La COVID-19 continúa avanzando y en España se sigue debatiendo en el ámbito político las medidas más acertadas. El Congreso de los Diputados debate la declaración del estado de alarma en el país para los próximos seis meses para «proteger la salud de los más vulnerables». Sin embargo, la gestión ha sido fuertemente cuestionada.
El Gobierno asegura que cuenta con un gran apoyo parlamentario. Cedió en que Pedro Sánchez acuda cada dos meses a las Cortes para dar detalles sobre la evolución de la pandemia y de las medidas. El presidente de los populares, Pablo Casado, confirmó la abstención de su grupo y criticó imprevisión, incompetencia y engaños del Ejecutvo.
Las comunidades autónomas están decidiendo sobre las restricciones que podrían frenar los contagios, pero los número no dejan de subir. En Castilla-La Mancha y Castilla y León anunciaron un cierre perimetral hasta el 9 de noviembre. Madrid solo ha pedido cerrar los días de puente.
De momento, Navarra, La Rioja, Aragón, Murcia, Asturias y Euskadi también han cerrado sus territorios de forma perimetral. La Rioja anunció el aislamiento de Logroño y Arnedo y el cierre durante un mes de la hostelería en ambos municipios .
Pero no todo tiene que ver con los cierres. España atraviesa un gran disgusto sobre cómo se está gestionando la pandemia. Sobre todo en el ámbito económico y el impacto de la más reciente decisión del gobierno de Sánchez: la aprobación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado en el que se ha presentado un alza de impuestos a contravía de lo que hacen otros países de la Comunidad Europea, como Alemania y Francia.
Alza de impuestos en España en medio de la pandemia
En el contexto actual de la pandemia cada Gobierno ha actuado de manera distinta en cuanto a medidas sociales y económicas. Sin embargo, España ha tomado un rumbo un tanto distinto que el resto de los países de Europa, que han optado por disminuir los impuestos e incluso suprimir el IVA, en el caso de Grecia.
El nuevo plan de presupuesto del Gobierno español plantea un aumento de impuestos a las rentas altas, grandes empresas y un incremento también del impuesto de patrimonios. El IRPF a las rentas de más de 300.000 euores anuales aumentará un 2%, mientras que el de la renta de capitales subirá 3 puntos porcentuales y el impuesto de patrimonio uno más.
En términos generales también subirá el IVA del diésel, aunque este aumento podría suprimirse si se pacta una enmienda con Ciudadanos, y las bebidas edulcoradas o azucarada. Además, también se plantea un aumento al plástico de un solo uso que sería a nivel europeo.
Con estos cambios el Ejecutivo pretende elevar el gasto social en 196.000 millones de euros pero la cifra que podría aumentar hasta los 239.000 millones. Además, planea duplicar el gasto en infraestructura a 11.500 millones de euros para dedicarlos a asuntos sociales. Sin embargo, estas medidas distan de las del resto de Europa, como es el caso de Alemania e Italia.
Países europeos prefieren bajar impuestos en medio de la pandemia
Otros gobiernos de Europa decidieron actuar de distinta manera, una bajada de impuestos. En Alemania anunciaron medidas de reducción de impuestos y ayudas a Pymes. Igualmente la exención de impuestos locales y la desgravación por hijos y ayudas familiares.
El Estado alemán otorgará a las empresas de menos de 50 empleados y autónomos ayudas que cubrirán hasta el 75% del volumen facturado en noviembre de 2019. La idea es compensar las pérdidas a los sectores más impactados.
Asimismo, el Ejecutivo italiano estudia la reducción de los impuestos sobre el trabajo. Aumentó las desgravaciones a los trabajadores. Las medidas están enfocadas en aumentar las inversiones públicas para hacerle frente al choque económico que han sufrido muchas familias durante la crisis del coronavirus.
Lo mismo ocurre en Portugal, donde se reducirán en 6.000 millones de euros los impuestos a empresas y se eliminará el impuesto de sociedades a los sectores más perjudicados por la pandemia. Asimismo, el Gobierno luso disminuirá los impuestos sobre la electricidad de forma permanente y bajará el tipo impositivo del IRPF, para reducir en 200 millones de euros el coste fiscal de los trabajadores.
Las pensiones y prestaciones mensuales por desempleo también aumentarán. Además, los sanitarios que se expongan a los contagios de la COVID-19 recibirán una compensación que equivale al 20% de su salario básico hasta un máximo de 210 euros.
