Por Cambio16
10/07/2018
Pese a que crece el consumo energético en España en 2017, manteniendo su tendencia de crecimiento iniciada en 2015, tras despuntar 1,8% frente al año anterior, la demanda de energía hidroeléctrica se contrajo a casi la mitad (49,1%) respecto al año anterior, por efectos de la sequía, reportó la petrolera británica, BP en su acostumbrado estudio Statistical Review of World Energy 2018, una de las publicaciones de referencia del sector energético, que elabora cada año la compañía.
Entretanto, el consumo de carbón fue el que mayor incremento registró con un 28,5%, dando fuelle al aumento de las emisiones de CO2 en 6,9%. Se trata de hecho del nivel más alto desde 2012.
El gas natural, por su parte, también elevó su consumo (10,2%). Mientras que las energías renovables experimentaron un crecimiento del 2,2%, mientras que el petróleo aumentó un 1,2%. Y la energía nuclear disminuyó ligeramente, un 0,6%. De este modo, el mix de consumo de energía quedó de la siguiente manera: petróleo 46,7%, gas natural 19,8%, renovables 11,3%, carbón 9,7%, energía nuclear 9,5% e hidroeléctrica 3%.
A raíz de los resultados 2017, el presidente de BP en España Luis Aires Dupré considera necesario «no decaer en los esfuerzos para seguir impulsando una energía limpia y avanzar en la economía baja en carbono. Todo a pesar de que en 2017 las emisiones han vuelto a crecer, fruto de los cambios coyunturales en el mix energético».
Aumentan a escala global las emisiones de GEI
La transición global hacia una economía de bajas emisiones sigue en marcha. No obstante, factores coyunturales frenaron el avance en 2017, indicó BP en su informe.
Se detalla que 2017 fue un año en el que se continuó impulsando la transición hacia una economía con menos emisiones; pero también los factores cíclicos revirtieron o ralentizaron algunos de los avances de los años anteriores.
Así, el repunte del PIB mundial, de la mano de una mejora en la actividad industrial con una mayor demanda de energía y la ralentización del ritmo de mejora de la intensidad energética, unidos al giro experimentado en el consumo de carbón, implicaron que las emisiones de CO2 crecieran un 1,6% en 2017. El 63% de este incremento procedió de los países fuera de la OCDE.
En este contexto, crece el consumo energético en 2,2%. La cifra evidencia que 60% del incremento provino del gas natural y de las energías renovables, que crecieron 3% y 17% respectivamente. La data pone de manifiesto una tendencia a largo plazo hacia un modelo energético con menores emisiones. La energía nuclear creció 1,1%, con incrementos notables en China y Japón. Mientras que la hidroeléctrica aumentó 0,9%, alza lastrada por la caída de la producción en Europa. Finalmente, el carbón creció por primera vez desde 2013, en un 1%.
La demanda mundial de petróleo despuntó
Crece el consumo energético y con ello la demanda mundial de petróleo en 1,8%; y el hecho de que ésta superase la producción durante la mayor parte del año conllevó una reducción en las reservas; e impactó en el precio del crudo.
El gas natural tuvo un año marcado por el aumento del consumo. Sin embargo, quedó más que compensado por un mayor aumento de la producción; lo que empujó los precios a la baja. La expansión del mercado de GNL, así como la mayor movilidad de sus exportaciones ha conducido a un mercado mundial de gas cada vez más integrado con una mayor correlación y una menor volatilidad entre los precios de gas de las distintas regiones.
Crece el consumo energético eléctrico
Por su parte, la generación mundial de electricidad aumentó un 2,8% en 2017. Un nivel cercano a la media de la última década refiere BP. La mayor parte del crecimiento (94%), procedió de las economías emergentes. Mientras que la generación se ha mantenido en niveles similares en la OCDE desde 2010. De ese crecimiento, las renovables representaron casi la mitad (49%), seguidas del carbón (44%).
Crece el consumo energético de los fósiles, y sorprende el hecho de que, a pesar de los esfuerzos políticos para fomentar la sustitución del carbón por combustibles más limpios y con menores emisiones de carbono, apenas se aprecian mejoras en el mix de generación eléctrica durante los últimos 20 años. Así, la cuota del carbón, que fue del 38% en 2017, es exactamente la misma que en 1998.
Por otro lado, el peso de los combustibles no fósiles en el mix de generación eléctrica estuvo por debajo del que se tenía hace 20 años. Ello, debido a que el descenso de la electricidad procedente de la nuclear no se ha compensado, básicamente, por el aumento del peso de las renovables. Esta realidad hace necesario un replanteamiento de las políticas energéticas que sitúe el foco en el sector eléctrico.
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