El COVID-19, declarado ‘pandemia’ por la Organización Mundial de la Salud, se ha cobrado hasta la fecha más de 190.000 casos (de los cuales 11.300 son de España) y 5.000 fallecidos en unos 162 países. Sin embargo, en medio del estado de alarma y con la prioridad de las autoridades de contener su expansión y prestar una adecuada atención sanitaria, se abre un momento de reflexión colectiva que apunta hacia una factible transformación social, económica y ambiental.
Las emisiones de gases de efecto invernadero en 2019 disminuyeron en España un 5,8% respecto al año anterior, según se desprende de un informe publicado recientemente por el Observatorio de la Sostenibilidad (OS).
“Es muy probable que en 2020 las reducciones sean mucho mayores. Podemos hablar de un 10% de reducción de emisiones por la caída del carbón y por el efecto de la crisis del coronavirus. Tendremos que tener en cuenta, en todo caso, cuánto tiempo dura la pandemia del COVID-19 y cómo salimos de la crisis. Lo que se está observando ya a través de los satélites es la reducción de NOx, que es lo más visible desde el espacio”, explica a Cambio16 Fernando Prieto, director del OS.
Disminución de emisiones en Italia y China
La Agencia Espacial Europea, de hecho, ha publicado imágenes del satélite Copernicus Sentinel-5P que captan la disminución de la contaminación del aire en Italia. Específicamente, las emisiones de dióxido de nitrógeno. Una reducción que, de enero a marzo, es particularmente visible en el norte de Italia. Circunstancia coincidente con el bloqueo nacional de este país para evitar la propagación del coronavirus.
El mismo efecto que en China; el país en el que se diagnosticó el COVID-19 por primera vez (concretamente, en la provincia de Wuhan), en diciembre. La NASA detectó hace unas semanas “disminuciones significativas” en las emisiones de dióxido de nitrógeno. El gigante asiático confinó a 40 millones de personas de la provincia de Hubei; una medida drástica, pero que ha demostrado ser efectiva para contener la pandemia.
Madrid mejora la calidad del aire
La contaminación en Madrid, una de las ciudades españolas más afectadas por la pandemia, ha descendido un 35% en una semana. Dicha disminución ha estado alentada por la reciente declaración del estado de alarma y una situación meteorológica inestable que contribuyen a mejorar la calidad del aire de la ciudad, tal y como se puede comprobar en la sección de Calidad del Aire de eltiempo.es.
Los datos de contaminación se refieren a la reducción de un 35,2% de media en los niveles de NO2 presentes en la capital, con respecto al sábado anterior, cuando la ciudad operaba con normalidad. Además, concuerdan con los del uso de autobuses de la EMT, que apuntan a una reducción del 80% del número de usuarios en el mismo periodo.
“Si vemos el peligro, vemos la necesidad de actuar”
Álvaro Rodríguez, coordinador para España de The Climate Reality Project, considera que “si vemos el peligro, vemos la necesidad de actuar”. El responsable en España de la organización impulsada por Al Gore, en declaraciones a Cambio16 dijo que “en apenas tres días hemos demostrado que muchos de los aspectos que parecían teóricos y que debían ponerse en práctica se podían poner en práctica y eran reales”.
Así, los cambios en la movilidad y en la reducción de emisiones, entre otros aspectos, contribuyen positivamente a la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global. “Somos capaces de reducir el impacto de viajes en avión o en coche y la contaminación se reduce”, alega.
Deberíamos reflexionar, apunta el responsable español de The Climate Reality Project, sobre cómo era nuestro modo de vida, de consumo, de movilidad o de creación de trabajo antes de la crisis del COVID-19 y cómo debería de ser después.
COVID-19: una «oportunidad» para el cambio
Mar Asunción, responsable de clima y energía de WWF, reconoce que la prioridad es detener la expansión del coronavirus, sin olvidar que tenemos otras emergencias: «Hay que ver la oportunidad que nos puede brindar una crisis de estas características, que por supuesto no es deseable, pero no deja de estar ahí».
«Llevamos muchos años constatando que la crisis climática no se está deteniendo. La solución no es que se detenga la actividad para que bajen las emisiones«, sostiene la responsable de clima y energía de esta organización ecologista.