Francia y Grecia se suman a la protección del salario
En Francia también se decretó un aplazamiento de 20.000 millones de euros para las empresas destinadas a la producción y las eximen de pagar impuestos. Asimismo, pusieron en marcha el plan Francia Relanza, dotado de 100.000 millones de euros para impulsar la economía tras la pandemia.
Grecia, por su parte, decidió eliminar el IVA por completo hasta marzo de 2021. Además, se anunciaron medidas para proteger el empleo de quienes tienen menos recursos. El Estado seguirá avalando los créditos de bancos a las empresas afectadas por la pandemia. En el Reino Unido también bajaron el IVA de 20% a 5% en productos de alimentación y de primera necesidad, que representan 20.000 millones libras.
Las medidas suponen un respiro económico para la población que lejos de dejar la pandemia atrás ahora enfrentan una segunda ola de contagios y no solo en el continente europeo.
La COVID-19 sigue avanzando y preocupan los datos europeos
La Organización Mundial de la Salud mira con preocupación los datos europeos y alerta que el continente puede llegar al máximo de las capacidades de las UCI en las próximas semanas. En el resto del mundo también se expande el incremento. La pandemia no da signos de remisión.
En Estados Unidos, el país con más casos positivos, seguido por la India, Brasil y Rusia, la pandemia ha provocado una gran contracción económica. Además, el virus golpeando con saña a América Latina.
Asia también experimenta fuertes aumentos. Lo mismo ocurre en África, donde la pandemia se ha disparado en las últimas semanas. Solamente Sudáfrica supera los 700.000 diagnósticos.
Pero al parecer no todo es malo. Es lo que sostiene Muhammad Yunus, un optimista como pocos que afirma que la pandemia es la gran oportunidad para crear un mundo mucho más justo y sano.
La pandemia como oportunidad para hacer del mundo un mejor lugar
Muhammad Yunus, el Nobel de la Paz 2006, impulsor y creador de una de las herramientas más conocidas y criticadas en el mundo para combatir la pobreza, los microcréditos o préstamos a los más vulnerables, cree que el coronavirus creó un escenario necesario. Una nueva oportunidad para «cambiar el mundo y no volver atrás».
El también conocido como «banquero de los pobres» asegura que el mundo necesita un nuevo sistema económico alejado del capitalismo que convierta el altruismo en una fuerza más poderosa que el interés propio.
Su premisa es que el mundo debe tener tres ceros: economía pobre cero, desempleo cero y emisiones netas de carbono también en cero. «Solo con este sistema el mundo conseguirá un sistema que pueda salvar la humanidad y el planeta», dijo
Sin embargo, hay cuestionamientos sobre la factibilidad de este modelo económico que propone y cómo se desarrollaría en el contexto de crisis que se ha desatado por la pandemia. Sobre todo cuando algunos incluso indican que es una de las peores de la historia.
La visión del Nobel de la Paz sobre la economía en tiempos de pandemia
La desigualdad ha ido aumentando con la crisis de la COVID-19. La ONU señala que millones de personas en el mundo se han visto sumergida en un mar de pobreza muy profundo. Sobre esto, Yunus tiene una visión clara: El mundo no debería sentirse ansioso por regresar a la situación económica prepandémica.
Afirma que el que el coronavirus «ha salvado a la humanidad de un sistema terrible. «Ha parado la maquinaria y es ese freno puede favorecer la lucha contra el calentamiento global, entre otras cosas», agregó.
Insiste en que no deberíamos regresar a un mundo en vías de destrucción, «sería una acción suicida». Su propuesta es que se dé un cambio de rumbo, no volver al mundo de antes. Se trata de aprovechar la oportunidad que la pandemia ha traído para «rediseñar» el sistema.
Una visión distorsionada sobre la «nueva normalidad»
Sobre la conocida frase «vuelta a la nueva normalidad», Yunus solo tiene una postura. «Es un sinsentido, pues no puede ser que la destrucción del planeta se conciba como algo normal, sobre todo porque no hay otro lugar para refugiarse». Para él, el concepto de normalidad no encaja dentro de este contexto.
Su idea es una búsqueda de la verdadera normalidad. Construir un mundo que sí sea normal, transformar lo que se conoce hasta ahora y llegar al equilibrio deseado. Una tarea que está en manos de los jóvenes por su facilidad para el cambio.
La clave, asegura, reside también en el poder de la imaginación. Ser capaces de imaginar el mundo que nos gustaría tener es indispensable para construir lo que nos permitirá llegar hasta allá. Usar la imaginación y la creatividad para rediseñar el mundo es una posibilidad, solo hay que descubrirlo.
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