La COVID-19 sigue arremetiendo contra España. Tan solo en octubre se acumulan 4.000 fallecidos, más que todos los que murieron por gripe en 2019. De acuerdo con los datos del Ministerio de Sanidad, entre el 1 de octubre y el 30, hubo un total de 3.905 muertos. Una cifra a la que que se le suman los que comunican las autonomías luego del fin de semana.
La situación ha empeorado de manera progresiva. Es el caso de Cataluña, que pasó de sumar 16 muertos el sábado a 50 de este domingo. La Comunidad de Madrid no se queda atrás. El sábado registró 31 fallecidos. Las cifras no son alentadoras. España se ha convertido en el tercer país de Europa con mayor mortalidad por coronavirus desde julio. Solo la superan Rumania y República Checa.
El panorama no mejora. El martes pasado hubo un pico de fallecidos: 157 muertos. Pero no solo la situación sanitaria ha empeorado. Las calles de varias ciudades de España se llenan de manifestaciones, enfrentamientos, violencia y disturbios. Parece han llegado a su límite las ganas de soportar la medidas de confinamiento y otras restricciones. Madrid no ha quedado por fuera.
Disturbios en Madrid, más de 30 detenidos y policías heridos
Las comunidades siguen sumando contagios. Para frenar el incremento vertiginoso se aplican confinamientos perimetrales y restricciones. Sorpresivamente grupos no identificados comenzaron a montar barricadas y a lanzar objetos contra los agentes del orden. En pocos minutos derivaron en violentos disturbios. Madrid lleva dos noches consecutiva de fuertes escaramuzas, con quema de contenedores de basura y neumáticos.
Fueron detenidos 33 manifestantes durante la refriega y 4 agentes policiales resultaron heridos. Fue en la Gran Vía donde se desarrollaron los enfrentamientos más fuertes, se decomisaron productos químicos y dispositivos con carburantes que lanzarían como cócteles molotov.
Los manifestantes trataron de cortar el paso por la Gran Vía con la quema de contenedores y barricadas. Los agentes de seguridad desalojaron una manifestación de la Puerta del Sol que repetía el lema «Salimos a la calle, el pueblo está cansado». Ante la acción de las fuerzas del orden, se congregaron en Plaza de Ópera con lemas y canciones en contra del gobierno de Pedro Sánchez. Los revoltosos destruyeron mobiliario urbano y lanzaron piedras contra los escaparates y vidrieras de los locales comerciales.
El viernes en la noche la Policía Municipal desalojó en Madrid 105 fiestas en domicilios. También se registraron 16 locales de ocio abiertos pasada la hora del cierre. El panorama de Madrid se repitió en Málaga y Logroño, donde también protestaron por las restricciones que tratan de frenar el avance de la segunda ola de contagios.
Despliegue policial en Málaga y Logroño para contener las protestas violentas
Los altercados que se dieron en Málaga requirieron el despliegue policial después de que los manifestantes volcaron contenedores de basura y les prendieron fuego en la barriada Huelin. En Logroño la situación no fue distinta. Unos 150 radicales, muchos de ellos adolescentes, quemaron desechos, tiraron piedras a la policía y cortaron el tráfico cerca de las sedes del ejecutivo riojano y la Delegación del Gobierno. Algunos llevaban carteles con frases como «Más expertos y menos políticos» y exigían libertad frente a las restricciones para contener los contagios.
Siete policías fueron heridos y otras siete personas, de entre 15 y 24 años de edad, resultaron detenidas.
Negacionistas protestaron en Vitoria y las calles ardieron en Barcelona
La Ertzaintza fue la encargada en Vitoria de disolver el sábado una protesta contra las medidas restrictivas. Los agentes policiales pudieron identificar a varios de los manifestantes y aseguraron la zona para que no accedieran a ella. Sin embargo, se registraron desórdenes en las cercanías del Parlamento Vasco y la Delegación de Hacienda, con enfrentamientos entre los negacionistas y la Ertzaintza. En medio de los choques arrojaron pintura contra la fachada de la Delegación de Educación.
En Barcelona, las protestas del sábado dejaron 60 personas identificadas, un detenido y un agente herido. Un total que se le suma a los registrados el día viernes: 14 detenidos, 2 de ellos menores de edad, y 30 personas heridas: 20 agentes de los Mossos de’Esquiadra, 3 guardias urbanos y 7 ciudadanos.
Los disturbios más fuertes se desarrollaron en la Plaza San Jaume. El líder de Vox, Santiago Abascal, señaló a la «extrema izquierda», a menores extranjeros no acompañados y a «infiltrados» de ser los causantes de los disturbios.
En Cataluña, Ciudadanos se opuso a la versión del líder de Vox en esa región, Ignacio Garriaga, por los mensajes en los que atribuía los altercados en Barcelona simplemente al cansancio de la ciudadanía frente a las restricciones, mientras que apuntaba que tras los saqueos había inmigrantes ilegales.
