La crisis climática está transformando políticas de estado, modos de vida, maneras de producir, conciencia ciudadana y de consumo, y la respuesta organizada de la salud pública. En 2015, el Acuerdo climático de París, no solo estableció medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, también renovó mentalidades y percepciones. Abrió los ojos.
Dos médicas estadounidenses coinciden en que la presencia más frecuente de fenómenos climáticos extremos, está despertando la visión de médicos y planificadores de la salud pública. Neelu Tummala e Irène Mathieu conversaron entre sí sobre el cambio climático y su incidencia en la salud y fue reseñada por Orion Magazine. Afirman que, hasta hace unos diez años, el tema no se incluía en las cátedras de medicina de las universidades.
Tummala y Mathieu son también activistas de la salud climática que abogan por soluciones climáticas para proteger la salud de sus pacientes. Son miembros del comité directivo de Virginia Clinicians for Climate Action (VCCA). Grupo de defensa del clima cuyo objetivo es construir una red de líderes médicos que aboguen por soluciones al cambio climático. Y protejan la salud de nuestros pacientes y comunidades.
Neelu e Irène se sentaron a hablar sobre cómo procesan la crisis climática tanto profesional como personalmente.
“Me involucré por primera vez en el trabajo de justicia climática hace unos cinco años”, dijo Tummala, cirujana, escritora y articulista de The Washington Post, Scientific American, Newsweek, entre otros. “Recuerdo haber leído estudios que mostraban cómo los niños negros tienen más probabilidades de vivir en áreas con niveles más altos de contaminación del aire. Empeorando los síntomas del asma. Y que las comunidades de color están expuestas a niveles más altos de smog. Y más calor extremo en los vecindarios porque a menudo viven en zonas cercanas a las carreteras”.
Crisis climática y los planificadores de salud pública
Neelu Tummala comentó que el trabajo que hacen las comunidades de justicia ambiental “es lo que me ha inspirado a unirme a estos esfuerzos”. Ahora, añadió, parece increíble pensar en una época en la que no estaba muy familiarizada con todos los impactos en la salud de la injusticia climática.
En el diálogo, Irène Mathieu manifestó que “una cosa es entender intelectualmente cómo el cambio climático afecta a los más vulnerables. Otra cosa completamente diferente es experimentarlo a nivel personal”.
Contó la pediatra, poeta e investigadora de salud pública, las últimas etapas de su embarazo al comienzo de otro verano inusualmente caluroso en Virginia. “El día antes de mi parto, hacía más de 36 grados y nuestro aire acondicionado se dañó. Me coloqué debajo de nuestro ventilador de techo mientras mi hija se preocupada por cómo esta exposición al calor podría afectar nuestra delicada fisiología. Afortunadamente, pudimos reparar la unidad al día siguiente y no sufrimos efectos adversos para la salud. Pero no pude evitar reflexionar sobre las mujeres embarazadas que no tienen aire acondicionado, y tal vez ni siquiera un ventilador de techo”.
Tummala agregó que tiene muchos pacientes que han pasado por situaciones similares. “Hubo uno que tuvo que ir a una estación de tren y caminar. Porque en su casa hacía demasiado calor para que su nieto durmiera en una cálida noche de verano. Como destacan los informes del IPCC, los extremos climáticos se están volviendo más comunes en un mundo que se calienta”.
Ambas profesionales aseguraron que durante su formación no se les habló del cambio climático. Y afirmaron que el cambio climático no era parte del plan de estudios de la facultad de medicina. ¡Afortunadamente, eso está comenzando a cambiar!. Asimismo, la crisis climática está siendo considerada por la salud pública.
Anticipar los desastres y la prevención
“Hace diez años”, refirió Tummala según Orion Magazne, “nunca hubiera pensado en el cambio climático como un tema importante para discutir en la clínica. Pero ahora, ante el empeoramiento de los extremos de calor del verano, las temporadas récord de incendios forestales y los desastres naturales más intensos, consecuencia de la crisis climática, se siente como una parte tan esencial de la conciencia de salud pública”.
Sostuvo además que “con la llegada del clima primaveral más cálido, mis pacientes a menudo reflexionan sobre cómo sus síntomas de alergia al polen parecen comenzar más temprano en el año. Los datos muestran que esto se debe en parte al cambio climático. En comparación con hace 30 años las cosas se han alterado. El calentamiento global y los cambios asociados en los patrones de temperatura y precipitación han contribuido a una temporada de alergia al polen que dura unas 3 semanas. Más de lo que solía ser, comienza antes en el año y dura más. Y hay alrededor de un 20% más de polen en el aire”.
Entretanto, Mathieu resaltó que una razón común para que los niños vengan al consultorio es por las picaduras de insectos. Desafortunadamente, veo picaduras de garrapatas y mosquitos durante períodos más largos de la primavera y el otoño. Por lo que existe una mayor exposición potencial a la enfermedad de Lyme. La fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, el virus del Nilo Occidental y otras enfermedades transmitidas por estos insectos.
En su trato con pacientes y familiares “los ayudo a pensar en la preparación para desastres. Les digo que el cambio climático es la razón por la que necesitamos tener estas conversaciones. Mi trabajo es ayudarlos a anticipar lo que podría suceder, ya que gran parte de la crisis climática se trata de incertidumbre”.
Crear conciencia y movilizar voluntades
Mathieu dijo comprender la frustración que sienten tantos jóvenes por la inacción de las generaciones mayores sobre el tema. Es válida. “A menudo me siento desafiada por los hechos. Por ejemplo, a un hijo o paciente se le pide que haga pruebas de laboratorio de rutina para conocer su salud. Pero los efectos de la crisis climática no se pueden prevenir de forma individual”.
En ese sentido, ambas doctoras exaltaron las bondades de difundir el impacto de la crisis climática en las personas y en la salud pública.
“Tenemos que reconocer el bien mayor de la acción climática. Crear conciencia y movilizar la voluntad política para soluciones climáticas reales. Esa es una ‘modalidad de tratamiento’ para proteger la salud pública, que es esencial para un futuro más saludable para todos”.
Irène P. Mathieu es pediatra y autora galardonada de tres colecciones de poesía: “Grand Marronage”, “Orogeny” y “The galaxy of origins”. Es profesora asistente de pediatría en la Universidad de Virginia, donde practica la pediatría ambulatoria, dirige proyectos de investigación y defensa con participación de la comunidad. Y se desempeña como directora asistente del Programa de Humanidades de la Salud.
Mientras Neelu Tummala es codirectora del Instituto de Salud Climática de la Universidad George Washington y vicepresidenta de Relaciones Públicas de Virginia Clinicians for Climate Action.
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