El Pacto Mundial de Naciones Unidas España, la iniciativa líder en sostenibilidad empresarial, ha puesto en marcha un proceso de consulta para conocer el grado de implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en las empresas españolas e involucrarlas en la toma de decisiones efectiva y realista de las medidas que van a materializar la Agenda 2030 y la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030 en España.
La consulta está dirigida a todas las empresas del país independientemente de su tamaño, sector de actividad o naturaleza. El proceso, que se realizará en dos fases, la primera mediante una encuesta masiva y la segunda a través de un estudio cualitativo a expertos, culminará en un informe de conclusiones que se presentará en junio de este mismo año.
Según Cristina Sánchez, directora ejecutiva del Pacto Mundial de Naciones Unidas España, “queremos que sea el mayor ejercicio de escucha a las empresas del país en esta materia para elevar sus fortalezas y necesidades en materia de sostenibilidad, comprender cómo los compromisos que contiene la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030 se pueden potenciar y e involucrar al sector privado en la toma de decisiones”.
Este ejercicio es una tercera edición del llevado a cabo por el Pacto Mundial en 2018 en colaboración con el entonces Ministerio de Asuntos Exteriores y en 2020 de la mano de la Secretaría de Estado para la Agenda 2030 del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. En este último se logró recoger las aportaciones de 1.900 empresas españolas, las cuales se tomaron en consideración para construir la visión empresarial de la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030 publicada en junio de 2021.
«Desde hace tiempo se está demandando una normativa sobre debida diligencia que asegure que las empresas respetan los derechos humanos»
Cristina Sánchez es directora ejecutiva de la Red Española del Pacto Mundial. En ella recaen las tareas de liderar al equipo, identificar y gestionar alianzas estratégicas, diseñar acciones orientadas a la captación de nuevos socios, así como actuar de referente de la organización ante grupos de interés relevantes. Se incorporó al Pacto Mundial de Naciones Unidas España en 2007. Desde entonces, ha sido la responsable de la planificación estratégica, coordinación de proyectos y financiación de la organización.
Además, se ha encargado de coordinar los órganos de gobierno y asegurar el cumplimiento de las medidas de integridad y buen gobierno de la asociación. También ha ejercido como representante española en UN Global Compact, función que le ha llevado a participar activamente en los diferentes grupos de trabajo internacionales de UN Global Compact, así como en foros, conferencias y programas formativos relacionados con la sostenibilidad.
Varias semanas después del comienzo de la guerra en Ucrania, desde el Pacto Mundial de Naciones Unidas España se sigue animando a la colaboración empresarial para ayudar a las personas afectadas en este conflicto. El posicionamiento de esta iniciativa, así como los mecanismos en que se apoya, están recogidos en la reciente carta abierta de la CEO de esta organización a escala internacional, Sanda Ojiambo, donde se apela al cese de la violencia y el apoyo inequívoco de la vía diplomática.
¿De qué forma se puede instar a las empresas para que no sean cómplices de la vulneración de los derechos humanos?
Hay dos caminos básicos: la sensibilización y las herramientas. En el primer caso, mostramos las oportunidades que supone realizar una buena gestión de los derechos humanos e insistimos en que estos afectan a todas las organizaciones, independientemente de su tamaño, sector o actividad. Para hacerlo, realizamos formaciones, publicaciones, claves básicas y encuentros. Las herramientas han de ser prácticas, orientadas a la gestión, y basadas en los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos como marco principal para actuar.
Sin embargo, somos conscientes de que la vía de voluntariedad no está obteniendo los resultados que debería y, pese a que en estos diez primeros años de aplicación de los Principios Rectores se han hecho avances, estos resultan insuficientes. Por ello, hace tiempo que desde el Pacto Mundial de Naciones Unidas y desde otros actores, incluido el sector empresarial, se está demandando una normativa sobre debida diligencia que asegure que las empresas respetan los derechos humanos. Una normativa que ya está dando pasos en nuestro país y en el contexto europeo, pues hace tan solo unas semanas la Comisión Europea publicó el primer borrador de la directiva sobre la diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad.
La sostenibilidad corporativa comienza con el sistema de valores de una empresa y un enfoque basado en principios para hacer negocios. ¿Cuáles son estos principios?
Cuando hablamos de un enfoque basado en principios nos referimos a los Diez Principios del Pacto Mundial de Naciones Unidas, que son el pilar de nuestra iniciativa. Estos emanan de diferentes declaraciones internacionales y se dividen en cuatro bloques: derechos humanos, normas laborales, medioambiente y lucha contra la corrupción.
