El nuevo plan climático de México, anunciado en la COP27 en Sharm El-Sheikh, genera debate. Algunos lo exaltan por considerar que es serio y ambicioso, pero otros lo desestiman y hasta aseguran que es un retroceso en sus incipientes medidas climáticas.
El enviado climático de EE UU en la cumbre climática de la ONU en Egipto, John Kerry, dijo que el documento era “una de las contribuciones más destacadas entre los países del G20” y lo consideró un “cambio enorme y significativo con respecto a donde estaba México en la COP26 en Glasgow”. Luego, en la sesión plenaria de clausura, dijo que el país presidido por Andrés López Obrador «ha fortalecido significativamente su objetivo para 2030”. No obstante, un informe de Climate Action Tracker (CAT) sugiere que el plan generará más emisiones que la contribución determinada del gobierno anterior que se publicó en 2016.
El analista de riesgo político Carlos Ramírez señaló que el ministro de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, estaba tratando de posicionarse como amigable con el clima y asegurar la nominación de su partido para las próximas elecciones presidenciales.
México, un país de 130 millones, e Indonesia son los únicos dos países del G20 que no han establecido objetivos netos cero. Las políticas del presidente López Obrador han favorecido a la petrolera estatal Pemex sobre las empresas privadas de energías renovables. Asimismo, la analista del CAT, María José de Villafranca Casas, indicó a Climate Home que el plan es “ligeramente mejor” que la versión de 2020.
Plan Climático de México, ¿mejor o peor?
La versión del proyecto 2020 fue revocada por un juez por ser menos ambiciosa que la versión 2016. El juez dictaminó que, como México ha incorporado el acuerdo de París en su derecho interno cada plan climático debe ser más ambicioso que el anterior.
A primera vista parece más ambicioso. Mientras el de 2016 tiene como objetivo una reducción del 22% en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, el nuevo apunta a recortes del 30-35 %. Ambas reducciones se comparan con una estimación de lo que serían las emisiones si no se toman medidas, la «línea de base habitual». Pero las bases son diferentes. El de 2016 tiene como objetivo los recortes de emisiones desde una línea de base más baja y hace que sea más difícil reducir las emisiones.
En términos absolutos, el plan de 2016 apunta a emisiones más bajas que el nuevo. El objetivo anterior era de 757 MtCO2e para 2030, mientras que el nuevo es de 786 a 863 MtCO2e. Ambos planes prevén un aumento de las emisiones desde los niveles actuales hasta al menos 2030.
María José de Villafranca, que lidera los proyectos NewClimate Institute, que analizan el impacto de las acciones climáticas de países e industrias intensivas en emisiones, también acusó al gobierno de “contabilidad creativa”. Destacó que el nuevo plan deja a los bosques, que absorben carbono, fuera de su línea de base. Esto lo hace más alto y permite que estos sumideros de carbono forestal se incluyan en sus cifras de emisiones. “Si bien está técnicamente permitido, el enfoque no es transparente”, comentó.
Villafranca afirmó que había “una buena posibilidad” de que el nuevo plan climático de México sea impugnado en los tribunales como el de 2020.
Oferta por popularidad
El analista de riesgo político Carlos Ramírez apuntó que el ministro de Relaciones Exteriores estaba promoviendo “propaganda” para aumentar su popularidad. “Ebrard fue a COP27 para prometer una serie de objetivos que se ven muy bien en el papel, pero cuando regresas a México y ves lo que están haciendo, no hay acción. Al presidente no le importa el cambio climático. No le importa el medioambiente. Es un político de la vieja guardia que ve al petróleo como la principal fuente de energía. Y básicamente ha cancelado todas las opciones de energías renovables”, dijo.
Kerry ha realizado varias visitas a México para impulsar la acción climática. El presidente de la COP26, Alok Sharma, también estuvo en México para pedir que se mejorara el plan climático. “Kerry puede venir 100 veces, pero al final del día hay nada sobre el cambio climático”, prosiguió Ramírez,
En México habrá elecciones presidenciales en 2024. El actual presidente López Obrador es muy popular, pero no puede postularse. Lo más probable es que gane su sucesor que él escoja. Los dos principales candidatos son Ebrard y la alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, física y colaboradora de los informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático. En Ciudad de México, Sheinbaum ha promovido la infraestructura de transporte público y bicicletas, además de paneles solares en los techos.
Ramírez dijo que Sheinbaum puede hacer que México se dedique más a la acción climática, pero le sería difícil anular las políticas a favor de los combustibles fósiles de López Obrador. Particularmente porque seguirá siendo popular y poderoso después de dejar el cargo de presidente. La contaminación acaba de forma prematura con la vida de 8.000 a 14.000 personas cada año en Ciudad de México.