WWF cree que una vez superada la emergencia sanitaria es necesario transformar el modelo de desarrollo: «Tenemos la información necesaria para poner en marcha una transición ecológica. Es muy difícil parar a un tren que va a toda velocidad, pero una vez que está parado podemos pensar hacia dónde nos queremos dirigir».
Por ello, WWF pide repensar el modelo de transporte, la movilidad, las políticas urbanas o cómo se relacionan las personas entre ellas y con el medio ambiente. «Si hemos reducido el consumo de energías fósiles, no volvamos a los picos que teníamos y hagamos un esfuerzo firme por las energías renovables», añade Mar Asunción.
Los ecosistemas naturales son «salvavidas» para evitar la propagación de grandes epidemias. WWF explica que hay «relación directa» entre la degradación de ecosistemas y la difusión de enfermedades: «El cambio climático es una bomba de relojería que no ha estallado».
Como están cambiando los hábitats, aparecen vectores, como los mosquitos tigre en España, que trae enfermedades que pueden dispararse. «Estamos a tiempo de que no nos estalle«, concluye Asunción.
¿Qué ocurrirá con los trabajos de oficina?
El confinamiento al que la ciudadanía española se ha visto obligada deja otras reflexiones para valorar a medio plazo. Ahora, lo más visible es que la actividad económica y empresarial se está reduciendo drásticamente por la necesidad de contener el virus, pero subyacen otras cuestiones, además.
Muchos empleos requieren de la presencia física de los trabajadores, especialmente aquellos que implican atención al público en cualquiera de sus formas. Sin embargo, ¿qué ocurrirá con los trabajos que se realizan en oficinas cuando se supere la emergencia por el coronavirus?
Teletrabajo en España: un aliado factible
Los datos de Eurostat no dejan lugar a dudas: España (con el 4,3%) está a la cola de Europa en porcentaje de teletrabajo, por debajo de la media comunitaria (situada en el 5,2%). Encabezan la clasificación los Países Bajos (14%), Finlandia (13,3%) y Luxemburgo (11%), frente a Rumanía (0,4%) y Bulgaria (0,3%), que cierran la lista.
Tanto WWF, el Observatorio de la Sostenibilidad como The Climate Reality Project coinciden en la idoneidad de implantar el teletrabajo como una modalidad habitual en la empresa española tras la crisis del COVID-19.
“El teletrabajo hace que disminuyan las emisiones en nuestros entornos locales. Ya no estamos hablando de sitios remotos o de lugares lejanos, sino de nuestros propios entornos y lo vemos con nuestros ojos”, concreta Álvaro Rodríguez.
Empatía, solidaridad y reconocimiento
Los aplausos de reconocimiento a los sanitarios y al conjunto de profesionales que están trabajando de cara al público siguen dándole la vuelta a España. Para estas personas «está siendo duro, tanto física como sicológicamente», admite un farmacéutico de Valencia que prefiere hablar de «este esfuerzo colectivo» sin que aparezca su nombre.
Como viene repitiéndose estos días, el COVID-19 no distingue ideologías, situaciones socioeconómicas ni conoce fronteras. No obstante, según los datos del informe sobre exclusión y desarrollo social en España de la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada) el 18,4% de la población española (8,5 millones de personas) sería más vulnerable a la exclusión social por la crisis del coronavirus.
Conciliación y conexión tras el COVID-19
Al verse obligados a permanecer en casa, y en muchos casos a teletrabajar, los españoles están experimentando en la situación de alarma actual que la relación con las empresas y la forma de trabajar puede ser distinta a como lo ha sido hasta ahora.
Al evitar desplazamientos y viajes innecesarios aumenta la conciliación entre la vida laboral y personal. Además, la crisis del COVID-19 es un punto de inflexión para que la ciudadanía valore lo que realmente importa y se conecte más y mejor con su entorno y consigo misma. Un punto que no tiene por qué chocar con la productividad y la responsabilidad laboral, que se presume inherente a cada trabajador.
Solo será cuestión de tiempo comprobar qué aprendemos de esta crisis y qué cambios implementamos como sociedad para preservar la salud, el bienestar, el trabajo, la conciliación, el respeto a los demás y a la casa común, que es el planeta, con su rica y a la vez herida biodiversidad.
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* Para contactar con The Climate Reality Project puede escribir al email: contacto@climatereality.es