Nuestra misión es que las empresas los integren en sus estrategias y operaciones de modo que no solo cumplan con sus responsabilidades básicas para con las personas y el planeta, sino que también sienten las bases para el éxito a largo plazo. Son la base de la licencia para operar.
Un aspecto importante sobre este marco es que está completamente alineado con la Agenda 2030, pues ambos son transversales en temáticas y en el fin que persiguen. Mientras que los Diez Principios otorgan las pautas para no cometer impactos negativos, los ODS ayudan a las empresas a incorporar la visión del impacto positivo y encontrar oportunidades de negocio vinculadas al desarrollo sostenible.
¿En qué consiste la gobernanza transformacional, la ‘G’ de los criterios ESG?
La “G” de gobernanza pasa por incorporar la sostenibilidad en las competencias de los consejos de administración. Estamos hablando de las cuestiones relacionadas con el gobierno corporativo de las organizaciones, su calidad corporativa, su cultura y sus procesos de gestión. Esto abarca desde los planes de transparencia y lucha contra la corrupción, pasando por la gestión responsable de la cadena de suministro, hasta el sistema de bonificación de directivos y de la plantilla.
El objetivo es que las empresas practiquen un liderazgo ético y fomenten la confianza entre las instituciones públicas y privadas, incluyendo a la sociedad civil. Además, las expectativas de los grupos de interés, entre los que destacan los accionistas, van en aumento. Esta gobernanza debe estar basada en los Principios del Pacto Mundial, porque favorecen una cultura de integridad, equidad e inclusión más allá de las normas, actuando no solo conforme lo que es legal, sino lo que es correcto.
El Pacto Mundial de Naciones Unidas España ha puesto en marcha el mayor proceso de consulta empresarial sobre desarrollo sostenible. ¿En qué consiste?
Es un ejercicio de escucha abierto a todas las empresas de nuestro país que tiene un doble objetivo. Por un lado, queremos conocer el grado de implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el sector empresarial español y ver su evolución en esta materia. De otra parte, sirve para recoger necesidades e inquietudes de este colectivo sobre el desarrollo sostenible. Estas podrán ser utilizadas luego para aportar la visión del sector empresarial en los ejercicios de toma de decisiones sobre las medidas que van a materializar la Agenda 2030 y la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030 en nuestro país.
Para ello, el 10 de marzo lanzamos una encuesta masiva online de carácter cuantitativo dirigida a todas las empresas del país, independientemente de su tamaño, sector de actividad o naturaleza (pública, privada o de la economía social) y que estará disponible hasta el mes de abril. Los siguientes pasos serán un estudio cualitativo a expertos y la publicación de un informe de conclusiones sobre todo el proceso.
Esta consulta tiene sus antecedentes en 2018 y 2020 con sendas encuestas en las que 1.900 empresas españolas aportaron su visión a la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030. ¿Qué resultados arrojaron estas consultas?
De ambas consultas podemos extraer resultados muy interesantes y positivos, especialmente porque se observa entre ellas una mejora en el conocimiento de las empresas sobre Agenda 2030. En concreto, en 2020, un 81% de las empresas afirmó conocer este marco, mejorando en 10 puntos la cifra de 2018.
Además, en esta segunda consulta más de un 85% de las empresas españolas afirmó estar trabajando en alguno de los ámbitos de los ODS. Es decir, que la mayoría de las entidades de nuestro país están contribuyendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ya sea de manera directa, a través de acciones específicas destinadas a un ODS concreto, o indirecta, trabajando áreas que están recogidas en estos objetivos como la gestión de residuos.
Otra de las grandes conclusiones fue que el 82% de las empresas consultadas en 2020 aseveró que la implementación de los ODS les ayuda a ser más resilientes y enfrentar mejor futuras crisis como la de la COVID-19. En este aspecto, que la sostenibilidad sea percibida como sinónimo de resiliencia es una de las mejores bazas para que el sector empresarial se decida a apostar por la transformación sostenible de sus negocios.
Se necesitan líderes empresariales que expandan el mensaje de los ODS. ¿Qué avances ha realizado en este sentido el sector privado español y qué retos quedan por afrontar?
Hemos conseguido avances en este aspecto. Por ejemplo, ya en 2020 el 71% de los máximos directivos de las grandes empresas del IBEX 35 manifestaron públicamente su compromiso y el de sus compañías con el logro de los Objetivos de la Agenda 2030, elevándose desde la cifra del 37% del año anterior. El reto es mantener el compromiso y ampliarlo a todo el tejido empresarial.