Más ciudades se sumaron a la ola de protestas
En Valencia, Santander y Burgos los ciudadanos en general también tuvieron su mal rato. En la primera detuvieron a siete jóvenes, entre ellos un menor de edad, por participar en una manifestación no autorizada en la plaza del ayuntamiento. Querían protestar en contra de las medidas para contener la propagación de la COVID-19.
Por los disturbios en el centro de Santander hubo ocho detenidos y cuatro agentes heridos. El sábado por la noche un grupo de manifestantes intentó protestar, pero la presencia policial les enfrió el ánimo. Por las calles cercanas quemaron contenedores y papeleras.
La protesta callejera en Burgos dejó dos detenidos, uno es menor de edad, dejó; en Guijón sancionaron a siete por incumplir el cierre perimetral y el toque de queda.
Desde distintos ámbitos españoles rechazan la gestión de la crisis por la pandemia. No todos todos salen a las calles fomentar disturbios, pero amplios sectores piden el cese de las restricciones radicales, que escuchen a los científicos. Es el caso de empresarios, asociaciones, periodistas y escritores que afirman que los estragos de la pandemia también amenazan con acabar con los bares y las terrazas, un símbolo de la forma de vida española.
La extinción de los bares, otro daño colateral de la COVID-19
Los empresarios de la hostelería creen que la gestión de la pandemia ha sido «desastrosa» en cuanto a cierres y restricciones. Unas 85.000 empresas de restauración pueden cerrar este año y se ha dado un cambio de costumbres que puede resultar irreversible.
Muchos de este sector afirman que se han quedado sin ahorros. No han podido recuperarse y dudan que puedan sostenerse hasta enero, de hecho, algunos restaurantes icónicos han cerrado de forma definitiva. Piden ayuda. Las limitaciones actuales no les permiten buscar soluciones. Los políticos han marcado al sector de hostelería como el culpable», afirman.
En 2019 el sector aportó 102.168 millones de euros al consumo final, de acuerdo con datos del INE recogidos por la consultoría Foqus. En cambio en 2020 la Hostelería de España sostiene que un tercio de los establecimientos del sector puede cerrar.
Desde el mes de marzo lo han hecho unos 65.000 bares, restaurantes y hoteles. Con las nuevas restricciones es posible que las cifras sean más dramáticas. Los cálculos apuntan a que podrían caer 85.000 establecimientos solo en restauración. Desde la asociación sostienen que, ciertamente, todos los años cierran hasta 40.000 locales, pero también abren otros tantos. Algo que aparentemente no ocurrirá está vez.
Los trabajadores también se ven perjudicados por la situación. El sector pasó de tener más de 1,3 millones de trabajadores en el tercer trimestre de 2019 a 1,1 millones en el mismo período de 2020. Los empresarios aseguran que los datos del Ministerio de Sanidad indican que solo el 3,2% de los casos diagnosticados desde mayo pueden atribuirse a la hostelería. Por eso no justifican que no les permitan trabajar.
Los bares como punto de encuentro, más de que de empleos y un sector económico importante, se encuentran en peligro por los estragos de la pandemia. Desde los mostradores vacíos también piden que cesen las restricciones y mejore la gestión.
Exigencias y manifestaciones de todo tipo ha sido la respuesta de los ciudadanos a las nuevas medidas. Pero no solo se aplican restricciones en España, toda Europa resiente el nuevo golpe de la pandemia. Los países van regresando a los confinamientos y al toque de queda.
Europa regresa a los confinamientos
Algunos expertos se equivocaron y la segunda ola llegó a Europa antes de lo que calculado. Los gobiernos comienzan a aplicar medidas similares a las de marzo y abril, cuando se disparó la pandemia.
La Unión Europea ha pedido a la ciudadanía la máxima disciplina social posible. La población tiene una gran responsabilidad en la contención de la pandemia y en el cumplimiento de las medidas de prevención. Es la manera efectiva de reducir los contagios.
El panorama europeo es de confinamientos, cierres y restricciones generalizadas, entre otras medidas que varían de intensidad según país. Sin embargo, mantienen la esperanza de que los contagios disminuyan.
El Reino Unido adopta un largo confinamiento
El primer ministro Boris Johnson anunció la vuelta al confinamiento. Indicó que sería de carácter severo y durará poco más de un mes, desde hasta el 2 de diciembre. Con la medida termina la estrategia de restricciones locales. Solo se podrá salir de casa para lo más esencial. Será obligatorio el cierre de los comercios y locales no esenciales, además de la hostelería.
Eso sí, la actividad docente no se detendrá. Escuelas y universidades seguirán funcionando. Johnson dijo que la idea es impedir que «el virus dañe el futuro de nuestros hijos más de lo que ya lo he hecho».
Casi minutos después del anuncio del Reino Unido, en Portugal también optaron por el confinamiento del 70% de la población.
En Portugal solo se permitirán actividades imprescindibles
El primer ministro Antonio Costa anunció que el confinamiento se aplicará por regla general a los municipios que tuvieron una incidencia superior a los 240 casos por 100.000 habitantes en las últimas 2 semanas. Solo se podrá salir de casa para las actividades imprescindibles: trabajar, ir al colegio o comprar los insumos de primera necesidad.
