El impacto social y económico del coronavirus se descorre con el avance del tiempo. Trabajadores activos, desempleados, ERTE están sumergidos en una incertidumbre que gravita sobre el daño de la crisis sanitaria. A ese segmento se une la población en retirada. En el EAE Business School prevén que el virus hará más insostenible el sistema de pensiones español.
Un estudio elaborado por esa institución especializada advierte que la pandemia ha reducido el espectro de los pensionados.
En abril, el número de afiliados era de 18.396.362 personas. Esta cifra representa una disminución de 865.274 trabajadores y es la caída más pronunciada en los trabajadores del régimen general (-778.067). Los siguen los autónomos (-61.501) y las empleadas de hogar (-19.815).
“A lo largo de 2020 se estima una caída importante en las cotizaciones sociales como consecuencia del menor número de afiliaciones. Y de la reducción en las cotizaciones de 3,5 millones de trabajadores afectados por un ERTE que ha sido reconocido por la administración. Y los que habrá previsiblemente que prolongar hasta final de año”, señala Juan Carlos Higueras, profesor de EAE Business School.
El actual sistema de pensiones «tiene fecha de caducidad. No es sostenible y no permitirá ofrecer pensiones suficientes y dignas para los jubilados que están por llegar«, afirma Higueras, autor del estudio.
En este sentido, indica que antes de la COVID-19 se preveía un déficit del -1,3% en la seguridad social para el año 2020. Ahora se estima en -5,0% en 2020 y -3,1% sobre el PIB en 2021, en el mejor de los casos. Así como del -6,1% y -3,9%, respectivamente, para el escenario más adverso. Además, para cubrir este desequilibrio, la Seguridad Social tendrá que aumentar su endeudamiento, al menos hasta los 100.000 millones de euros.
Sistema de pensiones español
“La Seguridad Social afronta el 2020 con un déficit estructural que lejos de reducirse es muy posible que aumente, dada la desaceleración económica prevista. Con un fondo prácticamente agotado, de modo que, a corto plazo, la única alternativa realista es seguir endeudándose con el Estado. Hasta que se lleve a cabo una reforma integral del sistema de la Seguridad Social”, reflexiona el profesor.
A finales de 2019 había 9.801 millones de pensiones y 8.897 millones de pensionistas, con una tasa media de crecimiento anual del 1,1%.
Esto significa un aumento en cada uno de los conceptos superior a los 100.000 anuales, indica. Sin embargo, los datos de abril de 2020 han mostrado “un cambio puntual de tendencia tanto en el número de pensiones al caer en -46.879 en 2019 como de pensionistas, que han disminuido en -41.906 como consecuencia de la pandemia por COVID-19¨.
En 2019, la pensión media de las nuevas altas con 65 años fue de 1.184,95 euros. La de aquellos que se jubilaron con 59 años fue de 2.332,57 euros, casi el doble. Y las correspondientes a altas con 64 años era de 1.765,75 euros, casi un 50% superior.
“Hay grupos de trabajadores que tienen cuantías más elevadas en su pensión de jubilación y deciden formar parte del sistema antes. El problema no está, por lo tanto, en el importe de la pensión, sino en el hecho de que a edades tempranas dejan de contribuir al sistema. Razón por la cual es necesario revisar las condiciones de acceso a la jubilación”, precisa Higueras.
El ratio base de cotización frente a una pensión máxima, en el año 2008, era de 1,1 euros por cada euro de pensión máxima por percibir. Mientras tanto, en 2020 el ratio queda en 1,3.
El académico alerta de que “hay cierta pérdida de la relación entre la contribución realizada y la prestación recibida, que es posible que siga aumentando con el paso del tiempo y afectando a la tasa de sustitución”.
Por otro lado, la brecha de género también se observa en el sistema de pensiones español. En 2019, la pensión media para ambos sexos era de 995,76 euros. Al desglosar por género, los hombres percibían una pensión media de 1.212,67 euros con respecto a las mujeres, que solo recibían 793,9 euros, es decir, una diferencia de 418,8 euros.
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