Por Cambio16
31/01/2017
La propagación de la corrupción en todo el mundo últimas décadas, hace que las personas se pregunten cómo alguien puede implicarse en estos crímenes. ¿Se empieza con pequeños actos o con una gran transacción fraudulenta?
Son varios los estudios que han apuntado a encontrar explicaciones psicológicas al tema. El último de estos estudios lo reseña The Atlantic, apuntando que un nuevo estudio indica que en promedio las personas se involucran en un gran evento corrupto la primera vez que delinquen.
El equipo a cargo de la investigación, publicada en Psychological Science, bajo el nombre “The Road to Bribery and Corruption”, reunió a un grupo de personas, quienes participaron de un juego experimental. El grupo fue dividido en dos, unos interpretarían a Directores Ejecutivos (CEO) de compañías constructoras, mientras que otros serían funcionarios públicos.
En algunas ocasiones, a los CEO se les presentó la oportunidad de sobornar a los funcionarios públicos con vacaciones privadas y así tener ventaja sobre los demás en la primera ronda del juego. A otros se les permitió alargar el proceso en dos etapas: primero invitar al contratista a cenar y luego ofrecerle el soborno en cuestión.
En la etapa final del experimento, los participantes ganaban dinero real a través de los contratos que lograran cerrar. Parte de las nuevas reglas incluían que los directores ejecutivos que sobornaran a su contraparte estarían quitándole dinero a otros participantes. En todas las ocasiones, era más probable que las personas incurrieran en grandes sobornos en primera instancia y no aplazar el proceso. Incluso si eso implicaba perjudicar a los demás. Una vez finalizada la investigación, los colaboradores admitieron ser conscientes de que sus acciones no eran las correctas, pero eso no los detuvo.
Cuando una persona incurre en una acción percibida como una falta contra su propia moral, debe encontrar maneras de reconciliarse consigo misma. Cuando se comete un crimen, se expande el espectro de permisión, es decir, la persona produce excusas para disfrutar de los beneficios de su infracción sin sentir culpa.
Danila Serra, profesora de economía en Southern Methodist University, quien ha estudiado ampliamente la corrupción y sus implicaciones, indica que el comportamiento de las personas hacia esta varía de una cultura a otra dependiendo de cómo sea juzgada por la sociedad. En un estudio conducido por Serra, los participantes incurrían menos en actos de corrupción si sabían que existía un castigo para ello.
Países donde el aparato judicial no es realmente efectivo ni fuerte pueden ser un ejemplo claro de ésto. Al no haber sanciones suficientemente rigurosas ni un sentido de autoridad bien establecido, las personas no temen incurrir en actos de corrupción u otros ilícitos.