Cristina Narbona, vicepresidenta primera del Senado y exministra de medio ambiente, en una entrevista a Cambio16 en el contexto de su participación en el I Congreso Internacional de Sostenibilidad del Medio Ambiente (CISM), ha sentenciado que “no existe progreso social ni económico si hay colapso ambiental”.
Narbona cree que la política ambiental española no ha tenido la importancia que sí le han dado en otros países de nuestro entorno. Esto se debe, asegura, a que “los temas ambientales han sido considerados durante mucho tiempo en nuestro país como cuestiones marginales, contrarias al progreso; entendiendo por progreso el crecimiento económico, del Producto Interior Bruto (PIB)”.
Este primer CISM convocaba a expertos y representantes de todos los sectores; desde asociaciones y fundaciones naturalistas a empresas cuyo modelo de negocio se basa o se inicia en el camino de la sostenibilidad y el compromiso ambiental. Una jornada que inauguraba Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente del Ministerio para la Transición Ecológica y que cerraría Paloma Martín, consejera de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Madrid.
Energías renovables
No hay tiempo que perder porque el tiempo se agota. Por ello transmitía un mensaje esperanzador para el futuro próximo de las energías renovables de España. En este sentido, como país, asegura que “tiene un extraordinario potencial para desarrollar al máximo las energías renovables. Alemania, que tiene la mitad de las horas de sol que España, cuenta con diez veces más energía solar instalada. Tenemos por delante una enorme capacidad de crear empleo y generar riqueza; en una transición ecológica de nuestra economía que garantice un proceso más justo, más seguro y más duradero”.
Catástrofe del Mar Menor
Durante su intervención, Cristina Narbona se acordaba de la “gravísima catástrofe” que ha sacudido al Mar Menor en los últimos días; que ha acabado con la vida de miles de peces y ha dejado la laguna “absolutamente contaminada”. La vicepresidenta primera del Senado califica de “lamentable” tener que llegar a estas situaciones para que “la gente sea consciente de que la contaminación mata, pero la contaminación mata porque mata la codicia y la desidia”.
Una catástrofe que ha ocurrido porque “el riesgo de contaminación por nitratos no se ha afrontado y el resultado es un proceso, si no irreversible, al menos muy difícil y lento de revertir. Ahí han perdido trabajo todas las industrias turísticas del Mar Menor, de deportes náuticos, los pescadores… pero también lo van a perder los agricultores a los que se les toleró seguir roturando tierras y utilizar sin autorización pozos que mermaron la capacidad de los acuíferos y vertieron en el Mar Menor una cantidad ingente de nitratos”, declaraba Narbona.
Juventud contra el cambio climático
Narbona, además, sostiene como “fundamental» la movilización de los jóvenes en relación con el cambio climático, con la pérdida de biodiversidad y con la contaminación. «Estamos hablando del futuro de la humanidad, pero también del presente”.
Dilema ético
Cristina Narbona también se acordó de los ciudadanos más vulnerables a las consecuencias negativas y directas que tiene el calentamiento global en algunas zonas del planeta y hacía un llamado al esfuerzo conjunto de todas las partes de la sociedad para que se cumplan los objetivos establecidos.
“El cambio climático es ante todo un gravísimo desafío ético porque lo están padeciendo de forma mucho más dramática ciudadanos pobres en países desfavorecidos; que no tienen capacidad de anticiparse a lo que llamamos catástrofes naturales –sequías, inundaciones, huracanes, etc.– y que, sin embargo, son los que apenas han contribuido al cambio climático. Hay un dilema ético que nos convoca a trabajar desde la equidad a nivel global. Tenemos instituciones internacionales, pero el problema es que no se cumplen los convenios. Para que se cumplan es fundamental que se conozca la gravedad de la situación”, declaraba Narbona.
Negacionismo que no cesa
La otrora ministra de Medio Ambiente también habló sobre el negacionismo que aún persiste en algunas zonas de la Tierra, destacando que incluso en esas regiones hay buenas prácticas y voluntad por llevarlas a cabo, explicando que “hace falta pedagogía y que se conozcan las mejores prácticas. Existen buenas prácticas incluso en países que están regidos por personas que como Donald Trump niegan el cambio climático. Lo cierto es que en Estados Unidos hay muchos alcaldes, republicanos y demócratas, que se han comprometido de forma voluntaria a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promover sistemas de movilidad no contaminantes y a gestionar de otra forma sus ciudades. Y lo hacen a pesar de que tienen un presidente que va en la dirección contraria”.
La Unión Europea y el Green Deal
Respecto al papel que va a jugar la nueva etapa de la Comisión Europea, que ha liderado durante “mucho tiempo” las políticas de materia ambiental y la lucha contra el cambio climático, aseguraba que la nueva presidenta, Úrsula von der Leyen, ha fijado objetivos “más ambiciosos en materia de cambio climático y su gran apuesta es un Green Deal (Pacto Verde), una transición ecológica de la economía que permite crear empleo de calidad, avanzar en innovación y, al mismo tiempo, reducir la contaminación, preservar la biodiversidad terrestre y marina y reducir la emisión de gases de efecto invernadero”. Y para hacer frente a todos estos retos, la nueva etapa de la Unión Europea deberá “hacer frente al desafío de un renacido negacionismo que se va inoculando en muchos países”.
Compromiso ambiental conjunto
Cristina Narbona apelaba al compromiso ciudadano con el medio ambiente ya que “cada uno de nosotros tenemos que ser ciudadanos responsables de lo que hacemos y exigentes hacia los que son responsables en las administraciones públicas, hacia los medios de comunicación, que tienen que transmitir información veraz; y hacia las empresas, que tienen que comprometerse en serio en la transición ecológica y en el rendimiento de cuentas que, en el marco de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, nos convoca a todos a una visión diferente del progreso social y económico”.
Reforma constitucional
Por último, sugiere una reforma constitucional basada en “una educación de valores, con los principios de la sostenibilidad que deberemos reforzar, sin ninguna duda, en nuestra propia Carta Magna” y destaca el compromiso de los medios de comunicación, asegurando que “son imprescindibles para que se conozca la gravedad de la situación” ambiental que repercute de forma directa en la sociedad global.
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