Por Andrés Tovar
17/03/2018
La crisis de los opioides ha devenido en la primera causa de muerte accidental en EEUU. Según su Centro para el Control de Enfermedades (CDC), las muertes por sobredosis relacionadas con opiáceos han aumentado considerablemente en los últimos años. Solo en 2016, 64.000 personas en EEUU murieron por sobredosis, principalmente debido al uso de opiáceos.
Por consiguiente, Donald Trump ha declarado de la crisis de los opioides en el país es una emergencia nacional. Pero su enfoque parece más enfocado a tratar la drogadicción como problema criminal, distinto al enfoque de problema sanitario que han aconsejado diversos expertos que debe tomarse. Una prueba de ello es lo que lo que varios medios estadounidenses informaron esta semana. Según éstos, Trump se estaría preparando para combatir la crisis de los opiodes con un plan macro que incluye la pena de muerte para los narcos y otros distribuidores de opiáceos. Asimismo, plantea el cambio de las políticas de reembolso del gobierno para limitar el acceso a analgésicos.
Esta estrategia agresiva se asemejaría a la «guerra contra las drogas» de Richard Nixon de los años 70. El plan también fue impulsado por la administración de Ronald Reagan y estaba enfocado a reventar el índice de adictos mediante el cierre del mercado de drogas ilegales. Pero el plan no logró que disminuyeran los adictos. Por el contrario, surgieron nuevos problemas. Aparecieron otras epidemias, como la hepatitis C y el VIH / SIDA , ya que la penalización de la tenencia de drogas favoreció hábitos como la reutilización de las jeringas. También abarrotó las cárceles y le costó al gobierno una fortuna.
El debate de enfoque en la crisis de los opioides
Una gran parte de la comunidad médica estadounidense ha afirmado que la crisis de los opioides debe enfocarse en tratar la adicción. Igualmente en regular los mercados de drogas, en lugar de centrarse únicamente en eliminar el suministro de medicamentos. Por ello, han abogado por seguir la cartilla del Instituto Nacional de Drogodependencias. Por su parte, la Comisión Mundial sobre Políticas de Drogas, la mejor forma de reducir los daños a la salud pública creados por las drogas es despenalizando la posesión y el uso. Asimismo proponen alternativas a la cárcel para los traficantes de bajo nivel.
Frente a estos enfoques, Trump simpatiza con enfoques como el que se en la ciudad-Estado de Singapur. De acuerdo a fuentes citadas por Axios, el mandatario es un fervierte defensor de la idea de la pena de muerte para los narcos. «Lo dice mucho», afirmó una fuente que conversó con Trump sobre este tema. «(Trump) dijo literalmente. ‘Cuando le pregunté al primer ministro de Singapur si tenían un problema con las drogas, -respondió- ‘No. Pena de muerte‘».
De acuerdo con Axios, Trump podría llegar a respaldar proyectos de ley que contemplen sentencias de cinco años de cárcel para traficantes que traten con apenas dos gramos de Fentanyl. La agencia antidrogas estadounidense, la DEA, estima que dos miligramos de esta sustancia son suficientes para matar a alguien. Actualmente, para ser condenado a cinco años de prisión es necesario traficar con cuarenta gramos de la sustancia.