El gigante del petróleo Shell está nuevamente en la mira de organismos de seguimiento y control de las emisiones por contabilizar créditos de carbono bajo investigación para cumplir objetivos climáticos. Esta acción ha generado acusaciones de “mala fe” y “mala intención”.
Shell utilizó créditos de carbono procedentes del cultivo de arroz para compensar una parte de sus emisiones de gases anuales, alegando que de esta forma reducía la «intensidad de carbono» de sus productos derivados de combustibles fósiles. Pero los expertos sostienen que los vendedores de estas compensaciones cuentan en exceso sus reducciones de emisiones y utilizan trucos contables para eludir los controles, señala Climate Home en una investigación.
Estas acusaciones llevaron a Verra, la principal norma sobre carbono, a suspender los proyectos a principios del año pasado e iniciar una investigación. Como consecuencia, Shell los retiró de su sitio web. Aunque la revisión de Verra continúa, el 9 de enero Shell apartó discretamente más de un millón de créditos producidos por los proyectos suspendidos. Esto significa que cuenta las reducciones de emisiones reclamadas para sus objetivos climáticos.
Shell ha sido demandada por grupos de activistas, comunidades africanas y diversas agrupaciones ambientales por incurrir en prácticas poco claras en su discurso. E incluso sus accionistas se han opuesto a sus planes y decisiones. La petrolera perdió una demanda judicial en los Países Bajos. El tribunal le ordenó reducir a casi la mitad de sus emisiones de CO2 en 2030.
Rachel Rose Jackson, directora de política climática de Corporate Accountability, indicó que las acciones de Shell fueron «vergonzosas, dudosas e imprudentes en el contexto de una emergencia climática mortal». Añadió que “retirar más de un millón de compensaciones de proyectos que se están investigando activamente apesta a mala fe y mala intención”.
Shell y sus créditos de carbono
Jonathan Crook, de Carbon Market Watch, consideró que Shell debería haber esperado al menos hasta que terminara la revisión de Verra para ver si había problemas con las compensaciones.
Si las compensaciones tienen problemas, entonces, añadió, “no tienen valor desde una perspectiva climática y utilizarlas para objetivos de intensidad neta de carbono es totalmente inapropiado”.
Shell no respondió a preguntas detalladas sobre estas compensaciones de los créditos de carbono en particular. Pero un portavoz comentó que los créditos que compra la empresa están «certificados de acuerdo con estándares independientes. Y examinados a través de nuestro proceso de diligencia debida».
Los créditos de carbono son un instrumento internacional que permite a empresas y países compensar las emisiones de dióxido de carbono. La idea que subyace a estos proyectos es que emisores como Shell paguen a los arroceros chinos para que tomen medidas de reducción de sus emisiones que de otro modo no podrían permitirse.
El arroz se cultiva habitualmente en campos inundados conocidos como arrozales. Estos tienen más bacterias que los campos secos y las bacterias descomponen las plantas en análisis, convirtiéndolas en un potente gas de efecto invernadero llamado metano.
Para reducir los daños al clima y ahorrar agua, los promotores del proyecto afirman que pagarían a los agricultores por drenar periódicamente sus campos. Con menos agua estancada, hay menos bacterias y menos metano. Pero las opiniones de los expertos y la literatura científica sugieren que muchos agricultores ya emplean esta técnica en toda China, alentados por el gobierno central. Por lo tanto, no necesitan incentivos provenientes de créditos de carbono para hacerlo.
Créditos en investigación
La agencia de calificación de créditos de carbono BeZero Carbon ha otorgado a un proyecto chino de cultivo de arroz similar al de Shell su puntuación más baja posible.
Su evaluación dice que existe un «riesgo significativo» de que las medidas de reducción de emisiones no sean adicionales a lo que sucedería sin el dinero de los créditos de carbono. Esto «debido al alto nivel de apoyo gubernamental a las actividades del proyecto».
La investigación de Climate Home encontró que los promotores del proyecto dividieron artificialmente los campos en varios proyectos para hacerlos pasar como de pequeña escala y evitar controles más estrictos.
Estas actividades recibieron inicialmente luz verde del líder en estándares de carbono Verra. Pero a principios del año pasado, en respuesta a las preocupaciones, identificó “problemas de calidad”, lanzó una revisión e impidió que los proyectos produjeran más créditos.
Sin embargo, la suspensión no impidió que las compensaciones que ya estaban en circulación se vendieran o utilizaran para compensar emisiones. Shell dijo el año pasado que estaba al tanto de la revisión de Verra y que «observaría atentamente los resultados cuando se publicaran».
La compañía retiró las compensaciones de una página web dedicada a su cartera de créditos de carbono ofrecidos a clientes externos. Y un portavoz indicó que esto estaba «pendiente de la revisión de Verra».
Mientras Verra investiga los créditos, ha dado el raro paso de prohibir que se siga utilizando la metodología de cultivo de arroz con la que se desarrollaron los proyectos. El registro está trabajando ahora en un nuevo reglamento para futuras compensaciones por el cultivo de arroz. Dice que permitirá a los promotores de proyectos «lograr reducciones de emisiones creíbles y generar créditos de alta calidad».