Son 121 localidades portuguesas, entre ellas Lisboa y Oporto, las confinadas a partir del 4 de noviembre. La instrucción es permanecer en casa a menos que se tenga que hacer algo indispensable.
Países como Austria, Irlanda y Bélgica también aplican medidas el confinamiento, toques de queda y cierre de locales no esenciales por lo menos un mes más. Intentan minimizar los contagios y evaluar si es posible darle un respiro a la economía y a la población en la época navideña.
En Francia y Alemania mantienen las medidas restrictivas que entran en vigor desde noviembre. Esperan que la tendencia disminuya. Mientras tanto, en Italia evalúan otras restricciones, aunque no está en la mira un decreto de confinamiento.
Así se da la segunda ola de contagios de la COVID-19 en Europa. Un panorama que se podría mantenerse un buen tiempo, si es realidad un estudio de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, que muestra que el virus perfecciona las tácticas que pueden hacerlo más exitoso y estable en su replicación y propagación.
El coronavirus está mutando para su mejor propagación
Investigadores y estudiantes de la Universidad de Illinois publicaron en la revista Evolutionary Bioinformatics los resultado del rastreo de la tasa de mutación en las proteínas codificadas por material genético comenzando con el primer genoma del SARS-Cov-2 publicado en enero y terminando con más de 15.300 genomas en mayo.
El equipo determinó que en algunas regiones se están produciendo mutaciones, lo que indica que el virus se adapta de forma continua al entorno del huésped. Aunque también vieron que la tasa de mutación muestra signos de desaceleración en algunas regiones.
Los expertos son claros sobre sus hallazgos: en principio, son malas noticias. El virus se cambia constantemente, pero conservando cosas que le son útiles o interesantes, de acuerdo con el autor principal del estudio, Gustavo Caetano-Anolles, profesor en el Departamento de Ciencias de los Cultivos de Illinois.
Pero no todo tiene que ser necesariamente malo. La estabilización de ciertas protenías con la que dieron puede ser una noticia positiva para el tratamiento. Conocer estas proteínas y estructuras es importante paras las vacunas y otras terapias que se pueden desarrollar contra la COVID-19.
En el estudio los especialistas dan cuenta de que un aminoácido en el sitio 614 del virus fue reemplazado por otro, una mutación que se apoderó de la población de la COVID-19 durante marzo y abril. Tras este cambio, el virus aumentó su propagación e infectividad. Si bien en un estudio anterior se asoció es mutación con una mayor carga viral sin efecto en la gravedad de la enfermedad., ahora sí se le relaciona con mayores tasas de mortalidad.
Todavía hay análisis que hacer para entender en su totalidad el papel de la mutación en la virulencia, pero los expertos apuntan que claramente tiene que ver con la entrada en las células huéspedes. Es necesario seguir investigando.
Además, los especialistas también notaron que las regiones del proteoma del virus se vuelven más variables con el tiempo. Son zonas que se deben mantener vigiladas porque el aumento de la variabilidad no aleatoria de estas proteínas sugiere que el virus busca mejores formas de propagación. Son proteínas que intervienen con las defensas antivirales propias del ser humano y justamente su mutación podría explicar las respuestas inmunológicas responsables de tantas muertes.
Pero la lucha en contra del virus continúa pese a sus mutaciones. Desde distintos frentes los científicos trabajan para contenerlo. Uno de ellos es Israel, que ya tiene una vacuna en fase de pruebas en humanos.
Vacuna israelí inicia fase de pruebas en humanos
Segev Harel fue el primer voluntario en recibir la vacuna israelí contra la COVID-19 que desarrolló con éxito en animales una respuesta inmunitaria eficaz. El director general del Ministerio de Salud, Hezi Levy, declaró que tienen muchas esperanzas en avance del Instituto de Investigación Biológica de Israel.
El primer voluntario se encuentra en el hospital Sheba, cerca de Tel Aviv. Allí estará vigilado durante las primeras horas antes de que le den el alta médica. En el hospital Hasassah de Jerusalén administrarán la vacuna a un segundo voluntario. Los dos participantes recibirán seguimiento durante tres semanas para la evaluación de los resultados.
De concluir todo el proceso de forma exitosa, los ensayos se ampliarán a 80 participantes israelíes de entre 18 y 55 años de edad. Para el mes de diciembre está prevista una segunda etapa con 960 voluntarios mayores de edad en centros médicos de el país.
Para los meses de abril y mayo de 2021 está fijada la tercera y última etapa. Incluye las pruebas en 30.000 participantes, justo antes de recibir la autorización para su uso masivo.
La vacuna ya tiene nombre comercial, «BriLife», un juego de palabras entre el término «salud», en hebro (briut), la abreviatura de Israel (il) y la palabra inglesa «life», que es vida. El Instituto prevé producir al menos 15 millones de vacunas tanto para israelíes como para «sus vecinos de la región».
Además, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, indicó que también el país negocia para adquirir vacunas que se están desarrollando en otras partes del mundo. El objetivo es estar lo más blindados posibles ante un virus que sigue causando estragos en el mundo.
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