamos el mayor desafío en la historia de la UE”, el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, afirmó que las discrepancias entre algunos países eran considerables y ve difícil llegar a un acuerdo en julio, tal como lo propuso el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
“No hay razón para tanta prisa. No es un drama si no hay un acuerdo a mediados de julio. Está bien que otros países presionen pero nosotros nos centramos en el contenido», dijo Rutte, quien recordó que los países en dificultades ya tienen una disposición de 540.000 millones de euros en líneas de créditos y avales de la Comisión Europea, el Banco Europeo de Inversiones y el Mecanismo Europeo de Estabilidad.
La COVID-19 deja hasta ahora en Europa más de 100 mil muertes y la economía se dirige hacia una “caída drástica” de acuerdo a Christine Lagarde. También puso de relevancia las diferencias en el grupo, lo que ha afectado su imagen en momentos en que más que nunca es necesaria la solidaridad para superar la crisis.
Aunque la Comisión Europea considera que los recursos del Fondo deben otorgarse en subvenciones (66,6%) y el tercio restante en préstamos, los conocidos como “Cuatro Frugales” (“Frugal Four”), Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Austria, bastante austeros en el manejo de su economía, afirman que el Fondo de Recuperación es demasiado grande y solo deberían otorgarse préstamos, porque las subvenciones tendrían que ser devueltas por todos los contribuyentes de la UE.
Supervisar las transferencias del Fondo de Recuperación
Los cuatro países quieren que ese dinero esté claramente vinculado a la pandemia y al necesario proceso de recuperación económica. Y que los países que se beneficien se comprometan a realizar reformas económicas. Incluso el canciller austriaco, Sebastian Kurz, pidió el establecimiento de un tiempo de vida del Fondo.
«Si alguien espera transferencias, dinero que no tiene que devolver, entonces creo que es perfectamente legítimo que quienes aportan lo supervisen», asentó.
Los países del este de la UE estiman que gran parte de ese dinero iría a los países del sur, por lo que han solicitado que también se destinen a la agricultura y a cerrar las brechas de desarrollo con el oeste.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, cree que las próximas semanas serán muy intensas y complejas para avanzar en las definiciones.
«En algunos temas hace falta seguir discutiendo. En las últimas semanas hemos podido consultar con las capitales para buscar claridad y ahora viramos a la nueva fase: la de negociar. Queremos tener un encuentro presencial a mediados de julio, y antes habrá propuestas concretas para intentar tomar una decisión».
Pero ve una “fuerte voluntad política” de llegar a un acuerdo.
El mensaje que dejó pasar von der Leyen fue positivo, tal vez porque los 27 coincidieron en la necesidad del Fondo de Recuperación y en que una parte vaya a préstamos y otra a transferencias directas, pero también solicitó avanzar con rapidez y con pies firmes, porque “la severidad justifica una respuesta conjunta ambiciosa. Inversiones y reformas”.
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