Por Miguel Ángel Artola
02/04/2017
¿Hay más corrupción en América Latina? ¿O el motivo de que cada vez haya más noticias es que han aumentado los controles y la preocupación popular por estos casos? Alejandro Salas es el director regional para América de Transparencia Internacional. Desde su sede central en Berlín ha mantenido una charla con Cambio16 para analizar las repercusiones en la zona de la investigación Lava Jato y de sus ramificaciones, como el caso de sobornos de la constructora Odebrecht.
“Honestamente es muy difícil saber de manera científica si hoy en día hay más gente investigada, lo que sí creo que interesa resaltar dentro de un escenario que aparece como muy negativo es justamente que ahora hablamos más de corrupción porque algunos mecanismos implementados a lo largo de las últimas décadas parece que han funcionado mejor”, sostiene el mexicano, buen conocedor de las corruptelas que azotan a su país y al resto del continente.
El periodismo independiente, de investigación, tiene acceso a nuevas herramientas que ayudan en sus investigaciones y además en algunos países –como es el caso de Brasil– jueces y fiscales “se la juegan” para dar con los corruptos y enjuiciarlos. Destaca Salas que lo visto en Petrobras y luego en Odebrecht, demuestra que no estamos asistiendo a la acción corrupta de un individuo. “Se trata de un sistema organizado para saquear dinero del Estado en beneficio de los propios empresarios con el fin de canalizar dinero a partidos políticos y asegurarse que los amigos siguen en el poder”.
Es, por lo tanto, un sistema completamente organizado y con un modelo corrupto que afecta a todos los agentes políticos, sean del color que sean. En los próximos meses podemos asistir a nuevos casos Odebrecht, ya que como afirma Salas, la justicia sigue la pista a otras grandes constructoras. También pueden dar mucho de sí las declaraciones de los abogados panameños del bufete Mossack-Fonseca. Más de un alto dirigente político tiene que estar temblando ante la posibilidad de que tiren de la manta.
Otra buena noticia para el directivo de Transparencia Internacional es la especie de pugna entre los fiscales y procuradores de algunos países involucrados por demostrar qué sistema goza de mayores garantías y cree que también se está demostrando así que algunos Gobiernos no tienen tanta prisa en saber qué ha pasado con los sobornos de Odebrecht y de otras compañías que aparecen en el sumario Lava Jato. México, República Dominicana y Venezuela serían tres de los países en los que deliberadamente las investigaciones avanzan con mayor lentitud. Pero también en esos países hay motivos para el optimismo.
Alejandro Salas pone como muestra las concentraciones populares en República Dominicana para exigir al Ejecutivo de Danilo Medina una investigación transparente de las comisiones pagadas en el país por Odebrecht, o las acciones de periodistas y activistas en Venezuela para denunciar el saqueo de las cuentas públicas. En este último país activistas de la propia Transparencia Internacional junto con varios periodistas independientes fueron arrestados por efectivos de inteligencia cuando filmaban un puente “abandonado en medio de la nada” que Odebrecht dejó a medio construir. Si bien fueron posteriormente puestos en libertad que los servicios de información de un país trabajen por encubrir el caso no deja de ser una prueba de la implicación institucional.
Queda mucho por hacer para frenar la corrupción en América Latina y la receta de Transparencia Internacional no es otra que trabajar en la prevención. Para ello es básico que se empodere a los órganos fiscalizadores o que los presupuestos públicos se encuentren accesibles para todos los ciudadanos en internet. Solo si los corruptos son conscientes de que pueden terminar entre rejas y pagar por sus acciones se podrá poner coto a estas prácticas que se extienden por el continente.