Una cuarta parte de los cultivos globales se produce en lugares donde el suministro de agua está bajo estrés o los patrones de lluvia son muy erráticos
La producción mundial de alimentos está amenazada porque gran parte de lo que comemos se concentra en muy pocos países, y muchos de estos atraviesan por severas crisis de agua con mayor frecuencia e intensidad. El arroz, el trigo y el maíz, que proporcionan más de la mitad de las calorías alimentarias del mundo, son muy vulnerables: el 33% de estos tres cultivos básicos se abastecen de depósitos con estrés hídrico.
Las sequías extremas y prolongadas y la escasez de agua preocupan a los organismos dedicados a garantizar la seguridad alimentaria a gran escala. A tal punto que, en una semana, se han difundido tres estudios sobre las perspectivas negras que se avecinan si no se toman medidas urgentes para conservar los recursos hídricos. Y si no se pone fin a la destrucción de los ecosistemas de los que depende el agua dulce.
Uno de los estudios, elaborado por la Comisión Global sobre la Economía del Agua, afirma que más de la mitad de la producción mundial de alimentos estará en riesgo en los próximos 25 años debido a una crisis de agua que se acelera rápidamente y que afecta al planeta.
La mitad de la población mundial ya enfrenta escasez de agua, y esa cifra aumentará a medida que empeore la crisis climática, según el informe. La demanda de agua dulce superará la oferta en un 40% para finales de la década, porque los sistemas hídricos del mundo están sometidos a una “tensión sin precedentes”.
Amenazada la producción mundial alimentos
La comisión consideró que gobiernos y expertos han subestimado enormemente la cantidad de agua necesaria para que las personas tengan una vida digna. Si bien se necesitan entre 50 y 100 litros diarios para la salud y la higiene de cada persona, se requieren unos 4.000 litros diarios para tener una nutrición adecuada y una vida digna.
Cada aumento de 1 °C en la temperatura global añade otro 7% de humedad a la atmósfera. Esta proporción tiene el efecto de “potenciar” el ciclo hidrológico mucho más de lo que sucedería bajo variaciones normales, dice la Comisión. La destrucción de la naturaleza también está alimentando aún más la crisis del agua porque la tala de bosques y el drenaje de humedales alteran el ciclo hidrológico que depende de la transpiración de los árboles y el almacenamiento de agua en los suelos.
Los subsidios perjudiciales también están distorsionando los sistemas hídricos del mundo y deben abordarse como una prioridad. Más de 700.000 millones de dólares de subsidios cada año se destinan a la agricultura y una gran proporción de ellos se destinan a fines indebidos, lo que alienta a los agricultores a utilizar más agua de la que necesitan para el riego o en prácticas derrochadoras, señala la investigación.
Advierte que la industria también se beneficia: alrededor del 80% de las aguas residuales que utilizan estas factorías del mundo no se reciclan.
Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio y copresidenta de la comisión, dijo a The Guardian que “la industria está recibiendo una gran parte de los subsidios, y también la gente más rica. Necesitamos subsidios mejor focalizados”.
Riegos sobre rubros básicos: maíz, arroz y trigo
El segundo estudio, publicado por el Instituto de Recursos Mundiales -con sede en Washington- encontró que una cuarta parte de los cultivos del mundo se produce en lugares donde el suministro de agua está bajo estrés (mayor la demanda que la oferta), o donde los patrones de lluvia son muy erráticos.
Mientras que el tercero, elaborado por la agencia ambiental de la Unión Europea, observó que algunas partes del continente normalmente húmedas enfrentan una tendencia a secarse.
Las tres investigaciones son alarmantes por la avanzada e indetenible crisis del agua y su impacto directo en la producción global de alimentos, reseñó The New York Times. Además de las imponentes limitaciones para el consumo humano. Las organizaciones recomiendan de manera coincidente hacer correcciones urgentes de rumbo.
Entre las consideraciones se incluyen tapar fugas, reducir el desperdicio de alimentos, restaurar humedales y establecer objetivos corporativos sobre el uso sostenible del agua.
Datos del Instituto de Recursos Mundiales alertaron sobre las amenazas al maíz, el arroz y el trigo. Esos tres cereales proporcionan la mayor parte de las calorías que consumen 8 mil millones de habitantes del planeta.
«Si bien los agricultores se han adaptado a un cierto nivel de variabilidad en el suministro de agua, el aumento de la competencia y el cambio climático están llevando al límite los suministros disponibles», escribieron los investigadores. “Por lo tanto, cultivar en estas zonas pone en peligro la seguridad alimentaria”.
La concentración de la producción de alimentos en unos pocos lugares del mundo también supone un riesgo. Alrededor del 60% de los cultivos irrigados del mundo (en peso) se cultivan en zonas que enfrentan niveles altos o extremadamente altos de estrés hídrico.
Escasez de agua y estrés hídrico, lo que nos espera
Sólo en un puñado de países se concentra la producción de alimentos irrigados del mundo, y están agotando rápidamente su agua. Se trata de China, India, Estados Unidos, Pakistán, Brasil, Egipto, México, Vietnam, Indonesia y Tailandia.
En total producen el 72% de los cultivos irrigados del mundo, entre ellos la caña de azúcar, el arroz, el trigo, las hortalizas, el algodón y el maíz. Dos tercios de estos cultivos sufren niveles de estrés hídrico entre altos y extremadamente altos, lo que supone un problema para la seguridad alimentaria y las economías. Los cultivos irrigados suelen ser “cultivos comerciales” que se exportan.
Mientras tanto, la demanda de riego está destinada a aumentar. La agricultura ya es el principal impulsor del estrés hídrico, responsable del 70% de las extracciones mundiales. Según datos de Aqueduct, se prevé que la demanda de agua para regar los cultivos aumente un 16% para 2050, en comparación con 2019.
El aumento de las temperaturas está impulsando parcialmente esta tendencia. Cuanto más calor hace, más sedientos están los cultivos, sostiene el Instituto de Recursos Mundiales.
Algunos países están lidiando con la tensión entre la producción de alimentos y la seguridad hídrica. En la India, casi 270 millones de toneladas métricas —o alrededor del 24% de la producción agrícola total del país— se cultivan en cuencas hidrográficas que utilizan más agua de la que se puede reponer de forma natural.
El país ha recurrido a bombear aguas subterráneas no renovables y desviar sus ríos. Pero estas no son soluciones sostenibles a largo plazo.
El norte de la India pierde hasta 30 centímetros de agua subterránea al año debido, en parte, al bombeo para riego.El agotamiento de las aguas subterráneas puede triplicarse para 2080 a medida que las temperaturas en la India sigan aumentando.
¿Cómo cubrir la demanda creciente de alimentos?
El estrés hídrico afecta al 30% de la población cada año en los 27 países de la Unión Europea. Y se espera que empeore a medida que el mundo se calienta, dijo la agencia ambiental del bloque en su estudio. La agricultura es el mayor consumidor de agua en Europa y uno de los sectores más vulnerables al estrés hídrico.
El calor y la sequía ya están poniendo en peligro uno de los cultivos más codiciados del Mediterráneo: el olivo.
Estos crecientes desafíos relacionados con el agua se producen en un momento en que las demandas de alimentos están aumentando. Las investigaciones muestran que el mundo necesitará producir un 56% más de calorías alimentarias en 2050 que en 2010 para alimentar a unas 10 mil millones de personas.