Determinar si el coronavirus está en el aire es un debate que enfrenta actualmente a la OMS y a científicos de todo el mundo. El solo admitirlo resulta duro, pues evoca momentos difíciles para la humanidad como el de la peste bubónica durante la Edad Media. Pero si se comprueba que el virus de la COVID-19 se propaga por el aire, afectaría toda nuestra vida actual.
Un viaje de regreso a la Edad Media que podría no estar muy lejos. Las autoridades en China cerraron esta semana cinco puntos turísticos de la región de Mongolia luego de confirmar un caso de peste bubónica. El caso se registró en la ciudad de Bayannur, al noroeste de la capital, Pekín, según informó la agencia de noticias Xinhua.
La peste bubónica, peste negra o muerte negra es una de las pandemias más devastadora que registra la humanidad. Afectó a parte de Europa y Asia entre 1347-1353 y se calcula que causó la muerte a por lo menos 25 millones de personas.
A Thomas Sydenham, considerado el Hipócrates inglés; y al famoso epidemiólogo italiano Giovanni María Lancisi les atribuyen la formulación de la teoría del miasma. Según esta, las emanaciones fétidas de suelos y aguas impuras, muy comunes en la Edad Media, eran las causantes de enfermedades como la peste bubónica.
Así se creyó hasta mediados del siglo XIX, cuando el conocido científico francés Louis Pasteur comprobó la teoría de los gérmenes. Esta determinó que los virus, gérmenes o bacterias son los causantes de una amplia gama de enfermedades. Fue así que se lograron innovaciones tan importantes como vacunas, antibióticos y la esterilización e higiene para controlar la propagación de enfermedades contagiosas.
Coronavirus y su propagación por aire
En una carta dirigida hace una semana a la Organización Mundial de la Salud (OMS), 239 científicos de 32 países solicitaron al ente revisar sus criterios acerca de la propagación del SARS-CoV-2, causante de la COVID-19.
Los científicos cuestionan la posición de la OMS, que sostiene que el nuevo coronavirus se propaga principalmente a través del contacto con personas u objetos contaminados. Este criterio se sustenta en la teoría de los gérmenes.
“Eso es parte de la cultura de la medicina de principios del siglo XX”, dijo el doctor Donald Milton, aerobiólogo de la Universidad de Maryland y autor principal de la carta, citado por la agencia Reuters.
«La cámara lenta de la OMS sobre este tema desafortunadamente está ralentizando el control de la pandemia» del nuevo coronavirus. Es la opinión de José Jiménez, químico de la Universidad de Colorado, otro de los firmantes de la carta.
Los científicos alegaron en su carta que “muchos estudios retrospectivos conducidos luego de la epidemia de SARS-CoV-1 demostraron que la transmisión aérea era el mecanismo más probable para explicar” la epidemia de SARS de 2003.
En respuesta a la carta, la OMS se mostró esta semana dispuesta a reconsiderar su posición. Maria Van Kerkhove, directora técnica de la OMS para la pandemia de la COVID-19, recordó que la organización nunca ha descartado la posibilidad de la transmisión del nuevo coronavirus a través del aire.
Pero exigió pruebas contundentes que lo demuestren, pues de ello dependerán las recomendaciones a seguir para detener la propagación del nuevo coronavirus.
Nuevas medidas por el nuevo coronavirus
Si se comprueba que el coronavirus se propaga por el aire “afectaría toda nuestra forma de vida”. Quien lo advierte es el Dr. John Conly, integrante del grupo de expertos que asesora a la OMS sobre esta materia.
“Y es por eso que es una pregunta muy importante”, añadió el experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Calgary, citado por Reuters. «En mi mente, quiero ver evidencia de esas brumas finas», apuntó.
Hasta ahora, la comunidad científica coincide en que el virus se transmite a través de gotas de saliva que expulsa una persona portadora cuando habla, tose o exhala. Pero difieren en lo que ocurre cuando estas partículas de saliva son exhaladas en espacios cerrados.
Según la OMS, las partículas pueden recorrer un máximo de dos metros y luego caen al piso o a superficies como mesas. Por eso recomiendan a las personas usar mascarillas, mantener una distancia de al menos dos metros entre unas y otras y lavarse las manos.
En cambio, los firmantes de la carta dicen que hay evidencias de que hay gotas imperceptibles – las que llaman aerosoles – mucho más livianas. Por ello pueden mantenerse más tiempo en el aire o ser empujadas por el viento a una distancia mayor de dos metros en espacios cerrados. “Particularmente en aquellos muy concurridos y con una ventilación inadecuada en relación con el número de ocupantes”, advirtieron.
Bajo este escenario serían necesarias otras medidas, se atrevió a vaticinar el periódico estadounidense The New York Times cuando divulgó la carta ante la opinión pública. En lugares cerrados, como oficinas, salones de clases, supermercados y otros comercios, habría que aplicar medidas para eliminar el coronavirus en el aire.
Sería una carga económica sin duda onerosa para los países pobres, un factor que debe evaluar la OMS al momento de hacer sus recomendaciones.