Cristina Narbona ha sugerido una reforma constitucional basada en “una educación de valores, con los principios de la sostenibilidad que deberemos reforzar, sin ninguna duda, en nuestra Carta Magna”. Para la exministra no existe progreso social ni económico si hay colapso ambiental
Los temas ambientales han sido considerados durante mucho tiempo en nuestro país como cuestiones marginales, contrarias al progreso, entendiendo por progreso el crecimiento económico, del Producto Interior Bruto (PIB). En base a esa visión se ha mantenido la política ambiental en España en un nivel mucho más bajo del que se le ha dado en otros países de nuestro entorno. Esto ha producido procesos muy negativos, como es el hecho de que España, que iba avanzando con paso firme por la senda del desarrollo de las energías renovables, en el año 2012 ese avance se vio interrumpido de forma dramática para muchos pequeños y medianos ahorradores que con el cambio de regulación se arruinaron.
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Pero también desde el punto de vista de España como país que tiene un extraordinario potencial para desarrollar al máximo las energías renovables. Alemania, que tiene la mitad de las horas de sol que España, cuenta con diez veces más energía solar instalada. Esto también tiene mucho que ver con otra anomalía que se denominó como impuesto al sol, una penalización que no he conocido en ningún otro país y que, afortunadamente, ha quedado derogada la norma que la sostenía. Ahora lo que hay es un desarrollo reglamentario para permitir, animar e incentivar a los ciudadanos a que produzcan su propia electricidad con energías renovables. Tenemos por delante una enorme capacidad de crear empleo y generar riqueza en una transición ecológica de nuestra economía que garantice un proceso más justo, más seguro y más duradero.
No se han hecho los esfuerzos suficientes en materia ambiental
He estado en la manifestación inmensa que tuvo lugar en Cartagena (Murcia) como respuesta a la catástrofe gravísima del Mar Menor. Ha sido necesario que mueran miles de peces y que la laguna quede absolutamente contaminada para que muchas personas que hablaban de los ecologistas con desprecio cuando se alertaba de que esa laguna estaba siendo agredida por un exceso de utilización del suelo a través de la urbanización masiva y de una agricultura y una ganadería intensiva, con productos fertilizantes y nitratos.
Cristina Narbona, vicepresidenta primera del Senado y exministra de medio ambiente, en una entrevista a Cambio16, ha sentenciado que “no existe progreso social ni económico si hay colapso ambiental”.https://t.co/Yef8iTkXLM pic.twitter.com/vwj8AEeswW
— Energía16 – C16 (@GrupoEnergia16) November 28, 2019
El riesgo de contaminación por nitratos no se ha afrontado y el resultado es un proceso, si no irreversible, al menos muy difícil y lento de revertir. Ahí han perdido trabajo todas las industrias turísticas del Mar Menor, de deportes náuticos, los pescadores… pero también lo van a perder los agricultores a los que se les toleró seguir roturando tierras y utilizar sin autorización pozos que mermaron la capacidad de los acuíferos y vertieron en el Mar Menor una cantidad ingente de nitratos.
«¿Hay que llegar a este punto para que la gente abra los ojos y despierte?»
Por desgracia, en algunos lugares parece que sí. Por eso es fundamental que ahora la gente más joven, que tiene mucha más información que la que tuvo mi generación, se movilice como ya está haciendo en relación con el cambio climático, con la pérdida de biodiversidad y con la contaminación. Estamos hablando del futuro de la humanidad, pero también del presente. El cambio climático es ante todo un gravísimo desafío ético porque lo están padeciendo de forma mucho más dramática ciudadanos pobres en países desfavorecidos que no tienen capacidad de anticiparse a lo que llamamos catástrofes naturales –sequías, inundaciones, huracanes, etc.– y que, sin embargo, son los que apenas han contribuido al cambio climático. Hay un dilema ético que nos convoca a trabajar desde la equidad a nivel global.
Tenemos instituciones internacionales, pero el problema es que no se cumplen los convenios. Para que se cumplan es fundamental que se conozca la gravedad de la situación y para eso los medios de comunicación son imprescindibles. Doy las gracias a los periodistas comprometidos con los temas medioambientales y que afrontan dificultades como las líneas editoriales de sus empresas condicionadas por la financiación. Hace falta pedagogía y que se conozcan las mejores prácticas. Existen buenas prácticas incluso en países que están regidos por personas que como Donald Trump niegan el cambio climático. Lo cierto es que en Estados Unidos hay muchos alcaldes, republicanos y demócratas, que se han comprometido de forma voluntaria a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promover sistemas de movilidad no contaminantes y a gestionar de otra forma sus ciudades. Y lo hacen a pesar de que tienen un presidente que va en la dirección contraria.
#C16 | “No existe progreso social ni económico si hay colapso ambiental”. Las afirmaciones de Cristina Narbona, exministra de Medio Ambiente y Vicepresidenta Primera del Senado, podrá leerla en nuestra revista. Adquiera nuestra publicación aquí 🛒💶: https://t.co/Wc0Xhu3oHx pic.twitter.com/Kp4TT2TvcT
— Cambio 16 (@Cambio16) November 30, 2019
Todos jugamos un papel: las administraciones locales, regionales, nacionales y también la Unión Europea. Vamos a ver una nueva etapa de la Comisión Europea donde, al menos sobre el papel, la nueva presidenta –Ursula von der Leyen– ha establecido objetivos más ambiciosos en materia de cambio climático y su gran apuesta es un Green Deal (Pacto Verde), una transición ecológica de la economía que permite crear empleo de calidad, avanzar en innovación y, al mismo tiempo, reducir la contaminación, preservar la biodiversidad terrestre y marina y reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Será fundamental que sea así porque Europa ha liderado durante mucho tiempo las políticas contra el cambio climático y ahora debe retomar ese testigo para hacer frente al desafío de un renacido negacionismo que se va inoculando en muchos países.
La importancia del Mar Menor
También aquí y es lamentable que se tenga que llegar a sucesos como los del Mar Menor para que la gente sea consciente de que la contaminación mata, pero la contaminación mata porque mata la codicia y la desidia. Cada uno de nosotros tenemos que ser ciudadanos responsables de lo que hacemos y exigentes hacia los que son responsables en las administraciones públicas, hacia los medios de comunicación, que tienen que transmitir información veraz, y hacia las empresas, que tienen que comprometerse en serio con la transición ecológica y con el rendimiento de cuentas que, en el marco de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, nos convoca a todos a una visión diferente del progreso social y económico.
No existe progreso social ni económico si hay colapso ambiental. Os aseguro que ver de cerca el Mar Menor debería formar parte de una asignatura pendiente desde las edades más tempranas, de una educación en valores con los principios de la sostenibilidad que deberemos reforzar sin ninguna duda en nuestra propia Carta Magna.
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