Desde el Pacto Mundial de Naciones Unidas España insistimos en que es de vital importancia que el compromiso con la sostenibilidad se asuma desde el más alto cargo de la empresa y se comunique externa e internamente para que permee en toda la organización y provoque un efecto tractor en el resto de compañías del sector.
¿Impulsar una transformación que integre la sostenibilidad en la cultura de las organizaciones representa nuevas oportunidades de negocio?
Por supuesto. De hecho, es una de las ventajas que siempre exponemos a las empresas. Entre estas oportunidades se encuentra, por ejemplo, acceder a nuevos mercados, como las energías renovables o la economía circular, ámbitos con un gran potencial de crecimiento.
Además, transitar hacia el desarrollo sostenible también puede ayudar a las empresas a generar alianzas con otros actores, incluidas grandes empresas que buscan proveedores sostenibles, y acceder a contratos con el sector público que, cada vez más, recogen entre sus cláusulas criterios de sostenibilidad.
Es positivo además para las empresas porque les conecta de mejor modo con los consumidores y les ayuda a captar y retener talento de los equipos que comparten objetivos y valores.
¿Qué áreas habrías que priorizar para el crecimiento sostenible de la economía?
Desde mi punto de vista, y también alineada con las prioridades marcadas por el secretario general de Naciones Unidas, destacaría tres áreas principales.
En primer lugar, la financiación sostenible. Se necesitan entre 5 billones y 7 billones de dólares anuales para financiar la Agenda 2030. Para ello, recomendamos utilizar dos herramientas principalmente: la inversión socialmente responsable o ISR y los productos financieros innovadores como los bonos verdes o sociales. El interés en este punto es creciente por parte de los mercados y de los inversores. Las directrices europeas nos están dirigiendo por este camino también.
Por otro lado, la transformación de la economía requiere necesariamente un cambio sistémico en la manera en la que las empresas se relacionan con el planeta. Debemos pasar de impactar negativamente en el mismo a hacerlo de una manera positiva. ¿Cómo? A través del paso del modelo lineal a un modelo de economía circular, de la apuesta por las energías renovables y, en general, medidas que nos ayuden a reducir nuestras emisiones de CO2 y combatir el avance del cambio climático.
En tercer lugar, pero no menos importante, para alcanzar una economía completamente sostenible es necesario que haya una igualdad efectiva entre todos los individuos independientemente de su género, raza, religión, orientación sexual, etc. Pues, como marca la Agenda 2030, el objetivo es no dejar a nadie atrás.
“Transitar hacia el desarrollo sostenible ayuda a las empresas a generar alianzas con otros actores, incluidas grandes empresas que buscan proveedores sostenibles, y acceder a contratos con el sector público que recogen en sus cláusulas criterios de sostenibilidad”
¿Contribuye el reporte empresarial a fijar objetivos más ambiciosos?
Creo que sí. El reporte empresarial o los informes de información no financiera son una herramienta muy útil para trazarse objetivos y realizar un seguimiento y evaluación del plan de sostenibilidad de la organización. Y también para comunicar lo que se ha conseguido a los grupos de interés. Las expectativas de estos también ayudan a las empresas a progresar en su desempeño. Gracias a este ejercicio, las empresas pueden analizar su evolución en materia de desarrollo sostenible y detectar áreas de mejora, lo que da pie al planteamiento de objetivos más ambiciosos, cuantificables y basados en los resultados obtenidos.
La pandemia ha situado a las personas en el centro de la acción de las empresas. ¿Es posible humanizar la economía?
Es posible y necesario. La COVID-19 ha ayudado a visibilizar al sector empresarial comprometido, aquellos propósitos corporativos orientados a la creación de valor para con la sociedad y el planeta. Nosotros decimos que hacer negocio no solo es ganar dinero.
Podríamos decir que está cambiando la relación entre los consumidores y las empresas. Ahora la sociedad espera del sector privado que sea lo que desde el Pacto Mundial de Naciones Unidas España denominamos “a force for good”. Es decir, que su impacto tiene que ser positivo y que han de formar parte de la solución.
Y hemos de remarcar que en esa solución también se pueden encontrar oportunidades. Por ejemplo, según un informe de PwC, el cierre de la brecha de género en España sumaría 231.000 millones, un 18,5% de PIB, y crearía 3,2 millones de empleos.
La clientela, la cadena de suministro, la producción o la inversión son ecosistemas formados por personas. Por lo que la inclusión, la equidad o la defensa de sus derechos son palancas para hacer mejores negocios. Por tanto, humanizar la economía no solo es necesario para lograr un futuro más equitativo y sostenible, sino también una economía más rentable.