Por Efe
26/10/2016
Ecologistas en Acción (EA) ha presentado un informe en el que asegura que cuatro de cada cinco españoles respiraron aire contaminado por ozono troposférico, un gas tóxico presente en la capa más baja de la atmósfera, durante la primavera y el verano de 2016.
Los datos del estudio La contaminación por ozono en el Estado español durante 2016 cifran en 37,3 los millones de personas que respiraron un aire con un nivel de ozono en superficie (O3) superior a los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si se considera la legislación fijada por las normativas europea y española, “más laxa” que la recomendación de la OMS, los afectados se reducirían a 10,2 millones de personas, un 22 % del total, lo que supone unas 700.000 personas menos que en 2015 pero 3 millones más respecto a 2013 y 2014.
Además, la contaminación afectó también a “los turistas que vinieron a disfrutar de sus vacaciones de verano en la costa Mediterránea, las islas o el centro de la Península”, ha explicado a Efe el coordinador de la investigación, Miguel Ángel Ceballos.
El ozono es un contaminante “muy complejo” que afecta en mayor medida a las áreas suburbanas y rurales influenciadas por la contaminación urbana y, según el estudio, los niveles más elevados se registraron en Extremadura, Andalucía occidental, el interior de Galicia, de Cataluña y de Valencia, junto con el Valle del Ebro, el norte de Castilla y León y el de Madrid.
La información por parte de las administraciones públicas “no ha sido adecuada ni ajustada a la gravedad de un problema del que sólo se han librado en la cornisa cantábrica y Canarias”, ha advertido este experto.
Cada una de las moléculas de este gas incoloro y de olor acre está compuesta por tres átomos de oxígeno y se forma en la atmósfera como consecuencia de la reacción química entre la radiación solar y los contaminantes de los tubos de escape de los coches -óxidos de nitrógeno e hidrocarburos volátiles- u otros generados por determinadas actividades industriales.
Aún más preocupante es que “lo más probable es que esta exposición masiva vuelva a repetirse a partir de marzo de 2017”, advierte Ceballos, debido a la actual tendencia de “veranos más calurosos y otoños e inviernos más suaves”.
El mayor problema de este gas contaminante es su incidencia en la salud sobre todo de personas con enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas, además de niños -que respiran más aire por kilogramo de peso corporal aunque tienen pulmones más pequeños-, mujeres embarazadas, ancianos y todos aquéllos que desarrollan actividad física al aire libre.
EA recuerda que, según la OMS, hasta 1.800 fallecimientos prematuros se producen en España cada año “como consecuencia de la exposición a niveles de ozono como los registrados estos días”.
Otro efecto negativo del O3 radica en los daños a la reproducción y crecimiento de las plantas, pues reduce la biodiversidad y disminuye tanto el desarrollo forestal como el rendimiento de cultivos agrícolas.
El coordinador de calidad del aire de EA, Juan Bárcenas, ha añadido que, si bien las CCAA “están obligadas a tomar medidas y planes de acción para mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación por ozono”, hasta la fecha “la mayoría se ha negado sistemáticamente a elaborarlos”, lo que ha motivado la presentación de una denuncia ante la Comisión Europea.
Las principales vías de actuación para afrontar el problema pasan por “la disminución del tráfico motorizado, la potenciación del transporte público en las ciudades y la sustitución de los disolventes orgánicos por agua”, entre otras.