por Cambio16
Hacinados, sin agua y bajo un sol abrasador durante casi 24 horas. Así han sido recibidos hasta unos 2.500 refugiados sirios y afganos en la isla griega de Kos, donde fueron recluidos por las autoridades en un estadio tras unos enfrentamientos con la policía a su llegada a tierras helenas.
Ocurrió el miércoles en esta isla del archipiélago Dodecaneso. Los testimonios de las personas que intentaron ayudar a los inmigrantes describen escenas de caos, impropias de un país europeo. Al menos un millar de los inmigrantes estaba en el centro del estadio sin atisbo de poder cobijarse del sol. Constance Theisen, de Médicos Sin Fronteras, estaba proporcionando asistencia a los refugiados y cuenta al diario británico The Guardian que la situación provocó numerosos desmayos: «Cada 15 minutos sacaban a una persona inconsciente del centro del estadio. Todo estaba fuera de control».
Los inmigrantes fueron trasladados al complejo deportivo para ser registrados por la policía, pero según Médicos sin Fronteras sólo tres agentes estaban coordinando esta operación. La lentitud del proceso provocó tensiones y desesperación entre los inmigrantes. Las fuerzas policiales decidieron hacer uso de una bomba de sonido para mantener el orden, hecho que provocó más indisposiciones y hasta ataques epilépticos entre los recluidos en el estadio. Hasta el miércoles por la noche los inmigrantes no fueron desalojados del complejo.
La masiva llegada de inmigrantes a la zona ha desbordado a las autoridades griegas. Según Médicos Sin Fronteras, la situación es «insostenible» desde hace un par de semanas. «Más de 7.000 nuevos refugiados, solicitantes de asilo y migrantes han llegado a la isla durante el mes de julio; el doble de los que había llegado el mes anterior. A falta de instalaciones de recepción adecuadas, la mayoría ha instalado tiendas en plazas y parques públicos de la ciudad, o están durmiendo en los alrededores de la comisaría de policía», relatan desde la organización.
La ONG ha emitido un comunicado en el que habla de que sus equipos han sido testigos del «acoso» a los inmigrantes y refugiados, presenciando incluso episodios de «hostigamiento» en los que también habría participado seguridad privada, prohibiendo a los inmigrantes sentarse en bancos del centro de la ciudad de Kos. «Lo que antes era una situación de inacción del Estado es ahora una situación de abuso por parte del Estado, ejercido por una Policía que ha incrementado su política de mano dura contra las personas vulnerables. La gran mayoría de la gente que llega aquí son refugiados que llegan de Siria y Afganistán. Las autoridades de Kos han dejado claro que no tienen intención alguna de mejorar la situación de estas personas. Creen que esto constituiría un «efecto llamada», pero, lo quieran ver o no, lo cierto es que estas personas huyen de la guerra y seguirán viniendo aquí, tanto si se las trata de detener como si no”, explica Brice de le Vingne, Director de Operaciones de Médicos Sin Fronteras. De le Vigne ha recordado que su organización lleva ocho meses reclamando a Grecia y a la Unión Europea «una recepción digna y humanitaria» a los inmigrantes.