El crecimiento manufacturero de la zona euro se desaceleró a un mínimo de casi dos años en agosto debido a que disminuyó el optimismo ante los crecientes temores a una escalada en la guerra comercial global, mostró el lunes una encuesta.
Sin embargo, esta edición de la encuesta debe interpretarse con cierta precaución. Solo representa alrededor del 70 por ciento del tamaño habitual de la encuesta, ya que una gran cantidad de fábricas europeas se tomaron un descanso durante los meses de verano.
El índice final de gerentes de compras de IHS Markit cayó en agosto a un mínimo de 21 meses, hasta los 54,6 desde los 55,1 de julio, sin cambios respecto a la lectura preliminar, pero aún cómodamente por encima del nivel 50 que separa el crecimiento de la contracción.
El índice de producción, que se incluye en el PMI compuesto que se publicará el miércoles y se considera como un buen indicador de la salud económica, se elevó a 54,7 desde 54,4.
«Las fábricas de la zona euro informaron de nuevos avances sólidos en producción en agosto, pero las perspectivas se debilitaron aún más ya que el crecimiento de nuevos pedidos tocó un mínimo de dos años y las preocupaciones sobre las perspectivas se profundizaron», dijo Chris Williamson, economista jefe de IHS Markit.
Los indicadores que dan pistas sobre tendencias futuras, como el empleo, el optimismo y los nuevos pedidos, cayeron, lo que sugiere que habrá poca o ninguna recuperación en la actividad este mes. El índice de producción futura, que mide el optimismo, cayó de 62,4 a 61,0, su segunda lectura más baja desde finales de 2015.
Poca inflación para aumentar la demanda
Los fabricantes están cada vez más preocupados por una creciente disputa comercial global. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le ha dicho a sus asesores que está listo para imponer nuevos aranceles a importaciones chinas por valor de 200.000 millones de dólares.
Con el fin de aumentar la demanda, las fábricas aumentaron los precios al ritmo más bajo en un año. Los datos oficiales del viernes mostraron que la inflación en el bloque disminuyó al 2,0 por ciento el mes pasado, lo que respalda la impresión del Banco Central Europeo de que el reciente aumento de los precios podría ser solo temporal.
Con todo, las presiones sobre los precios se han acumulado lo suficiente para que el BCE comience a retirar algunas de sus medidas. El banco central planea finalizar su programa de compra de bonos este año, aunque se espera que los tipos de interés se mantengan sin cambios durante un año más.