Hablar de la década de los años ochenta es hablar de Regreso al futuro, el asesinato de John Lennon, la caída del Muro de Berlín, la perestroika, la Dama de Hierro -la Thatcher- y la era Reagan. También del walkman de Sony, el boom de las computadoras personales y los teléfonos móviles, los patines en línea y, por supuesto del Cubo de Rubik. Niños, jóvenes y adultos se «quebraron» la cabeza tratando de hallar alguna de las 43.252.003.274.489.856.000 combinaciones posibles y lograr que cada una de las 6 caras tuviese un color o patrón uniforme.
En un libro que salió a la venta esta semana, el húngaro Ernő Rubik, creador de este mítico rompecabezas, mezcla sus memorias con un tratado intelectual y una historia sobre su relación amor-odio con el invento que lleva su nombre y con la comunidad mundial de «cubers».
Un inicio modesto
Rubik creó su hoy famoso cubo en 1974. Pero la popularidad y el éxito de su invento no llegó sino hasta principios de la década siguiente. Desde entonces, el cubo de Rubik se ha convertido en uno de los acertijos más perdurables, cautivadores, enloquecedores y absorbentes. Se han vendido más de 350 millones de unidades en todo el mundo. Sin contar las imitaciones y las copias no autorizadas
El reto que supone su resolución ha dado origen a cientos de libros y, más recientemente, portales en internet, chats y vídeos en Youtube. Todos ofrecen estrategias mágicas. Incluso, algunos apuntan a desentrañar sus principios científicos y hasta a explicar su significado filosófico.
Larga vida y prosperidad
Ernő Rubik ya cuenta con 76 años de edad. Y tras casi medio siglo del invento que le dio fama mundial, escribió un libro sobre su vida y la carrera indomable del cubo. Y no podría ser de otra manera, Rubik y su Cubo son inseparables. La obra, con el título de Cubed: The Puzzle of Us All, se parece al propio invento. Leerlo se asemeja mucho a la experiencia de torcer y desmarañar uno de estos cubos. Carece de una estructura o arco narrativo claro. Un efecto que es deliberado, dijo Rubik: «Inicialmente, ni siquiera quería que el libro tuviera capítulos o incluso título».
“Tenía varias ideas y pensé en compartir esta mezcla de ideas que tengo en mente y dejar que el lector averigüe cuáles son valiosas”, explicó en un entrevista publicada por The New York Times. “No voy a tomar sus manos y acompañarlos en esta ruta. Puede empezar por el final o por el medio».
Rubik y su Cubo: juntos pero no revueltos
Si bien la vida de Rubik está ligada al Cubo, en su libro pone en claro las diferencias entre ambos. “Al Cubo le encanta la atención; a mí no. Está ansioso por interactuar con todos. A veces encuentro esto un poco difícil. Es bastante ambicioso. Yo lo soy menos ”, escribió.
Al principio, Rubik no tenía un salario de la compañía de juguetes y, durante un tiempo, vio pocas regalías. Vivía con su salario de profesor de unos 200 dólares al mes. Estaba nervioso por la fama. «No soy la persona a la que le encanta estar en el centro de atención, etc. Ese tipo de éxito es como una fiebre, y la fiebre alta puede ser muy peligrosa. No es la realidad», contó.
Un simple misterio
El Cubo de Rubik, también conocido como Cubo Mágico, está compuesto de cubos más pequeños. Estos pueden girar en bloque (de nueve en nueve). La finalidad del invento es ordenar los colores de forma que cada una de las seis caras se quede del mismo color.
La solución al Cubo Mágico o de Rubik ha sido tema de debate entre matemáticos. Durante años, se habló de que la solución estaba en un mínimo de 18 movimientos, aunque no había certeza respecto a la cifra definitiva. En 2010, un grupo de investigadores de la Universidad de Kent State, en Ohio, anunció que el número «final» es 20 movimientos, ni uno más.
Esto es el mínimo requerido. En la práctica, se estima que un ser humano debería utilizar de 30 a 40 movimientos para una solución «rápida». Desde 2018 Yusheng Du, de China, tiene el récord de velocidad mundial al resolver un cubo en menos tiempo que nadie. Lo hizo en 3.47 segundos.
Una lección de vida
En el mundo, 1 de cada 7 personas ha probado alguna vez resolver el Cubo de Rubik. El inventor encuentra esto muy satisfactorio en un mundo donde hay tantas dificultades económicas, culturales y políticas .»El Cubo me da la esperanza de que al final la gente será lo suficientemente inteligente como para resolver sus problemas y sobrevivir», afirma.
Además, este juguete ha resistido no solo la prueba del tiempo, sino de la tecnología «Los niños todavía descubren el Cubo por sí mismos. En nuestra era digital, la gente dice que los jóvenes pierden contacto con el mundo real», explica. Pero el Cubo les permite trabajar con su mente y con sus manos, dijo en una entrevista publicada por The Guardian.
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