La pandemia ha puesto a prueba la creatividad e ingenio en todas las disciplinas y actividades. El uso de tapabocas, como prenda fundamental, ha servido de musa para artistas que plasman cual lienzo figuras deslumbrantes y de científicos que buscan mayor protección. Burzo Criprian diseñó una «mascarilla social» y excepcional que detecta partículas de la COVID-19 en los alrededores, en un formato minimalista.
Merecedor del premio Pandemic ResponseCoLab del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, en inglés), el ingeniero rumano comentó su creación. “Todo empezó con un simple boceto. Y, por supuesto, el propósito de ayudar a la sociedad en la lucha contra este coronavirus”.
Las hay personalizadas, deportivas, corporativas, casuales, de renombradas firmas. Lavables y desechables. La de Criprian, aún está en desarrollo. La denomina Social Mask o Mascarilla Social y está elaborada con materiales antialérgicos, el policarbonato y el polipropileno.
La OMS recomienda el uso generalizado de la mascarilla ocho meses después de declarar la pandemia. Contra lo que decía al principio, hay evidencias científicas que avalan que este complemento ayuda a evitar contagios en zonas con alta transmisión.
Este nuevo modelo incorpora múltiples funciones inteligentes. Puede identificar los patógenos del aire gracias a algoritmos especializados y biosensores. A través de una aplicación en su teléfono móvil, se puede rastrear la cantidad de patógenos transportados por el aire circundantes. Recopilando datos que también mapean a otros usuarios a su alrededor y calculan el riesgo de infección con COVID-19. Además de detectar personas asintomáticas, medir la temperatura del usuario y avisar a los posibles contactos de riesgo.
Mascarilla mide temperatura y detecta posibles contagios
La mascarilla Social Mask está fabricada con materiales plásticos creados mediante impresión 3D. En la parte frontal consta de un dispositivo modular compuesto por un biosensor, un Bluetooth y un ventilador de aire
Criprian detalló a la web Behance que en uno de los laterales se encuentra un filtro de aire para una mejor ventilación. También un sensor de temperatura y una pequeña pantalla led para mostrar la temperatura corporal del usuario.
El ingeniero señaló que la mascarilla y sus biosensores son capaces de analizar las partículas del aire y detectar a personas asintomáticas contagiadas de la COVID-19.
En adición, el uso del Bluetooth permite que el dispositivo inteligente se conecte con el teléfono móvil, desde el cual el usuario puede conocer a través de una aplicación su temperatura corporal.
En caso de detectar indicadores de contagio, como partículas patógenas en el aire como un incremento de la fiebre. La aplicación avisa al usuario que se ponga en un contacto con un médico. Y expresa mediante un porcentaje las posibilidades de que esté contagiado de coronavirus.
Asimismo, la mascarilla social presenta un funcionamiento parecido al de aplicaciones de rastreo de contactos cercanos como RadarCovid. Puede detectar otros tapabocas a una distancia de hasta 300 metros y si sus usuarios tienen fiebre o no, así como informar a las personas en caso de contacto de riesgo.
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